El terremoto que la semana pasada provocó el anuncio de los máximos mandatarios de EEUU, Reino Unido y Australia sobre la ayuda que los dos primeros van a prestar al país oceánico para obtener una flota de submarinos nucleares también alcanza a la Alianza Atlántica. La llamada a consultas a los embajadores franceses en Estados Unidos y Australia por parte de París, que se ha quedado sin el milmillonario contrato que tenía suscrito con Canberra para dotarle de 12 submarinos convencionales de la clase Attack, reeditan el desencuentro entre los dos socios de la OTAN que hace menos de dos años ya mostraron con crudeza sus distintas visiones sobre la organización. El propio presidente francés, Emmanuel Macron llegó a diagnosticar a finales de 2019 la “muerte cerebral de la OTAN” por su inacción ante un ataque turco a posiciones sirias. El entonces presidente norteamericano, Donald Trump, respondió a su vez calificando de “insultantes” las palabras de Macron, y apuntó que su actitud resultaba “peligrosa”, teniendo en cuenta que “nadie necesita más a la OTAN que Francia”.
El desencuentro abierto la semana pasada a cuenta de los submarinos acaba de momento con las esperanzas de un renacimiento de las relaciones París-Washington tras la salida de Trump de la Casa Blanca y la llegada del demócrata Joe Biden, al tiempo que centra la atención de Francia en impulsar la estrategia de seguridad de la Unión Europea mientras reflexiona sobre el futuro de la Alianza Atlántica, de acuerdo con el canal de televisión France 24.
El Ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, ha mostrado el enfado de su país por la ruptura del contrato de submarinos australianos, sustituido por un acuerdo con Washington y Londres. “Ha habido mentiras, duplicidad, un gran abuso de confianza y desprecio”, lo que ha llevado a la primera retirada de los embajadores franceses de EEUU y Australia en la historia. Le Drian ha descrito esta última acción como un acto “muy simbólico” que busca “mostrar lo infelices que estamos y que hay una grave crisis entre nosotros”.
Por su parte el ministro de Finanzas australiano, Simon Birmingham, ha insistido en el propósito de su país de “restablecer los fuertes lazos con el gobierno francés en el futuro”.
Sobre por qué no ha llamado igualmente a consultas al embajador en Reino Unido, Le Drian ha respondido que en este caso “no hay necesidad, conocemos su constante oportunismo”, y se ha referido al papel del primer ministro británico, Boris Johnson como mera “tercera rueda” en este movimiento, con cierta burla, informa la agencia AFP.
El nuevo contexto deberá ser tenido en cuenta por la OTAN mientras reconsidera su estrategia en la próxima cumbre que tiene previsto celebrar en Madrid, el próximo año, añade la fuente. Le Drian ha negado en todo caso que su país esté pensando en una posible salida de la organización, si bien insiste en que estos acontecimientos influirán en el camino que siga la Alianza tras la citada cumbre en España.
De momento, desde la OTAN no se ha emitido ningún comunicado referido a estos acontecimientos, lo que para el diario español ABC es un síntoma más del nerviosismo desencadenado en la organización.