Para Argentina, el 2020 fue el primer año bajo el gobierno del presidente Alberto Fernández. Un año condicionado no solo por la pandemia del Covid-19, sino también por la delicada situación económica que atraviesa el país. Y a pesar de este contexto, el Ministerio de Defensa, con Agustín Rossi a la cabeza, se propuso como objetivo establecer una política de Defensa que busque desarrollar la industria militar con el fin de equipar a las Fuerzas Armadas, respetando el desarrollo económico del país.
A lo largo de este año, y a partir de la emergencia sanitaria desatada por la pandemia del Covid-19, las FFAA argentinas fueron desplegadas a lo largo y a lo ancho del país en lo que se denominó Operación General Belgrano.
De acuerdo al ministerio, hasta el momento llevan más de 270 días en operaciones en los que se realizaron alrededor de 32 mil tareas de apoyo sanitario, logístico y de ampliación de infraestructura.
También se realizaron 198 operaciones aéreas que incluyen: transporte de insumos y muestras, reconocimiento aéreo, y repatriación de ciudadanos en el exterior. De acuerdo al ministro Rossi, “el despliegue militar de este año ha sido el más importante en Argentina desde la Guerra de Malvinas, por su extensión en el territorio y su permanencia en el tiempo”.
En cuanto al personal de las Fuerzas y el virus, cabe destacar que 4.687 miembros de las tres Fuerzas lo contrajeron, ocho de los cuales fallecieron.
Por último, tanto el personal como los medios de las FFAA, continuarán desplegados en 2021 para asistir en el plan logístico de vacunación.
Si bien, en el 2020 no se pudieron cumplir con todos los objetivos planteados al comienzo de la actual gestión, hay uno en el que sí se realizó un avance significante: el potenciamiento de la industria militar nacional.
Al asumir, Rossi destacó la importancia de potenciar la industria sosteniéndose sobre tres piezas claves: Fabricaciones Militares, Tandanor, y Fadea, empresas del Estado con las cuales las diferentes Fuerzas firmaron varios contratos interadministrativos.
Otros de los objetivos este año fueron: comenzar el proceso de reactivación del astillero Almirante Storni y del Astillero Río Santiago (ARS) (con la idea de finalizar las lanchas LICA de instrucción), y profundizar la alianza estratégica con Invap para el desarrollo de aquellos productos tecnológicos más avanzados.
Con la reciente aprobación del Fondo Nacional para el equipamiento de las Fuerzas Armadas (Fondef), el ministerio cuenta con una fuente de financiación fijada a través del presupuesto nacional para seguir avanzando con el reequipamiento militar.
A pesar de las dificultades económicas que atraviesa el país hace años (y agravadas este 2020) las FFAA recibieron material que fue adquirido tanto por la gestión anterior como por la actual.
En febrero de este año, arribó al país para la Armada Argentina (ARA), el buque multipropóstio ARA Bouchard (P-51), la primera de lascuatro OPV encargadas a Naval Group.
Por el lado de la Fuerza Aérea Argentina (FAA), se adquirió de Fadea un nuevo IA-63 Pampa III y los materiales equivalentes al 85% de otra aeronave, a cambio de casi 16 millones de dólares.
Además de continuar con la, nota que cubrió Infodefensa.com, para ser empleado en misiones de vigilancia, exploración y reconocimiento aéreo.
Además, se busca reconfigurar el IA-58 Pucará, modernizar doce EMB-312 Tucano, seis C-130 Hércules, tres Fokker F-28, un Lear Jet LJ-35; y de los SAAB 340, DHC-6 Twin Otter para el fomento de LADE (Líneas Aéreas del Estado).
A su vez, en octubre concretó la adquisición de tres camiones hidrantes Rosenbauer “Buffalo” Zetros 6x6. Esta incorporación se realizó dentro de acuerdo al Plan de Recuperación de Capacidades del Servicio de Extinción de Incendios (SEI) de la Fuerza.
Cabe recordar que uno de los objetivos del ministerio para la FAA era la adquisición de diez aviones KAI FA-50 Figthing Eagle, pero la operación no llegó a buen puerto, y Argentina denunció un bloqueo británico.
Por su parte, el Ejército Argentino (EA) recientemente recibió del ministerio material adquirido o modernizado durante el año que incluye: cuatro helicópteros (tres AB 206 B1 Ranger y un Huey II), 124 vehículos (10 de ellos a oruga), 36 drones Mavic 2, armamento, y equipamientos de combate y comunicaciones.
Además de los ocho miembros de las Fuerzas que fallecieron por causas relacionadas al Covid-19, la FAA sufrió el accidente del caza bombardero del A4-AR Fightinghawk, que le costó la vida a su piloto.
El 5 de agosto, el capitán Gonzalo Fabián Britos Venturini, piloto de la V Brigada Aérea (V BA) de la FAA, falleció luego de eyectarse de su avión Lockheed Martin A-4AR Fightinghawk. El hecho ocurrió al sur de la provincia de Córdoba, mientras se encontraba desarrollando el plan de adiestramiento previsto por el Grupo 5 de Caza, con asiento en Villa Reynolds, provincia de San Luis.