(Cesim para Infodefensa.com) Las fronteras físicas son espacios esenciales de interdependencia entre los actores del sistema internacional. La globalización ha convertido a las fronteras en áreas altamente dinámicas, en los que se favorece e intensifica el intercambio de bienes, servicios y personas. Los cambios globales de las últimas décadas han derivado en la creciente sofisticación y empleo de dichos espacios fronterizos en la ocurrencia de actividades ilícitas, desafiando las capacidades estatales de respuesta ante fenómenos cuyo impacto a la seguridad resulta multidimensional.
Ello ha causado que las aproximaciones contemporáneas para abordar todos los desafíos, riesgos y amenazas derivados de tales actividades se realicen desde una perspectiva de utilización integral de los medios estatales para la mitigación de sus efectos sobre la estabilidad social.
Adicionalmente, la ocurrencia de fenómenos migratorios propiciados por crisis internas han resultado en elementos emergentes cuya atención ha ocupado un grado importante de prioridad en la agenda pública de los países de la región. Esto se ha acentuado aún mas con las circunstancias político-sociales derivadas de la pandemia del SARS-CoV-2, favoreciendo el actuar ilícito de quienes pretenden facilitar el ingreso irregular de personas al país, que legítimamente buscan de mejores condiciones de vida y deben enfrentar situaciones riesgosas para transitar clandestinamente de un país a otro.
La naturaleza, duración y condiciones de tales desplazamientos migratorios constituyen un elemento de preocupación, toda vez que existiría una vulnerabilidad subyacente a ser objeto de grupos organizados que especulan con dichas necesidades, generando problemas humanitarios que los países de tránsito o destino se ven confinados a abordar.
Ante tal contexto, Chile ha comenzado a abordar estas problemáticas mediante acciones concretas. En 2019 fue promulgado el Decreto N°265 que autoriza la colaboración de las Fuerzas Armadas con las autoridades civiles y policiales. Tal colaboración se materializa a partir de medios logísticos, de transporte y tecnológicos en las tareas vinculadas al narcotráfico y el crimen organizado transnacional en las zonas fronterizas del territorio nacional. Cabe destacar que tanto la extensión longitudinal del territorio, la permeabilidad fronteriza y su accidentada geografía son constantes estratégicas que dificultan la acción del Estado en su deber de resguardar la seguridad de la nación y de su población, condiciones que las Fuerzas Armadas, y particularmente el Ejército de Chile en su despliegue terrestre, deben soslayar.
Atendiendo a la velocidad y urgencia de los fenómenos emergentes, durante enero del 2021 fue promulgada una modificación del citado decreto, ampliando la colaboración de las Fuerzas Armadas respecto al tráfico ilícito de migrantes. El propósito de dicha modificación se centra en optimizar los medios estatales para controlar el incremento de los ilícitos fronterizos propiciados por personas o grupos organizados que captan, mediante transacción o engaño, a potenciales migrantes en países de origen o de tránsito.
Con ello se intenta atenuar el impacto de estos eventos en las comunidades fronterizas, en conformidad con la premisa de favorecer una inmigración segura, ordenada y regular. Hasta febrero pasado, las cifras señalaban en promedio 300 ingresos irregulares diarios en puntos de frontera como la localidad de Colchane.
Así, las actividades que desarrolla el Ejército de Chile en la frontera norte, sumadas a aquellas propias de instrucción y entrenamiento, constituyen un elemento positivo, que refuerzan la importancia de su despliegue terrestre y que se materializan en la intensidad y relevancia adquirida en el desarrollo de la colaboración con las autoridades policiales y civiles. Concretamente, el empleo de medios institucionales robustece la labor que las policías y servicios públicos poseen respecto a la gestión integral de fronteras.
Adicionalmente, resultan destacables aquellas experiencias en cuanto al incremento del conocimiento de su área de responsabilidad y su aporte a la comprensión acabada de las dinámicas del ambiente operacional local, aspecto que contribuye sustantivamente al entendimiento situacional y, por consiguiente, a la realización de despliegue rápido y efectivo ante situaciones de crisis, emergencias y catástrofes.
Junto a ello, tanto la interacción permanente con diversos servicios públicos como una positiva recepción de la comunidad local, resultan alicientes para el desarrollo de operaciones cuyo objeto es contribuir a la seguridad de la población, al pleno ejercicio de la soberanía y al mantenimiento de la integridad territorial. Esto supone también una motivación adicional para el personal desplegado, pues su función se vuelve relevante para la comunidad y les permite instruirse en tareas de colaboración directa con la ciudadanía.
El empleo de medios del Ejército de Chile en apoyo a las tareas de control fronterizo constituye una muestra de la alta eficiencia alcanzada por la inversión en Defensa, su presencia territorial y el profesionalismo de su personal. Ello sólo es posible por la habilitación de capacidades que se derivan de su función principal, lo cual permite asumir los desafíos contemporáneos mediante esfuerzos integrados y sostenidos, en beneficio de sus ciudadanos y del país.
© Cesim Todos los derechos reservados. Este artículo no puede ser fotocopiado ni reproducido por cualquier otro medio sin licencia otorgada por la empresa editora. Queda prohibida la reproducción pública de este artículo, en todo o en parte, por cualquier medio, sin permiso expreso y por escrito de la empresa editora.