“Con toda la discreción”, como recuerda la ministra de Defensa, Margarita Robles, España continúa con el plan de ayuda a Ucrania desde tres frentes: envío de material, ayuda sanitaria y adiestramiento de tropas. Lo próximo serán dos sistemas antiaéreos Hawk a sumar a los cuatro ya enviados a petición de la OTAN, una batería de obuses 105/14, para cuyo uso 21 ucranianos se están adiestrando ya en Almería, y más generadores para suplir los problemas de falta de electricidad en el país.
El envío de material y el adiestramiento de ucranianos en España (19 ya se han formado en el manejo de los sistemas de defensa atiaérea Aspide en Zaragoza, 21 están estos días en Almería y 64 “casi civiles” llegarán pronto a Toledo para recibir formación general como soldados) fue anunciado directamente por Robles ante la jefa de Relaciones Bilaterales para la Región Europa, la coronel ucraniana Yulia Tapaciok, que agradeció la ayuda y recordó que España, “pese a ser un país de sol, fue el primero que nos envió uniformes de invierno”. Robles no pudo evitar completar la frase de la coronel: “77.000 uniformes a los que hubo que quitar a mano la bandera española uno a uno para poner la ucraniana”. La coronel tampoco se quedó atrás en lo que a mensajes se refiere: “El enemigo puede destruir nuestras casas, pero nunca nos podrá vencer a nosotros y a nuestros aliados, por eso ¡gloria a Ucrania!”.
Yulia Tapaciok junto a su intérprete. Foto: Ministerio de Defensa.
Un duro trabajo para hacer llegar el material
Sea como fuere, el envío de material a Ucrania ha sido constante desde el inicio de la invasión el pasado 24 de febrero. De hecho, España fue de los primeros países en ponerse en marcha, la misma noche del 24, para organizar envíos humanitarios. Aún no se había formado el hub que posteriormente ha coordinado los envíos de los diferentes países.
En total, el Ejército del Aire y del Espacio habló ayer de 50 vuelos a unas 11 horas por vuelo, lo que suman más de 500 horas. Y no sólo envíos propios, también se han realizado envios de material de terceros países, como EEUU, y a la inversa, terceros países, como Canadá, han llevado material español. Todo un trabajo en equipo que, según insistió la ministra, es "muy, muy complicado". En este sentido, es de recordar que para enviar, por ejemplo un lanzador de misiles antiaéreos, hay que pedir permiso a todos los países implicados en su desarrollo y construcción, luego hay que hacer firmar a los ucranianos un compromiso de que ese material se utilizará para lo que se envia (no para atacar a otros objetivos o revender en el mercado negro), y luego hay que preparar la misión a todos los niveles, hasta con sobrevuelos de prueba. Posteriormente se comprueba in situ (CNI) que el material se utiliza para lo dicho. En el caso de España, la ministra ayer certificó que hasta ahora ha sido así.
Respecto a la tan demandada discrección, los miliares presentes lo dejaron muy claro: "No podemos contar todo lo que querríamos, básicamente para que los rusos no sepan ni qué se envía, ni en qué cantidad, ni cuándo, no podemos olvidarnos que estamos hablando de una guerra".
Braco y Del Pozo. Foto: Ministerio de Defensa.
Instalaciones en España para terceros países
Robles estuvo secundada en todo momento por el secretario general de Política de Defensa (Segenpol) almirante Juan Francisco Martínez Núñez; el director general de Política de Defensa (Digenpol), teniente general Fernando José López del Pozo; el comandante del Mando de Operaciones (Cmops), teniente general Francisco Braco Carbó; y el coronel Pablo Paniagua, de la División de Operaciones del Estado Mayor del Ejército de Tierra, que ampliaron las declaraciones de la ministra con datos. También estuvo presente el jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, general de Ejército Amador Enseñat, si bien no intervino. Los militares expusieron las características del programa de adiestramiento y anunciaron, por boca del general Braco, que España está dispuesta a aceptar adiestradores de otros países de la Unión Europea en las instalaciones nacionales para que puedan ayudar a los ucranianos en su formación. En este sentido, el general Del Pozo anunció un viaje mañana mismo a Portugal donde, entre otros asuntos, expondrá esta oferta al país vecino.
El programa tiene una capacidad máxima de 400 alumnos cada dos meses, si bien será un programa “vivo”, como lo definió el general Braco, que lo hará flexible ante las coyunturas. En este sentido, el general Del Pozo añadió que, si bien el número 400 es un máximo, en un momento dado se podría ampliar si la situación lo requiere. El plan de adiestramiento tendrá una duración de dos años y no solo incluye la formación para el combate, sino también para la reconstrucción posterior a la guerra. Si la contienda se alarga o se acorta también lo harán los plazos del plan.