La multinacional tecnológica Indra cerró el año 2020 con unas pérdidas de 65 millones de euros, frente a los 121 millones que ganó en 2019, impactada por los efectos de la crisis mundial asociada a la Covid. A pesar de esta situación, explica la empresa, consiguió aumentar su cartera un 16% y redujo la deuda al mínimo en los últimos diez años.
La cartera alcanzó los 5.229 millones de euros en 2020, su nivel histórico más alto, con un crecimiento del 15,9% en términos reportados, respecto a los 4.511 millones del ejercicio anterior. Por su parte, la contratación neta presentó un crecimiento en 2020 del 8,4% en moneda local (del 4,7% en reportado), impulsada por el fuerte crecimiento de la división de Transporte y Defensa, lo que representa un aumento del 4,7% en comparación 3.686 millones de 2019.
Los ingresos descendieron en 2020 un 1,6% en moneda local (un 5% en reportado), pasando de los 3.204 millones en 2019 a los 3.043 millones del año pasado. El tipo de cambio contribuyó negativamente con -108 millones de euros en 2020 (-35 millones en el cuarto trimestre), principalmente por la depreciación de las divisas latinoamericanas (real brasileño y pesos mexicano y colombiano).
Mientras, el Ebitda reportado se situó en 77 millones de euros, afectado por retrasos y menor actividad, así como por el impacto de las provisiones del plan de acción (-189 millones de euros) y de la plusvalía por la venta de Metrocall (de 36 millones de euros). Y el resultado de explotación (Ebit) arrojó un resultado negativo de 33 millones.
El presidente ejecutivo de Indra, Fernando Abril-Martorell, explicó que “los resultados del ejercicio 2020 se han visto profundamente afectados en la rentabilidad por la crisis global originada por el Covid, reflejada principalmente en retrasos en los proyectos en curso y en la toma de decisiones de nuestros clientes, ante el severo deterioro macroeconómico de los principales países donde operamos, y por el impacto de las provisiones del plan de acción que la compañía puso en marcha a mitad de ejercicio para afrontar la crisis y los cambios estructurales en las necesidades de nuestros clientes”.
La deuda neta alcanzó los 481 millones de euros frente a 552 millones en 2019 y frente a 626 millones en los nueve primeros meses de 2020, quedando en su nivel más bajo desde 2010. El flujo de caja libre se situó en 83 millones de euros en 2020 (121 millones excluyendo la salida de caja de 38 millones por el plan de transformación de la plantilla), frente a ocho millones en 2019, mejorando significativamente por la positiva contribución del capital circulante.
Por regiones, la compañía en España registró un ligero descenso de los ingresos -0,6% menos-, con 1.581 millones; en América, aumentaron un 4,7% en moneda local, sin embargo, bajaron un 10,8% en términos reportados, situándose en los 593 millones; en Europa se incrementaron un 3,5% en moneda local y un 3% en términos reportados -565 millones-, y, por último, en AMEA (Asia, Oriente Medio y África), bajaron un 23,4% en moneda local y un 24 en reportado -303 millones. España representó el 52% de las ventas totales y América un 20%.
En el negocio de Transporte y Defensa, la contratación creció un 23,2% en moneda local en 2020, hasta los 1.800 millones, principalmente por la fuerte contratación registrada en el vertical de Defensa y Seguridad (del 37,5% en moneda local), tanto en España (sistemas de defensa electrónica y radares para las fragatas F110, vehículos de combate 8x8, helicópteros NH90 y actualización del simulador Chinook), como en Europa (Radar MK1 del proyecto Eurofighter) y en otros países (Túnez, Corea del Sur, etc.).
Los ingresos se situaron en los 1.120 millones en esta división, lo que implica un descenso del 5% en moneda local en 2020 y las ventas aumentaron en el cuarto trimestre de 2020 un 3% en moneda local, impulsadas por el crecimiento de Transporte y Tráfico (aumento del 9% en moneda local). En cambio, Defensa y Seguridad presentó un descenso del 4% en moneda local.
Por su parte, la cifra de negocio de Minsait (TI) subió un 0,1% en moneda local, pero se redujo un 4,5% en términos reportados, hasta 1.924 millones de euros, mientras que la contratación alcanzó los 2.058 millones de euros, un 6,9% menos en términos reportados y un 1,5% menos en moneda local.
De cara a este año 2021, la compañía prevé unos ingresos superiores a 3.200 millones de euros en moneda constante y un Ebit reportado mayor de 200 millones de euros. Además, calcula que el flujo de caja superará los 120 millones de euros, excluyendo las salidas de caja correspondientes a los planes de transformación de plantilla.
El efecto de la crisis, detalla Abril-Martorell, ha sido desigual. “Nuestro negocio de Transporte y Defensa ha sufrido un impacto mayor en los ingresos y en la rentabilidad subyacente (excluyendo los impactos extraordinarios) por el mayor volumen de retrasos sufridos, aunque la demanda de nuevos proyectos ha tenido un comportamiento muy positivo, tal y como refleja la contratación y la cartera acumulada. Minsait, por su parte, ha tenido un impacto menor en ingresos, aunque sí es elevado en su Margen operativo, sufriendo además una mayor debilidad en la demanda, que es debida en este caso también a factores estructurales de transformación en el tipo de servicios que demandan nuestros clientes”, señala.
A pesar de este entorno tan difícil, continúa, “merecen destacarse la buena evolución de la contratación y la generación de caja durante el ejercicio. La cartera alcanza su nivel histórico más elevado fundamentalmente por la contratación de Transporte y Defensa, mientras que la generación de caja nos ha permitido reducir la Deuda Neta al menor nivel absoluto de los últimos diez ejercicios”.
El presidente de Indra subraya que “a pesar del notable endurecimiento de la pandemia durante la segunda parte del ejercicio, finalmente hemos podido cumplir los nuevos objetivos de 2020 anunciados en julio para los ingresos y el EBIT en su rango inferior, y hemos logrado un destacado sobrecumplimiento en la generación de caja”.
“En definitiva, aunque la pandemia aún sigue afectando a los primeros meses de este nuevo año y continúa suponiendo una gran fuente de incertidumbre a la hora de presupuestar el ejercicio, pensamos que el nivel de partida de nuestra cartera y balance, junto con los ahorros que deberíamos ser capaces de materializar de nuestro plan de acción, deberían permitirnos recuperar los niveles pre crisis en este año, tal y como reflejan nuestros objetivos para 2021, y retomar la política de retribución al accionista en este ejercicio”, concluye.