La presencia española en Europa

La presencia del general Arturo Alfonso Meiriño a partir del próximo mes de marzo como director de la Organización Conjunta para la Cooperación en Materia de Armamento (Occar) es sin duda una buena noticia. Desde el punto de vista de la gestión de los programas en cooperación en los que participa España, se produce en un momento significativo para algunos de ellos. El A400M está en plena fase de entrada en servicio, el programa Tigre afronta hitos de decisión relevantes de cara a determinar su evolución hacia futuras variantes, y se espera iniciar a partir del año que viene la fase de desarrollo para el futuro UAS estratégico que pretende dotar a los países participantes con una solución basada en tecnologías y soluciones industriales europeas. Estos programas, y otros gestionados por la organización, son sin duda la principal responsabilidad que tendrá que afrontar.

Sin embargo no debemos perder de vista la importancia del puesto en un momento clave para el futuro de la defensa europea y especialmente para la cooperación en materia de armamento y de desarrollo de la industria de defensa.

Las iniciativas de la Comisión Europea y del Consejo Europeo relacionadas con el desarrollo del EDAP (European Defence Action Plan) plantean, entre otras cosas, una mayor coordinación entre las actividades de nivel político en materia de defensa y seguridad, con las de desarrollo de capacidades y las de establecimiento de programas cooperativos. Se trata de ligar los grandes objetivos políticos en materia de defensa y seguridad con la materialización concreta de programas para proporcionar capacidades prioritarias de una manera cada vez más coordinada entre los miembros de la Unión Europea. Sin olvidar la llamada que se hace desde Bruselas a la necesidad de potenciar el desarrollo industrial y tecnológico. El peso del desarrollo de estas políticas continuará recayendo en la voluntad de los países miembros, pero las organizaciones multinacionales están llamadas a jugar un papel cada vez más importante.

Se trata de un momento clave en el que coinciden dos españoles al frente de dos organizaciones, como Agencia Europea de Defensa (EDA) y Occar, cuyo nivel de cooperación previsiblemente se verá potenciado en un futuro más o menos inmediato.

La presencia significativa de españoles en organismos internacionales relacionados con defensa y seguridad, muestra que España cuenta con profesionales de diferentes ámbitos que tienen gran preparación y experiencia para garantizar una presencia cualitativamente importante en los diferentes organismos. Esta presencia, que se produce a nivel individual, debe complementarse con la actuación de los órganos nacionales que ostentan la representación española en los foros internacionales. En este último aspecto, el peso español en Bruselas se basa, en buena parte, en el buen hacer personal con un respaldo desde Madrid que cuenta con margen de mejora.

España cuenta con individualidades muy capacitadas y "sobradamente preparadas". A nivel nacional puede y debe realizar un mayor esfuerzo a la contribución a la defensa colectiva, como se ha comprometido la ministra en la reciente ministerial OTAN. Ese mayor esfuerzo no debe materializarse exclusivamente en una mayor aportación de recursos o de contribución militar, ya muy relevante en los ámbitos UE y OTAN. Hace falta una estrategia de posicionamiento nacional que respalde adecuadamente la presencia coyuntural de determinadas personas en puestos relevantes.

En este sentido, es importante, especialmente en materia industrial, contar con estructuras, equipos y procedimientos que desde España sean capaces de impulsar con visión estratégica el papel de España en Europa. Será en beneficio de todos porque España es una pieza fundamental en el esquema de seguridad global en una Europa que está en una encrucijada.