Tal día como hoy, 15 de noviembre, pero de 1533, las tropas lideradas por Francisco Pizarro toman Cuzco, la entonces capital del imperio incaico, después de que se dieran varios enfrentamientos contra el ejército de Atahualpa. Pizarro contó con la ayuda de aliados indígenas y de una fracción de la nobleza incaica.
La toma de Cuzco fue diferente a las anteriores batallas libradas entre la corona española y el imperio inca, pues esta última condujo directamente a la caída de la civilización incaica, marcando el final de la primera fase de la conquista española del Tahuantinsuyo.
Los españoles y sus aliados llegaron al pueblo inca de Cajamarca (Perú), donde Pizarro solicitó verse con Atahualpa, quien accedió, confiado en su ejército de 80.000 hombres. El primer encuentro finalizó con ambos bandos retirándose, pero Pizarro llevó a cabo una emboscada en la que murieron 7.000 incas debido a la diferencia de armamento entre los españoles y los locales, a pesar del gran número de soldados de estos últimos.
Atahualpa, que fue capturado vivo, fue ejecutado el 26 de julio de 1533 en la Plaza de Armas de Cajamarca. Tras aquello, los españoles se dirigieron a conquistar Cuzco, luchando primero contra tropas leales a Atahualpa en Hatun Xauxa.
Pizarro y sus hombres vencieron a un ejército en retirada en Vilcashuaman, aunque fueron derrotados cuando se dirigían hacia Cuzco tras una emboscada. Finalmente, Cuzco cayó en manos de Pizarro el 15 de noviembre de 1533.