La opción del F-35 para dotar a la Fuerza Aérea alemana (Luftwaffe) ya no es sólo una posibilidad, sino que se está erigiendo en una opción que va ganando peso. Si hace apenas unas semanas trascendió que el avión de combate de quinta generación estadounidense volvía al tablero de adquisiciones alemán, tras haber sido desterrado sin condiciones previamente, ahora se percibe una creciente inclinación hacia la elección de este modelo como sustituto de los anticuados Tornado.
Los Tornado son los únicos cazas del inventario alemán capaces de transportar armamento nuclear, una capacidad a la que el país está obligado para cumplir con sus compromisos con la OTAN. Los Eurofighter, de fabricación europea, no están habilitados para hacerlo, por lo que Berlín se inclinó por adquirir aviones F-18 a la también estadounidense Boeing que sí pueden equiparse con estas armas, según trascendió en 2020. Sin embargo, en aquel momento la adquisición de F-35 estaba totalmente descargada, hasta el punto de que el mismísimo jefe de Luftwaffe, el teniente general Karl Müllner, tuvo que dejar su puesto en 2018 en gran medida por haber mostrado su apoyo a la compra de este modelo estadounidense; sobre todo por haberlo hecho después de que hubiese sido advertido de que acabaría despedido si volvía a citar si quiera el nombre de este caza, del que se había mostrado partidario para suceder al Tornado.
La posible compra de F-35 levantó recelos en Alemania, inmersa en el desarrollo también de un aparato de próxima generación de diseño europeo (el FCAS), por lo que hablar de un desarrollo del otro lado del Atlántico no parecía lo más conveniente para la credibilidad del nuevo proyecto. El consejero delegado (CEO) de Airbus Defence and Space, Dirk Hoke, llegó a advertir que el programa del FCAS, desarrollado junto a Francia y España, quedaría sin validez si Berlín acaba adquiriendo aeronaves estadounidenses F-35. Recientemente, por cierto, han vuelto a aflorar con fuerza las diferencias que ya existen en este programa europeo, donde en cierto modo Francia y Alemania están pugnando por su liderazgo.
El canciller viaja a Washington
Sin embargo, ahora, apenas un mes después de que trascendiese que el F-35 vuelve a estar entre las opciones de compra de Berlín, se ha conocido que de hecho Alemania se está inclinando por esta posibilidad, según informa la agencia Reuters citando fuentes de la defensa alemana y próximas a sus Fuerzas Armadas. En todo caso, no se espera una decisión a corto plazo y, de momento, las autoridades del país no se han pronunciado, si bien tampoco lo han descartado, como sí hacían hasta hace unos meses.
La nueva coalición que gobierna el país, encabezada por el canciller Olaf Scholz, ha apuntado que adquirirá el reemplazo de los Tornado a principios del nuevo mandato de cuatro años. Una de las fuentes consultadas por la agencia británica ha apuntado que se espera que Scholz plantee la posible compra esta semana, durante su viaje a Washington.
En la actualidad, cinco países del viejo continente participan en el programa norteamericano del F-35 (Gran Bretaña, Italia, Noruega, Países Bajos y Dinamarca) y cuatro más (Polonia, Grecia, Finlandia y Suiza) han optado por adquirir el modelo. Por su parte, otras tres de las tres grandes naciones europeas que no se han comprometido con el F-35, España, Alemania y Francia (los tres socios del FCAS), deberán iniciar en los próximos años programas de sustitución de modelos de sus actuales flotas de aviones de combate (el F-18 en el caso de España, el Tornado en el de Alemania y el Mirage en Francia).