El temor de Washington a ver apartada a su industria armamentista del nuevo proyecto de cooperación militar europeo ha acrecentado su postura en contra de la iniciativa. El desembolso previsto de 13.000 millones de euros entre los años 2021 y 2027 para reforzar la colaboración de los países de la UE en el desarrollo de equipos de defensa, dentro del denominado Fondo Europeo de Defensa (FED), y los proyectos transnacionales acometidos por decenas de empresas del viejo continente en la denominada Cooperación Estructurada Permanente (Pesco) no gustan a la Administración Trump por su carácter impulsor del sector europeo. Ante el riesgo de perder hegemonía en un mercado en el que Estados Unidos copa más del 80% del valor de los contratos, la administración Trump advirtió por escrito a principios del mes pasado que estos planes pueden fracturar décadas de cooperación militar, incluida la industrial, que se han mantenido a ambos lados del Atlántico.
En esa misiva, firmada por la subsecretaria estadounidense de Defensa, Ellen Lord, Washington explica directamente estar “profundamente preocupado con la aprobación del Reglamento del Fondo Europeo de Defensa y con las condiciones generales de [las iniciativas de cooperación militar industrial europea de] la Pesco”
La respuesta unos días después de la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, tratando de tranquilizar a su aliado del otro lado del Atlántico, explicándole que los nuevos proyectos europeos de cooperación miliar no impedirán la participación de las firmas estadounidenses, no ha resultado suficiente y Estados Unidos ha pasado directamente al ultimátum.
El diario El País ha accedido a documentación sobre este ultimátum. En ella se apela directamente a la posibilidad de que Europa se quede sola ante una amenaza como Rusia si sigue con sus planes de dar preeminencia a su industria miliar. “Cuando se produzca una crisis y si vuestras defensas fracasan, vuestros ciudadanos no se van a sentir muy impresionados por el hecho de que el armamento adquirido fuera solo de los países europeos”, advirtió el máximo representante estadounidense para Europa, Michael Murphy, en un encuentro con el comité de embajadores europeos de política y seguridad (COPS) en Washington el pasado 22 de mayo, según se recoge en la citada documentación.
Esta cita bilateral se celebró paradójicamente con el propósito de acercar posiciones tras las críticas norteamericanas en torno a la FED y la Pesco, a las que Estados Unidos acusa de poner dificultades a la participación de su industria. Sobre estas iniciativas, la fuente recoge una apelación de Murphy directa: “Si el lenguaje de la legislación sobre el FED y las directrices de la Pesco no se cambian, entonces la UE tendrá que elegir: o renuncia a utilizar las mejores capacidades tecnológicas que existen o desarrolla las suyas propias”. Si se dificulta que las industrias de armamento de ambos lados del Atlántico “puedan trabajar juntas”, añadió el representante de Washington, “quizá nuestros ejércitos se vuelvan menos interoperativos y no puedan combatir juntos”. Murphy afirmó que, a día de hoy, “cualquier crisis importante en Europa requerirá irremisiblemente una respuesta con EEUU, Canadá, Reino Unido y Noruega”.
En su intervención, Michael Murphy quita valor a las respuestas de la Unión Europea ante estas críticas, a las que acusa de estar “basadas en información inexacta”, y reitera su postura: “Quiero ser claro con ustedes. EE UU no podría apoyar ni el Fondo ni la Pesco si se desarrollan de la manera que parece que lo harán, según indican claramente los textos legislativos y regulatorios actuales”.