Tal día como hoy pero en 1538, las tropas de los hermanos Hernando y Gonzalo Pizarro se enfrentaron a las de Diego de Almagro en la batalla de las Salinas por la posesión de Cuzco (Perú), ciudad que estaba bajo el poder de Almagro desde 1537 pero todos consideraban bajo su jurisdicción. La batalla se desarrolló a cinco kilómetros al sur de dicha ciudad, en las antiguas salinas indias de Cachipampa, territorio que una vez terminado el combate fue ocupado por Pizarro.
Las tensiones entre almagristas y pizarristas comenzaron tras la firma de la Capitulación de Toledo, el 26 de julio del año 1529, donde la Corona española le otorgaba a Francisco Pizarro unas doscientas leguas de la Provincia de Nueva Castilla (Perú), territorio que había explotado junto a Almagro y Hernando de Luque desde 1524. Esto molestó a sus compañeros de conquista, que quedaron relegados a un segundo plano. Tiempo después, la Corona completó la Capitulación de Toledo, dividió todo el territorio conquistado en Perú en dos gobernaciones y finalmente, otorgó la otra parte a Almagro.
El conflicto real entre los conquistadores residía en la tensión que había por el control de Cuzco y estalló cuando Almagro, alentado por sus seguidores, decidió tomar la ciudad en 1537, capturó a los hermanos Pizarro y derrotó en la batalla de Abancay a las tropas pizarristas de Alonso de Alvarado. Almagro decidió llevarse a Hernando Pizarro a la costa, pero dejó a su hermano y a otros capitanes en Cuzco, de donde pudieron escapar.
En un intento de conversación en Mala (Lima) decidieron que fray Francisco de Bobadilla sería el encargado de arbitrar, este favoreció a Pizarro y Almagro lo rechazó. Las cosas siguieron igual y esperaron a que el rey Carlos I tomase una decisión final, Pizarro consiguió la libertad de su hermano en contra de lo que el lugarteniente de Almagro, Rodrigo Orgóñez, opinaba. Este mismo fue el que se opuso a una nueva negociación propuesta por Almagro, ya que decía que era demasiado tarde, ya habían dado la libertad a Pizarro y solo quedaba el recurso de pelear.
El bando pizarrista estaba formado por setecientos efectivos, la mayoría de infantería. Destacaba de ellos su Escuadrón de Arcabuceros Imperiales, famosos por utilizar la técnica de pelotas de alambre, dos balas de plomo unidad por una cadena de hierro que hacían más destructivos los arcabuzazos. Por otro lado, los almagristas contaban con menos efectivos, concretamente quinientos. No destacaban por la infantería debido a la falta de armas, muchos inclusollevaban lanzas, pero la caballería que poseían era muy poderosa.
La batalla comenzó con una misa. Gonzalo Pizarro tomó la iniciativa y se acercó al bando enemigo cruzando el riachuelo que les separaba. Los arcabuceros consiguieron tomar altura y dañar considerablememente la caballería almagrista, lo que les dejó con su mayor potencial reducido. La lucha continuó cuerpo a cuerpo. Miles de indígenas presenciaron el combate desde cerros cercanos. Orgóñez y Lerma intentaron enfrentarse directamente con Hernando Pizarro, pero uno no consiguió encontrarlo y el segundo fue herido a penas empezar el careo. Orgoñez tuvo que rendirse al verse acorralado por el enemigo y le entregó su lanza, este le apuñaló y acabó con su vida.
Con la muerte de Orgóñez, las tropas almagristas quedaron confusas. No pudieron resistir el ataque de los pizarristas, apoyados por los arcabuces y, finalmente, Diego de Almagro observó la derrota de sus tropas. Huyó a la fortaleza de Sacsayhuamán, donde intentó esconderse sin éxito, ya que Alonso de Alvarado le encontró y le tomó como prisionero. De esta forma, lo salvó de la agresión de los soldados que se tomarían la justicia por su cuenta. Finalmente, Almagro fue procesado y condenado a muerte. La batalla duró casi dos horas y las pérdidas no superaron los 150 hombres, nueve del bando de Pizarro y 120 de los almagristas.