La construcción del casco resistente del submarino HMAS Attack comenzará en 2024. Así lo han apuntado desde la dirección del programa SEA 1000, encargado de suministrar a Australia de una docena de estos buques para sustituir a la actual clase Collins a partir de 2030. La firma francesa Naval Group fue contratada hace algo más de un año para este proyecto por 50.000 millones de dólares australianos (en torno a 30.000 millones de euros al cambio actual).
La compañía estatal Australian Naval Infraestructure (ANI) ya levanta en la actualidad un nuevo complejo de construcción de submarinos en Osborne Norh, cerca de Adelaida, donde en 2023 está previsto que se fabrique una sección de calificación del casco con la que se probarán los procedimientos, el equipo y las destrezas para la construcción de los buques, informa Jane´s. Estos trabajos seguirán los requisitos del SEA 1000 marcados por el diseñador del submarino y socio constructor Naval Group.
Según la información recogida por la citada fuente, los detalles del primer contrato de construcción de estos submarinos todavía se están perfilando. El responsable de submarinos del Grupo de Capacidad y Sostenimiento del Departamento de Defensa australiano, Greg Sammut, ha explicado que aún no se ha decidido cuántos submarinos se incluirán en ese primer contrato, aunque en ningún caso se prevé que sean los 12 contemplados en total para todo el programa. Tampoco están cerrados “los diferentes modelos de fijación de precios que se podrían aplicar a las diferentes etapas del programa”. Lo que se irá concretando “a medida que nos familiaricemos más con el proceso de construcción”, ha añadido Sammut.
Los ministerios de Defensa de Australia y Francia emitieron el pasado febrero un comunicado conjunto para reafirmar el acuerdo alcanzado en este programa poco después de las críticas vertidas desde Naval Group en las que se puso en duda la capacidad de la industria australiana para asumir la mitad del programa, como estaba previsto.
Previamente, una auditoría oficial reveló, a primeros de este año, que el programa ya acumulaba “nueve meses de retraso en la fase de diseño”, cuando aún no había pasado ni un año desde la formalización del contrato. Al final, hace algo más de dos meses, se optó por derivar a la industria australiana hasta el 60% del valor del programa. Es decir, Naval Group se comprometió a otorgar a la industria del cliente la mayor parte del programa, pese a que apenas dos semanas antes el director general de la filial local de la empresa francesa, John Davis, afirmó que no la veía capaz de asumir ni la mitad de los contratos del proyecto.
DCNS (como aún era conocida entonces la actual Naval Group) se impuso en 2016 a sus competidores japoneses (Kawasaki Heavy Industries y Mitsubishi Heavy Industries) y alemanes (ThyssenKrupp Marine Systems –TKMS) en el programa SEA 1000 de Australia para dotar a su Armada Real de una docena de submarinos valorados en 50.000 millones de dólares australianos, y que estarán basados en los buques de la clase francesa Barracuda. De ahí que en un primer momento fuesen denominados como Shortfin Barracuda Block 1A. Las naves serán construidas en los astilleros de la localidad de Adelaida.
Las compañías españolas Navantia y la sueca Saab también tuvieron opciones hasta meses antes de que Australia anunciase que la opción elegida era la francesa.
Los submarinos de la futura clase Attack, como serán finalmente denominados, al igual que la primera nave, sustituirán a los actuales buques de la clase Collins, que se prevé que sean retirados del servicio a mediados de la próxima década.