La mayor compañía de defensa del mundo, la estadounidense Lockheed Martin, está trabajando en el avión de combate del futuro, del que acaba de mostrar su aspecto por una vía indirecta. La empresa ha mostrado una recreación del futuro caza en un encuentro con la prensa sobre su proyecto de avión de suministro de combustible LMXT, que desarrolla a partir del A330 MRTT de Airbus. La imagen tiene como protagonista al LMXT, al que se ensalza su potencial futuro mostrándolo en vuelo suministrando combustible a un denominado NGAD.
Esto es lo que más ha llamado la atención de los asistentes a este encuentros, ya que se trata del concepto en el que Estados Unidos está trabajando para sustituir a las actuales cuarta y quinta generación de este tipo de sistemas, dentro del proyecto que da nombre a este desarrollo: NGAD, por las siglas en inglés de dominio aéreo de próxima generación.
Se trata de un programa altamente secreto, por lo que la maniobra de Lockheed Martin parece responder a la intención del fabricante de mostrar el aspecto del futuro avión de combate de sexta generación sin hacerlo explícitamente, y así eludir las restricciones que pesan sobre él, como apunta el portal estadounidense The War Zone.
Como aparece en la imagen, el diseño del NGAD que muestra Lockheed Martin tiene silueta de ala única, sin cola y con una ligera forma de diamante. Apenas sobresale la parte de fuselaje donde irá alojado el piloto, en la parte delantera, y los dos motores que luce en la cola, con escapes en forma romboide. Esta forma, explica la publicación, parece responder a una búsqueda de mayor sigilo (será incluso más difícil de ver), y un volumen interno importante para combustible, armas y sensores, además de una mayor eficiencia.
Ya vuela
Estados Unidos ya ha comenzado a volar un prototipo del NGAD, según reveló hace dos años un alto cargo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF). Incluso aseguró que el aparato ya “ha batido muchos récords”, sin especificar cuáles. De este modo, EEUU evidenció que su proyecto de avión de combate de sexta generación, con el que se superará las capacidades de los F-35 y F-22 (quinta generación) es el más avanzado, por encima de los dos que ahora se desarrollan en Europa (FCAS y Tempest), que aún deberán esperar unos años hasta ver volar sus primero prototipos.
El año pasado EEUU llegó a proponer a sus aliados europeos que estos programas de ambos lados del Atlántico avancen sincronizados de modo que no se produzcan duplicidades. Se trata de dar a los proyectos un enfoque de “transferencia y alineación estratégicas” con los aliados que redunde en beneficio para todos.
Tres grandes programas en la OTAN
En total, por tanto, los países de la OTAN están inmersos en al menos tres grandes programas de aviones de combate de sexta generación. Se trata, además del NGAD estadounidense, del franco-germano-español NGWS/FCAS (siglas de Armas de Nueva Generación/Futuro Sistema Aéreo de Combate) y del Tempest (también conocido por las siglas FCAS, pero no hay que confundirlo con la el del NGWS), liderado por Reino Unido y con apoyo de Italia y Suecia.
Los tres proyectos incluyen iniciativas relacionadas que contemplan el desarrollo de nuevos drones, armas, sensores y arquitecturas de mando y control, por ejemplo.
Distintas voces, también de responsables de algunas de las compañías implicadas en ambos proyectos (como los líderes de Leonardo y Airbus) han advertido que el futuro de los dos programas europeos sólo será posible si acaban fusionándose en uno solo, si bien en algunos momentos han trascendido disputas entre los propios socios de cada uno que los han puesto en peligro de continuidad o, al menos, de cumplimiento de plazos.