El buque HMAS Sydney, de la clase Hobart, estuvo realizando pruebas de mar a finales de septiembre. Durante ese momento clave para su próxima entrega a la Marina Real Australiana, prevista para el año 2020, coincidió por primera vez con los otros dos destructores, ya entregados, de la misma clase desplegados. El Departamento de Defensa del país califica el hecho de “hito importante para el programa Air Warfare Destroyer”, conocido por las siglas AWD o destructor antiaéreo, en castellano. Con esta actuación, explica la fuente en un comunicado, se demuestra la capacidad australiana de “apoyar tres destructores de misiles guiados (DDG) en el mar al mismo tiempo”. Se trata de “los buques de guerra más nuevos y letales en la historia de la Marina”, añade el texto.
Australia firmó en 2007 con el astillero español Navantia un contrato de 285 millones de euros para la adquisición del diseño, la transferencia de tecnología, la asistencia técnica y distintos equipos y servicios para la construcción de estos buques basados en las F-100. Igualmente también contrató a Navantia la construcción adicional de distintos bloques de los barcos. Posteriormente la compañía española volvió a aumentar su participación en el proyecto.
La construcción de los AWD fue encargada a ASC y al contratista de defensa Raytheon Australia. La primera tiene como subcontratistas a las británicas BAE Systems y Forgacs y a la española Navantia.
Cuando era ministro de Defensa, David Johnston llegó a calificar el programa AWD como “uno de los proyectos de defensa más grandes y complejos llevados a cabo en la historia de Australia”. Estos nuevos destructores, de 7.000 toneladas y casi 147 metros de eslora, están preparados para alcanzar los 28 nudos de velocidad.
La primera unidad, bautizada Hobart, como toda la clase, fue entregada a mediados de 2017. La segunda, el Brisbane, presta servicio desde el año pasado, y el Sydney se prepara este mes para nuevos ensayos antes de su entrega prevista para el año que viene.