EEUU, ​Colombia y la OTAN, una alianza que prioriza a Latinoamérica
EDICIÓN
| INFODRON | INFOESPACIAL | MUNDOMILITAR | TV
Defensa >
Análisis

EEUU, ​Colombia y la OTAN, una alianza que prioriza a Latinoamérica

Al designar a Colombia como aliado estratégico EEUU busca beneficiar a su principal socio regional pero también renovar su vínculo con América Latina.
Artillería Colombiana. Foto Infodefensa
Obús GDELS APU-SBT colombiano. Foto Infodefensa.com
|

“Por la autoridad investida en mí como presidente, declaro a Colombia Aliado Mayor Extra Otan”. Con estas palabras el presidente estadounidense, Joe Biden, formalizaba el pasado 23 de mayo el nuevo estatus del país suramericano, ahora como aliado estratégico (MNNA) de esa organización (pero sobre todo de los Estados Unidos), en esta polarizada región.

Este proceso recién comenzaba en el 2013, con la firma de un acuerdo entre Colombia y la OTAN, para el fortalecimiento de las capacidades de defensa pero con tecnología de esta organización, con el que se iniciaba de manera formal la relación entre ambos entes. Este acuerdo sería ratificado por el Congreso Colombiano en 2016, surtiéndose solo dos años después y en mayo de 2018 la declaratoria de Socio Global. 

Durante esta última década en el marco de esta relación se suceden también una serie de acuerdos de cooperación, versando estos en el fortalecimiento de las capacidades en ciberdefensa y ciberseguridad, así como en el aumento de la cooperación distintiva en desminado humanitario y la capacitación en programas del tipo OCC, todos dirigidos a facilitar el aumento de las capacidades operacionales de las Fuerzas Militares Colombianas (FFMM) dentro de los lineamientos doctrinales de esta organización y gracias también a los estándares de transparencia en el gasto militar nacional (doctrina Damasco), alcanzados precisamente en desarrollo de esos procesos de colaboración y asistencia.

Pero paralelamente se dejaban claros los alcances de esta alianza bilateral y que se suscribían -y suscriben- a la posibilidad que tiene Colombia de participar en el ámbito de operaciones no letales (operaciones de paz, encabezadas por la organización), así como al fortalecimiento de los procesos tendientes a alcanzar niveles óptimos de interoperabilidad, además de la exclusiva posibilidad de acceder al amplio portafolio académico de capacitación de la alianza y a sus centros de preparación en ciencias militares, pero también, dentro de las líneas de esfuerzo, a poder intercambiar información e inteligencia, a desarrollar programas de construcción de integridad, a cimentar capacidades logísticas, a la adquisición de capacidades para el manejo de crisis, gestión de riesgos y atención de desastres, al fortalecimiento de las capacidades en guerra asimétrica, desarrollo de cooperación en diplomacia pública y militar y acceso al programa Ciencia para la Paz y la Seguridad, así como en la construcción de gobernanza.

Adicional a ello se tiene la posibilidad de adquirir material y equipos militares de países miembros, ser beneficiarios de préstamos de material y equipos, obtener privilegios en tecnología espacial y un mayor apoyo en las áreas de preparación conjunta de operaciones antiterroristas, antinarcóticos y frente a amenazas convencionales.

En síntesis una alianza mediante la cual se pretende potenciar la posición estratégica de Colombia en la región, a través del fortalecimiento de sus FFMM, siendo esto posible gracias al respaldo y apoyo continuo de Estados Unidos como consecuencia de la iniciativa del Congreso de ese país, denominada Ley de Alianza Estratégica Estados Unidos-Colombia 2022, todo esto dentro de los marcos de gobernabilidad democrática y del desarrollo de los acuerdos de paz.

EEUU vuelve a mirar a la región

Sin embargo, y teniendo como antecedente el Plan Colombia (con más de dos décadas de implementación), llamaba la atención los tiempos escogidos y proyectados para la integración colombiana a esta organización, que se prolongaron durante casi 9 años. En este sentido, el director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (Cries) Andrei Serbin Pont, explica que “la declaratoria (como aliada estratégica), representa por un lado la necesidad de Estados Unidos de revincularse estratégicamente con la región, aprovechando un lapso preexistente con el que ya -y de facto- era un aliado regional, lo que a su vez facilitaría continuar la cooperación en los temas de seguridad y defensa con Colombia y también respondería en parte a la creciente presencia de actores extra regionales en Latinoamérica que buscan competir con EEUU, sean estos Rusia, China o incluso Irán".

Pero durante ese lapso de tiempo, Colombia dio inicio a procesos de cambio, adaptación y preparación que le permitirían precisamente poder cumplir con el lleno de los requisitos para formar parte de la alianza, tal y como lo anota el excomandante de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), general Carlos Bueno, quien afirma que las FFMM "han venido preparándose para hacer parte de esta organización, cumpliendo varios requerimientos en diferentes áreas tales como el desempeño, el profesionalismo, la ética, el desarrollo de campañas anticorrupción -entre varias otras-, que le permitieron en su momentos alcanzar el estatus de socio global y ahora el de aliado mayor".

Bueno explica también que, por ejemplo, en la Fuerza Aérea prueba de esto es la organización de sus escuadrones de combate, de transporte, de alas rotatorias, en torno a esos requerimientos, pudiendo desempeñarse de forma muy acertada en ejercicios aéreos de carácter internacional de alto nivel, gracias a la adopción de esos procedimientos.

"Y ahora bajo esta nueva condición, que es primero un voto de confianza a las altas capacidades, cualidades y desempeño de nuestras Fuerzas Militares, pero que también tiene los beneficios que incluyen poder acceder a material y sistemas de defensa de última generación, así como el intercambio en los centros académicos de preparación de los países miembros y apoyos financieros al país en otras áreas", detalla.

Sin embargo, subraya Bueno, hay además una serie de deberes y obligaciones que debe cumplir Colombia, como compartir información clasificada y el apego a los procedimientos doctrinales, "siendo en términos generales muy bueno para el país en escenarios inestables con algunas amenazas a su soberanía y una garantía de seguridad y que se puedan mantener en el tiempo y no vayan a ser alterados por gobiernos que no sean proclives a políticas que en defensa desarrolle Estados Unidos".

Por otro lado, en relación a los beneficios o ventajas que para el país representa el nuevo estatus, el senador colombiano Rodrigo Lara, considera "muy importante que Colombia sea hoy considerado aliado extra-OTAN, porque nos permite muchísimos cosas. Por un lado, obtener lo positivo de ser aliado de esa organización, sin que eso implique para nuestro país el involucramiento en conflictos externos, pero sí es muy positiva la posibilidad de compartir información, conocer, adoptar y aplicar prácticas y doctrinas -tanto convencionales como no convencionales- de los mejores ejércitos del mundo, y en el interés de apoyar el surgimiento de una industria militar nacional, nos permite poder entrar y participar en mercados muy importantes, recordando que la industria militar es un elemento esencial en el desarrollo de todas las naciones, no solo porque implica soberanía militar y capacidad de defenderse con equipamiento propio, sino porque es una forma de impulsar los procesos de generación de conocimiento y potencializar la industrialización".

"El hecho entonces de que tengamos esta nueva categoría dentro de la alianza nos permitirá acceder a material bélico de primer nivel y en el marco de acuerdos de defensa, acceder a transferencia tecnológica de punta (offset) y así poder impulsar el desarrollo de nuestra propia industria con los consecuentes beneficios y a sus mercados como potenciales proveedores", destaca Lara.

Los beneficios son de hecho -y a primera vista- evidentes, pero sin duda la actual situación geopolítica -y energética-, es un factor que ha pesado en las consideraciones estadounidenses (re-vinculación estratégica, tal como anota Serbin, que incluso explica las recientes conversaciones con Venezuela), acelerando en los últimos meses este proceso.

Modernización de sistemas

Proceso que además prolonga la actual relación bilateral entre las dos naciones en materia de defensa y seguridad, pero que sobre todo la facilita particularmente en los temas antinarcóticos y antiterroristas, pero también la amplía a aspectos como los de defensa hemisférica -ya tratada teóricamente- que debe pasar necesariamente por el reequipamiento (modernización y actualización) de los sistemas, medios y equipos de las FFMM Colombianas, que en la actualidad brindan escazas (por no decir mínimas) capacidades disuasivas, frente a potenciales amenazas regionales.

Por otro lado, es un mensaje de Estados Unidos al resto del continente, en el sentido de que está más que dispuesto a defender sus intereses frente a los de países (o potencias) que quieran o pretendan posicionarse en la región, o que ya tengan algún grado de influencia en la misma y también asegura que los procesos de modernización administrativos dentro de las Fuerzas Militares, se sigan implementando (transparencia y adecuación a la normatividad vigente de la OTAN).

De igual manera se facilitaría la materialización del Siden (Sistema Integral de Defensa Nacional), pues se harían más expeditos los proyectos para la adquisición de aquellos medios y sistemas necesarios para la urgente modernización de las FFMM y la creación de unas verdaderas capacidades disuasivas, recordando la importancia de este punto, pues el nuevo estatus no debe entenderse como un mecanismo de defensa mutua, en caso de que uno de los dos países sea agredido militarmente.

Sin embargo lo que habría que dilucidar es como una nueva administración presidencial colombiana, que se muestre distante o abiertamente contraria a las políticas antinarcóticos y/o antiterroristas estadounidenses, actuara frente a los procesos de integración cada vez mayores que se desarrollarán en virtud de este nuevo estatus y si lo alentará o lo condicionara de acuerdo a su propia agenda interna e internacional, no politizando de paso, la nueva alianza ni a sus Fuerzas Armadas, con consecuencias ya conocidas regionalmente. Esperemos que no.



Los comentarios deberán atenerse a las normas de participación. Su incumplimiento podrá ser motivo de expulsión.

Recomendamos


Lo más visto