Tokio no se aliará con ningún socio extranjero en su programa F-X de desarrollo de un avión de combate para sustituir a su actual flota de cazas F-2, variante local del F-16 estadounidense, desarrollada conjuntamente por Lockheed Martin y Mitsubishi Heavy Industries. Las autoridades del país se estaban planteando esta opción junto a otras dos, ambas asociadas a la implicación de un tercero. Por una parte se contemplaba un acuerdo con los británicos que lideran el programa de un caza de próxima generación denominado Tempest, junto a socios italianos y suecos; y por otro se estudiaba la posibilidad de colaboración con las compañías estadounidenses Lockheed Martin, Boeing y Nortrop Grumman.
Se da la circunstancia de que Japón no ha adquirido ningún caza que no se base en un diseño de Estados Unidos desde que terminó la Segunda Guerra Mundial. De ahí que hubiera supuesto un importante salto culminar una alianza con el programa Tempest, en el que ya están implicadas compañías europeas como BAE Systems, Leonardo, Rolls Royce y MBDA. De hecho, esta era una posibilidad sobre la que Washington estaba presionando para que no ocurriese, para no ver reducida su influencia sobre el armamento japonés. Finalmente tampoco Estados Unidos va a estar en el nuevo F-X, de factura totalmente nipona, de acuerdo con varias fuentes consultadas por la agencia Reuters.
Con esta decisión, Mitsubishi Heavy Industries se erige como principal contratista potencial de un proyecto al que se le calcula un coste de 40.000 millones de dólares. Esta empresa ya ha desarrollado un demostrador de tecnología de caza furtivo, denominado X-2.
De acuerdo con una fuente de la Agencia de Adquisiciones, Tecnología y Logística del Ministerio de Defensa del país (ATLA), se ha concluido que ni las propuestas de Lockheed Martin, ni de Boeing ni de BAE Systems “satisfarían nuestras necesidades”, informa la citada agencia de noticias.
Finales de la década de 2030
Las autoridades japonesas pretenden introducir sus F-3 a partir de finales de la década de 2030. El cronograma previsto marca el arranque oficial del programa este 2020 (inicialmente lo tenía previsto hacer el año, pero se quedó sin tiempo) y desarrollarlo durante unos 15 años.
De momento Japón ya cuenta con un primer prototipo de un futuro avión de combate furtivo, el mecionado X-2, que voló por primera vez en 2016. Se trata del primer avión de combate furtivo (stealth) de origen japonés. De momento únicamente Estados Unidos, Rusia y China han desarrollado y volado aparatos de este tipo, al menos que haya trascendido.
El país estuvo tiempo tratando de hacerse con cazas dotados de tecnología furtiva. En un primer momento se interesó por la adquisición de F-22 estadounidenses, pero esta compra no le fue permitida por EEUU, por lo que optó por la adquisición de aparatos F-35, de Lockheed Martin. Posteriormente, ante los continuos retrasos y aumentos de costes del F-35, llegó a plantearse cancelar esta operación, como recogió en su momento Infodefensa.com. Finalmente acabó adquiriendo estos aparatos, para producirlos incluso localmente, mientras desarrolla su propio modelo. A principios de 2019 transcendió la decisión de Tokio de dejar de fabricar en sus fábricas el avión estadounidense por los altos costes que le supone el proceso.
El mes pasado Japón presentó el aspecto que estima que tendrá su futuro avión de próxima generación F-3, al que algunos observadores le han puesto el sobrenombre de Godzilla, por su tamaño respecto al de otros diseños similares de futuros cazas previstos en el mundo.