Pericles y Celaya
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Pericles y Celaya

Robles en Torrejon envio A400M municion para Ucrania Foto Ministerio de Defensa
Robles supervisa uno de los vuelos a Ucrania con munición. Foto: MDE
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En un famoso discurso el ateniense Pericles animaba a los ciudadanos a afrontar el desafío que tenían ante sí al finalizar el primer año de una dura guerra. Ante las tumbas de los caídos pedía “que quienes con obras probaron su valor, también con obras reciban homenaje”. Su discurso ha pasado a la historia como el mejor compendio de valores ciudadanos y de reflexión política cuando una sociedad ve amenazada su supervivencia. El modelo político ateniense de la época de Pericles sentó las bases de las sociedades democráticas.

En un verano intenso y repleto de visitas a unidades militares, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha asegurado que el invierno va a ser largo y difícil. Ha añadido que no somos muy conscientes de ello. No cabe duda de que los desafíos que tenemos son grandes y ante ellos hay que esperar una mayor conciencia social como reclama la ministra. También que nuestros dirigentes acompañen sus discursos con obras que ayuden a afrontar el futuro. Si es la propia ministra de Defensa quien augura dificultades la cosa no debe estar demasiado boyante, aunque el aviso a lo mejor no iba dirigido a los ciudadanos españoles sino a algunos de sus colegas.

Sin entrar en consideraciones sobre otros aspectos de política militar, en el ámbito de material la titular del departamento afronta ciertamente retos significativos para el futuro inmediato. En el ámbito de los programas, las dificultades en el programa FCAS abren la posibilidad de adquirir hasta 80 aviones F35 según ha trascendido durante el verano. La operación, valorada en unos 10.000 millones de euros, tiene su lógica por razones operativas tanto para que el Ejército del Aire pueda operar una flota sobre dos modelos, como para relevar la obsoleta flota de aviación embarcada de la Armada. Desde otro punto de vista plantea la cuestión de si, en caso de que se confirme la decisión, sería razonable establecer un marco de cooperación con nuestro aliado norteamericano que vaya más allá de una adquisición sin contrapartidas. 

La posibilidad de esta adquisición estaría, además, relacionada con la necesidad de coordinar programas a nivel europeo como reclaman algunas voces. Tanto en el caso de estos aviones como en el de otros sistemas, la industria norteamericana se está beneficiando de la escasa coordinación y de las diferencias industriales entre países europeos para plantear adquisiciones conjuntas.

En el ámbito de los programas terrestres la aprobación de la revisión crítica de diseño del VCR 8x8 parece traer luz al final de un túnel que ya es demasiado largo. Se trata de un programa sobre el que el Ejército ha basado el diseño de la Fuerza 2035 para el que es muy necesario. Pero no suficiente. Por citar solo tres ejemplos, las necesidades de modernización de artillería, tanto campaña como antiaérea, el programa de comunicaciones tácticas o la futura base logística, están pendientes de recibir financiación.

Por su parte los programas navales, tanto la futura F110 como otros programas avanzan a buen ritmo, gracias a que se sustentan sobre planes estratégicos con visión a largo plazo y al apoyo público al socio industrial de referencia que no debería fiar su futuro exclusivamente al mercado interior y mirar con más detalle la colaboración internacional, como parece que está haciendo a tenor del resultado de la última convocatoria del fondo europeo de defensa.

El ámbito espacial plantea también importantes retos. La nueva denominación del Ejército del Aire incluyendo Espacio no debe quedarse en la anécdota. Tendrá que venir acompañada de nuevos recursos, personales y materiales, que no deberían obtenerse a costa de debilitar otras capacidades. El futuro de la Agencia Espacial Española necesitará también considerar las necesidades militares. 

Ucrania como telón de fondo

Ucrania ha demostrado que nuestras necesidades a nivel estratégico, especialmente en el ámbito de la observación, están razonablemente cubiertas pero que tenemos que potenciar las disponibles en los niveles operacional y táctico.

No debemos olvidar el debate surgido sobre el estado del material almacenado. El fondo de la cuestión trae a relucir dos cuestiones. La primera tendría que ver con la necesidad de revisar nuestras políticas de material surplus. La segunda, y mucho más relevante, está relacionada con el problema del sostenimiento de los sistemas en servicio, tras una década en la que los créditos para estas necesidades han sufrido drásticos recortes. Este año el ministerio tuvo que reprogramar los pagos de compromisos para poder liberar créditos que permitiesen abordar las necesidades mínimas de mantenimiento, como se reclamaba desde el ámbito militar.

La aportación de créditos extraordinaria aprobada el pasado mes de julio está siendo bien aprovechada por los gestores. Se ha dicho que con ese dinero se están poniendo parches. Lo cierto es que están permitiendo reponer niveles y cubrir necesidades aparentemente menores que son muy necesarias para la operatividad de las unidades. Pero no se trata de que los Ejércitos aprovechen eficazmente el dinero que reciben gota a gota. Se trata de estabilizar las inversiones.

En julio el parlamento, con dos tercios de los votos a favor, aprobó una resolución que instaba al gobierno a incrementar el presupuesto de defensa por necesidades propias nacionales y para reforzar la posición europea ante una amenaza que es cierta. Un mandato que algunos miembros del gobierno están ignorando. Tanto la ministra como el presidente han asegurado que España cumplirá sus compromisos y que el presupuesto de defensa se incrementará en 2023 para alcanzar progresivamente el 2% del PIB.

Más de 2000 años después del discurso de Pericles, en uno de los más bellos poemas escrito en los años 50 del pasado siglo, el guipuzcoano Gabriel Celaya nos recordaba que las palabras “son gritos en el cielo y en la tierra son actos”. Seguramente algunos lo recordarán interpretado por Paco Ibáñez o mejor por Serrat. A los dirigentes políticos hay que exigirles obras y actos y que sus palabras no se queden en “gritos en el cielo”. La sociedad española necesita potenciar su defensa. Así lo ha pedido el parlamento y así nos hemos comprometido con nuestros aliados europeos.




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