Aunque poco difundido por los medios generales, el encuentro celebrado el pasado 31 de enero entre directivos de empresas del sector de Defensa con el Secretario de Estado de Defensa, Agustín Conde, y la Secretaria General de Industria y Pymes, Begoña Cristeto, ha sido muy bien valorado en el sector y en el propio Ministerio de Defensa. Hay que saludar que en el encuentro las dos autoridades hayan ido de la mano mostrando la necesaria colaboración entre administraciones en el desarrollo de un sector estratégico para la economía nacional.
La colaboración entre Defensa e Industria, tradicional desde hace tiempo, pero en especial desde 1996 con el inicio del modelo de prefinanciación de grandes programas, es ahora más necesaria. Como señaló el presidente de Tedae, Adolfo Menéndez, existe un razonable optimismo en cuanto a expectativas económicas que deberían permitir iniciar, en condiciones razonables, un nuevo ciclo inversor tras casi una década de sequía.
En 2014, el Ministerio de Defensa asumió, por acuerdo de Consejo de Ministros, la competencia de potenciar el desarrollo industrial de defensa. Una política que debe desarrollar de forma compartida con las autoridades de Industria, integradas ahora en el Ministerio de Economía. La sinergia entre responsables de las políticas económicas, industrial y de seguridad y defensa está reflejada en los documentos de estrategia de seguridad nacional, y también en la agenda para el fortalecimiento industrial publicada también en 2014.
Aunque desde ese año las inversiones en defensa no han sido significativas, porque posiblemente el marco general no lo permitiese, las pocas iniciativas lanzadas vinieron de la mano de las autoridades de industria. La propia secretaria general recordó en su intervención la importancia que concede a los programas F-110 y 8x8. Su evolución futura, reconoció, sin embargo, depende de la disponibilidad de financiación y de la adaptación de las empresas a nuevos modelos industriales.
Pero como el Sedef indicó, el nivel de ambición no debe ceñirse a estos dos casos concretos. El secretario de estado abrió la puerta a la materialización de una fase inversora a través de otros programas en los que se estaría trabajando desde el lado de la demanda. En este sentido, desde el Ministerio de Defensa debe conjugarse la política de modernización de las Fuerzas Armadas con la potenciación industrial.
Sin embargo, muchos leyeron entre líneas que las nuevas inversiones no serán inminentes e incluso que está en riesgo el pago de la anualidad de los PEA correspondientes año pasado y que la ministra se ha comprometido a hacerlo este año, lo que, en cualquier caso, depende de que haya nuevos presupuestos en 2017 algo que en este momento está en duda.
En este sentido, tampoco se puede ignorar la referencia que el Sedef hizo sobre el modelo de gestión de programas, tras el proceso de centralización iniciado en 2014 y que según se dijo no solo no tiene "vuelta atrás" sino que debe potenciarse para mejorar la capacidad de gestión de adquisiciones del departamento. Una tercera idea que se une a las de colaboración entre industria y defensa y de impulso a la gestión, es la necesaria concienciación social sobre el efecto que tienen las inversiones en industria de defensa sobre el conjunto del tejido productivo.
Una idea resaltada también por el exministro Morenés en un encuentro patrocinado días antes por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) sobre las relaciones en materia de investigación entre universidad, empresas y administración. En esta labor de concienciación social se ha trabajado desde el Ministerio de Defensa, pero desde las empresas, y también desde los "agentes sociales", debe actuarse en este sentido puesto que no se trata de un problema militar sino de bienestar y desarrollo económico en beneficio de todos.
Los resultados prácticos se verán en el futuro pero parece que ha llegado la hora de hacer políticas transversales y que puede abrirse un nuevo periodo en esta legislatura. La evolución de los próximos meses en cuanto a la posible presentación (o no) de nuevos presupuestos generales en 2017 y las directrices que se establezcan para los de 2018 serán indicativos de si este camino a la esperanza se materializa.