Parecía una imagen imposible de repetir, pero lo logró: esta semana, el rompehielos ARA Almirante Irízar (Q-5) regresó al puerto de Buenos Aires tras culminar la 114 Campaña Antártica de Verano, algo que no ocurría desde hacía diez años.
Durante 104 días, el emblemático buque de la Armada Argentina abasteció con éxito las 13 bases del país en el continente blanco. El viaje era la prueba definitiva para comprobar que el Irízar estaba listo para reincorporarse a su cometido inicial, tras finalizar su reparación el pasado noviembre, como publicó entonces Infodefensa. La campaña de este año es ya un hito, si se tienen en cuenta las condiciones en las que quedó el buque polar en 2007, cuando un feroz incendio en la sala de generadores casi lo consume y lo envía al fondo del Atlántico para siempre.
Este miércoles, el rompehielos fue recibido en el puerto de la capital argentina por la secretaria de Servicios Logísticos para la Defensa y Coordinación Militar en Emergencias, Graciela Villata, quien manifestó su "orgullo" por la misión que llevó a cabo el Irízar y su tripulación. "Recuerdo cuando en diciembre lo despedíamos y muchos agoreros pensaban que el buque no tenía capacidad de rompehielos. Ahora lo recibimos después de haber realizado una campaña impecable", señaló.
Villata destacó que, durante el viaje, el Irízar pudo abastecer todas las bases permanentes y transitorias e, incluso, asistir a un pedido internacional de búsqueda de científicos de Estados Unidos. Además, logró alcanzar la base Belgrano II, la más austral del país y de muy difícil acceso.
El Ministerio de Defensa emitió un comunicado en el que hizo hincapié en que el buque cumplió un rol logístico "fundamental", al encargarse tanto de la entrega de víveres y combustible como del cambio de dotaciones en las 13 bases con las que cuenta el país austral en el continente blanco. En concreto, son seis permanentes (Marambio, Esperanza, Belgrano II, San Martín, Orcadas y Carlini), y siete no permanentes (Cámara, Petrel, Matienzo, Decepción, Primavera, Melchior, Brown), que cierran en invierno.
Para ello, llevó a bordo a 286 personas, entre personal civil y militar, y dos UH-3H Sea King, y recorrió 17.000 millas náuticas.
Desde principios de 2010, el equipo del Complejo Industrial Naval Argentino (Cinar) -que está formado por Talleres Navales Dársena Norte (Tandanor) y el astillero Almirante Storni- había asumido el "compromiso" de devolverle el rompehielos al Estado argentino, a quien pertenece desde finales de 1978, tres años después de que el Gobierno firmara un contrato con el astillero finlandés OY Wärtsilä, que se encargó de construirlo.
En este tiempo, se amplió la capacidad del buque para trasladar a más tripulantes, se digitalizó su instrumental y se incorporó tecnología de última generación, se duplicó su capacidad de transporte gas oil antártico y se aumentó la cantidad de espacio dedicado específicamente a la investigación científica en un 600%.
Los trabajos de reparación y modernización corrieron a cargo de la empresa española Sener. La actuación abarcó desde el desarrollo de la ingeniería básica y de detalle hasta la elaboración de las especificaciones técnicas de compra de equipos y sistemas relevantes, pasando por la asistencia técnica, incluidas las pruebas de mar y de hielo. Para realizar estos trabajos, Sener empleó su software Foran de diseño y construcción naval.
La tragedia que casi consume al Almirante Irízar tuvo lugar el 22 de abril de 2007, cuando una cañería que transportaba gasoil tuvo una fuga y causó un incendio en la sala de generadores, lo que destruyó el 75% de su estructura.