Colombia no tiene vehículos blindados de combate, si bien ha modificado el Engesa EE-9 Cascavel MK-IV para que pueda cubrir esa opción mientras el país decide si adquirir o no un tanque de verdad. En este sentido, infodefensa.com tuvo la oportunidad de dialogar con el comadante de las Fuerzas Militares, el general Alberto Mejía que, entre otras cosas, tiene la misión de aumentar las capacidades operacionales castrenses como parte del proceso de transformación del Ejército de Colombia.
Uno de los puntos principales de la entrevista fue la ya larga inquietud sobre la posibilidad de que Colombia adquiera un Tanque Principal de Batalla (MBT), vital para el complemento de las unidades blindadas de esa fuerza, manifestando en este sentido el general Mejía que “el Ejército colombiano tiene una clara responsabilidad de acuerdo a lo estipulado en el artículo 217 de nuestra Constitución Nacional, y así en un momento especifico no se cuenten con los recursos, es nuestra obligación planear, ensayar, simular y hacer todo un diseño, todo un proceso, para lograr contar con ese MBT".
El general recalcó que "esa es una aspiración de la caballería y del Ejército colombiano, a la cual yo, como comandante de la institución que represento, también me uno, es algo también legitimo poder tener esa capacidad y espero que en algún momento cuando nuestro país, cuando esa articulación que tenemos en Colombia entre el nivel político-estratégico y el nivel militar nos puedan llevar allá hacia su adquisición. Vamos a ver, en el corto plazo esto no es en este momento una de las prioridades, pero estoy absolutamente seguro que en el mediano y largo plazo si hará parte de los requerimientos no solo del Ejército sino también de las necesidades de la fuerza conjunta y del país en general”.
Frente a las declaraciones anteriores cabe recordar –como introducción a este capítulo- los comentarios realizados en el 2012 a través de Twitter, de la entonces viceministra de la Defensa de Estrategia y Planeación de Colombia, Diana Quintero, quien en ese momento anunciaba que aún y a pesar de lo expuesto por el Banco de Proyectos, en el sentido de adquirir un Tanque Principal de Batalla (MBT) para el Ejército, ese proyecto no se efectuaría por lo menos en los años siguientes.
De hecho para mediados del 2012, el Banco de Proyectos de Inversión Nacional de Colombia publicó un reporte en el cual detallaba el proceso de Adquisición de Vehículos Blindados de Apoyo a Nivel Nacional, documento a través del cual se confirmaba de manera oficial, el interés de este país en adquirir por fin un modelo de Tanque Principal de Batalla, desde los 12 M3A1 Stuart, únicos tanques que han servido hasta la fecha en esta nación y retirados hace ya varias décadas.
El mencionado reporte señalaba la intención del gobierno de esta nación, de adquirir entre otros medios mecanizados, un sistema de caballería que estaría compuesto por 52 MBT, cifras máximas en cuanto al número de vehículos a comprar y que tendría como objeto “el mejoramiento de la capacidad de cobertura en áreas de frontera. Y el mantenimiento de material para conservar una capacidad disuasiva mínima”, presupuestándose cifras aproximadas (a precios actuales) a los 37.5 millones de euros.
Estas cifras representaban el paso definitivo hacia la renovación completa del arma de caballería colombiana, que comenzó en el 2010 con la adquisición de 39 Textron Land And Marine Systems Commando Advance Guardian M1117 (mas 28 nuevos en 2012 y dos más como reposición en 2016), y con la finalización del proceso que se adelanto en 2012, para dotar a la infantería mecanizada de un vehículo APC-ASV 8x8, escogiéndose el General Dynamics Land Systems LAV III, en número de 24 unidades (más otros ocho en 2013), y particularmente de un MBT clase 40Tn con el cual se pretendía comenzar a crear capacidad mecanizada pesada, ausente a la fecha.
En este punto cabe recordar que para principios del 2004, hubo conversaciones entre Colombia y España para la transferencia -entre otro material- de hasta 46 tanques del tipo AMX-30EM2, que finalmente no se concreto, sin a la fecha conocerse las razones de ello, aunque se ha especulado en el sentido de presiones de gobiernos de países vecinos o incluso de parlamentarios de naciones europeas.
Sin embargo y superada la etapa más difícil del conflicto, el gobierno colombiano inicio –para comienzos del 2010- el proceso para evaluar, escoger y desplegar un Tanque Principal de Batalla (MBT), con el cual conformar una Brigada Blindada, compuesta entre otras unidades por dos Batallones de Tanques, cada uno dotado por 44 carros, aunque la cifra final y definitiva fue progresivamente reduciéndose por razones estrictamente presupuestarias.
Desde ese momento, oferentes sobraron frente a las necesidades planteadas, pues fueron propuestos vehículos como los LKZ T-80 rusos, los Nexter AMX-56 Leclerc franceses, los Arjum MK-II indios, los Mantak Merkava III israelíes, los Hyundai K1A1 surcoreanos, los GDLS M1A1/A2 estadounidenses, los Romarm TR-85M1 rumanos, los KMW Leopard 1V chilenos (en su momento la oferta más conocida y con mayor opción), e incluso KMW Leopard 2A de varias naciones europeas, todos en diferentes cantidades, precios y por supuesto condiciones, sin que el interés inicial hubiese desembocado en algún tipo de acuerdo o precontrato de compra.
Sin embargo, a pesar de los documentos oficiales, del interés evidente y de los múltiples contactos, el proceso se postergó hasta la decisión expuesta por la viceministra, aún estando justificado por los mismos postulados de la Política Integral de Seguridad y Defensa para la Prosperidad Colombiana, que privilegia la construcción de un mínimo de capacidades disuasivas.
En lugar entonces de proseguir con el proyecto, el Ejército Colombiano decidió crear una unidad muy similar a la Brigada de Combate Stryker, pero con la denominación de Fuerza de Tarea de Armas Combinadas (Futam), como fuerza multitarea, tanto para operar en escenarios convencionales como asimétricos y teniendo como principal medio al GDSL LAV-III 8x8 DVH, pero desafortunadamente sin contar con todos los medios de apoyo que debe tener una fuerza de esta naturaleza, incluyendo por supuesto a un MBT y realizando el proceso de manera invertida, es decir, haciendo doctrina para adaptarse a unos equipos y no creando primero una doctrina para así establecer como suplir las necesidades de defensa.
A día de hoy –y a pesar de todo- podemos confirmar que sigue existiendo el interés de poder incorporar un MBT y de continuar con los procesos de actualización y mantenimiento del material existente, pero desechándose también la posibilidad de adquirir más vehículos de tracción 8x8 y si adelantar un proceso de modernización de los TPM-113A2, del cual hay ya por lo menos una propuesta que incluye incluso la adaptación de estaciones armadas remotas del tipo RWS.
Por ello, finalmente podemos afirmar que, en su conjunto, la caballería y la infantería mecanizada colombianas, no cuentan todavía con los suficientes medios blindados (idóneos) o las cantidades óptimas, para crear un efecto disuasivo frente al despliegue regional de plataformas tecnológicamente superiores y en cantidades que desbordan los recursos propios.
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