La Fuerza Aérea ucraniana cuenta ahora con un mayor inventario de cazas para hacer frente a la invasión rusa. El secretario de prensa del Departamento de Defensa de Estados Unidos, John Kirby, ha revelado que las fuerzas ucranianas “en este momento tienen a su disposición más aviones de combate de ala fija que hace dos semanas”.
Kirby ha evitado concretar la procedencia de los aparatos adicionales, pero ha reconocido que se debe a ayuda exterior. El que la flota del país se haya incrementado, ha concretado, “no es por accidente, eso se debe a que otras naciones que tienen experiencia con ese tipo de aviones han podido ayudarles a poner en marcha más aviones”.
Con estas palabras, el portavoz del Pentágono parece insinuar que se trata de aparatos que ya estarían a disposición de Kiev, y que ahora han recibido determinados repuestos y ayudas que permiten ponerlos de nuevo en el aire. Sin embargo, durante una de las comparecencias de prensa de esta semana, Kirby ha añadido, tras advertir que no quiere “entrar en lo que ofrecen otras naciones”, que los ucranianos “han recibido plataformas y piezas adicionales para poder aumentar el tamaño de su flota de aeronaves”.
Después ha explicado que no iba a dar más detalles sobre el tema: “Creo que lo dejaría así”, ha apostillado. Pero al ser preguntado sobre a qué se refería con “plataforma”, Kirby ha reconocido que “la plataforma es un avión en este caso”. De ese modo, “han recibido aeronaves adicionales y partes de aeronaves para ayudarles a poner más aeronaves en el aire. Sí”.
En las primeras semanas de la guerra, que comenzó el 24 de febrero, se insistió en la posibilidad de enviar a Ucrania aviones de combate de origen soviético, particularmente MiG-29, (con los que los pilotos del país están más familiarizados) del inventario de distintos países. El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, fue el primero en señalar, a finales de febrero, la posibilidad de enviar plataformas de este tipo provenientes de Estados miembros que “tienen este tipo de aviones”, atendiendo a la petición que hizo el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmmitro Kuleba.
Singulares movimientos diplomáticos
Estados Unidos presionó posteriormente para que algunos socios de la OTAN que cuentan con estos aparatos los hiciesen llegar a Ucrania, como es el caso de Polonia, Eslovaquia y Bulgaria. En las siguientes jornadas se produjeron unos singulares movimientos diplomáticos a los que las palabras de Kirby parecen dotar ahora de sentido. Polonia acabó accediendo a suministrar sus aviones, pero a través de Estados Unidos. El propio Ministerio de Asuntos Exteriores polaco anunció el 8 de marzo en una nota oficial que enviaría todos sus cazas MiG-29 a la base que el Pentágono tiene en Ramstein, Alemania, lo que dejaba en manos de Washington, y con implicación de Berlín, el envío final de los aviones a Ucrania.
La medida no gustó a los estadounidenses, ni tampoco a los alemanes, que la rechazaron. “La perspectiva de que los aviones de combate [puestos por Polonia] a disposición del Gobierno de EEUU partan a una base de EEUU y la OTAN en Alemania para volar al espacio aéreo sobre Ucrania, disputado con Rusia, plantea serias inquietudes para toda la alianza”, replicó entonces John Kirby.
Sin llamar la atención
Ahora el secretario de Prensa del Pentágono deja ver que finalmente sí han llegado aviones a Ucrania, aunque sin confirmar las sospechas de que el relatado lío de comunicados tuviese quizá el objetivo de liberar de responsabilidades a los países implicados, para no ponerlos en la mira de Moscú. El Ministerio de Defensa ruso llegó a advertir de que el uso por parte de las fuerzas ucranianas de aeródromos de otros países para combatir a sus fuerzas “puede considerarse como la participación de esos países en el conflicto armado”. El temor a una expansión del conflicto a otros países de la zona, que obligaría a la OTAN a intervenir de tratarse de uno de sus socios, está detrás de los recelos que se venían mostrando al envío de aviones de combate.
Las declaraciones del portavoz del Pentágono apuntan, sin embargo, a que se ha acabado encontrando la fórmula para hacer llegar las aeronaves sin llamar demasiado la atención. En todo caso, los expertos advierten de las dificultades para dar un buen uso a este material en un teatro en el que Rusia tiene la superioridad aérea y donde Ucrania tiene escasez de pilotos listos para combatir.
Eslovaquia se lo está pensando
Por otra parte, estos días también ha trascendido que Eslovaquia está considerando donar cazas MiG 29 a Ucrania. Su flota consiste en nueve aparatos monoplaza más otros dos biplaza, concebidos para entrenamiento, si bien se estima que únicamente cinco de los primeros y uno de los segundos están en uso en la actualidad, informa Oryxpioenkop.
De acuerdo con las imágenes recopiladas por esta web gestionada por especialistas neerlandeses, Ucrania ha perdido desde que empezó la invasión al menos cuatro MiG-29, tres Su-27, cinco Su-25, tres Su-24 y otro avión de combate de un modelo sin identificar. Los expertos explican que las pérdidas deben ser mayores, ya que en este listado solo se recogen los aparatos de los que se ha obtenido evidencias fotográficas o videográficas, y no es fácil que los ucranianos difundan muchas imágenes de sus propias pérdidas.