La invasión de Ucrania que Rusia comenzó el 24 de febrero se ha saldado, 300 días después de aquella fecha, con la pérdida documentada de más de 2.000 carros de combate por parte de ambos bandos. Son casi siete unidades por jornada, lo que muestra que esta campaña está suponiendo una abrumadora maquinaria de eliminar tanques (todo un símbolo de la guerra moderna, como apuntó Erich Maria Remarque en su afamado libro Sin novedad en el frente). Si ampliamos el balance al resto de material de calado que se está empleando en este conflicto, obtenemos un resultado de más de 11.000 sistemas perdidos en los enfrentamientos, incluidos distintos tipos de blindados, vehículos, aviones, helicópteros, drones, sistemas de misiles y radares.
El uso masivo de sistemas contracarro y antiaéreos empleados desde las primeras batallas explica en buena medida el ingente volumen de material que ya ha quedado fuera de combate. El constante suministro de este tipo de sistemas por parte de países occidentales, particularmente armas como los misiles Javelin y Stinger enviadas por Estados Unidos, ha causado buena parte de las pérdidas de equipos rusos, que son los más perjudicados hasta ahora, de acuerdo con las evidencias videográficas y fotográficas recogidas por los analistas del portal neerlandés Oryxpioenkop. En este punto interesa tener en cuenta que el lado Ruso deja mayor número de pruebas documentadas en el terreno debido a que es el invasor, lo que no ocurre con la parte ucraniana, donde es más difícil que los civiles, por ejemplo, dejen evidencias de las pérdidas de su Ejército.
En total, Moscú ha perdido, entre los abatidos, abandonados y capturados, más de 1.580 carros de combate, en su gran mayoría derivados de los modelos de origen soviético T-72, y T-80, y, en menor número, de los más antiguos T-62 y T-64. También se ha dejado sobre el terreno al menos 36 T-90, más modernos, incluidos ocho unidades de la variante T-90M, el carro de combate más avanzado de los que se encuentran actualmente operativos con las tropas rusas, y que apenas lleva dos años en servicio. El primer registro de uno de estos tanques abatido, fechado el 4 de mayo ,se percibió como un duro golpe al orgullo del Kremlin, ya que su propaganda se refería a él como un carro “indestructible, imparable y sin rivales en la OTAN”.
La gran cantidad de tanques que se están cobrando los combates en Ucrania no significa necesariamente que se trate de un arma que ha quedado obsoleta en el campo de batalla moderno, frente a los nuevos sistemas anticarro, incluido el uso de drones tanto de combate como directamente empleados a modo de proyectiles (loitering munition). Precisando algo más, el uso masivo de misiles antitanque portátiles como el Javelin estadounidense y el NLAW británico, y también la utilización de drones de combate turcos Bayraktar TB2, equipados con misiles anticarro, está detrás de las enormes pérdidas de blindados rusos detectadas por los analistas desde el primer mes de los combates.
Pese a las voces que ya apuntaron en esos momentos que los carros de combate y los blindados son demasiado caros y fáciles de destruir por armas ligeras antitanque y drones en la guerra moderna, numerosos expertos han coincidido en que esto no está tan claro. En el caso de Rusia, la falta de apoyo aéreo, de artillería e infantería parecen haber pesado notablemente en sus grandes pérdidas de medios blindados. La solución, por tanto, pasa por un buen uso de armas combinadas en operaciones multidominio.
También parece importante plantearse la conveniencia de contar con nuevos carros de combate más ligeros que operen coordinados con vehículos terrestres no tripulados (UGV, por las siglas de este concepto en inglés), según apuntan algunos especialistas. De ese modo, dejaría de haber sistemas de sensores y armas concentrados en una sola plataforma para diversificar los distintos papeles entre diferentes sistemas (sensores de largo alcance en drones, señuelos en otros drones, el arma principal en un robot terrestre y en un vehículo de mando y control pequeño y bien protegido el elemento humano que lo maneja).
Teniendo en cuenta todo esto, y mientras se dilucida el futuro del uso de los carros de combate, se puede concluir que Rusia no ha sabido utilizarlos adecuadamente en Ucrania; algo de lo que las fuerzas locales se han aprovechado para infligir grandes pérdidas al enemigo.
Más unidades al campo de batalla
Que los tanques no han perdido vigor en la guerra también queda evidente por el afán de las dos partes por seguir enviando estos recursos a primera fila. Kiev lleva desde el principio de la invasión pidiendo más carros de combate a los países occidentales, y de hecho ya ha recibido unos 410, principalmente T-72M, sobre todo de Polonia (más de 230). Además ha capturado más de 530 tanques al enemigo, del que también se ha encontrado con unos 60 abandonados. Por tanto ha obtenido en total un millar de unidades con las que no contaba al comienzo de la guerra. Ese número más del doble de los aproximadamente 440 carros que a su vez ha perdido Kiev en el conflicto, según los registros citados. De este modo, Ucrania parece disponer ahora de más tanques de los 2.600 de los que disponía antes del comienzo de la guerra, y que, en todo caso, es una fuerza mucho menor a los más de 12.400 que se contabilizaban entonces en el arsenal ruso; si bien no todos se encontraban en estado de combate, según distintos analistas.
En todo caso, las enormes existencias de carros rusos le está permitiendo continuar con los enfrentamientos pese a que en apenas cuatro meses y medio ya había visto como los campos Ucranianos se tragaban al menos 850 unidades, más que todas las existencias de tanques de Alemania, Reino Unido y España juntas. Además, se conoce que Moscú ha recibido casi un centenar de tanques T72 de su aliado Bielorrusia, lo que no resulta un número demasiado importante teniendo en cuenta los altos números de carros propios con los que ya contaba.
El exitoso Javelin
El uso masivo de misiles anticarro portátiles Javelin, suministrados por EEUU, ha resultado tan exitoso en el teatro ucraniano que su fabricante, Lockheed Martin, optó por doblar su producción, de unos 2.100 misiles al año, para poder atender la demanda apenas dos meses después del comienzo de los combates. Ucrania asegura que en los primeros momentos llegó a emplear hasta 500 de estos misiles en un solo día para hacer frente a los blindados rusos. Con ellos Kiev hizo la punta de lanza de su defensa en las primeras etapas de la guerra, lo que le permitió resistir a la espera de la llegada, algo después, de ayuda militar de mayor calado, incluidos blindados y sistemas de alta potencia como los lanzacohetes Himars.
El Javelin es un modelo de misil que lleva operativo desde 1996. Su peso alcanza los 11,8 kilos, y es disparado por un lanzador que a su vez pesa 6,4 kilos. El alcance del que es capaz llega a los 2,5 kilómetros y es de tipo “dispara y olvida”, lo que implica que una vez lanzado no necesita ser guiado, sino que sigue automáticamente al blanco gracias a su buscador infrarrojo.
Entre sus características generales destaca la capacidad de atravesar sistemas de blindaje, que le permite su doble detonación; la primera para superar la coraza reactiva con la que pueda estar dotado el objetivo, y la segunda para atravesar el blindaje básico del mismo blanco. Estas capacidades siguen demostrándose efectivas en los combates dentro de Ucrania, aunque el protagonismo inicial de los carros de combate ha quedado en parte diluido ante una nueva fase donde la artillería ha pasado a ocupar en buena medida el primer plano.