El comandante en jefe de la Armada de la Federación Rusa, almirante Nikolay Yevmenov, realizó una “visita de trabajo” a Cuba a fin de tratar aspectos relativos a la cooperación bilateral en materia naval. En el marco de las actividades programadas, el almirante Yevmenov fue recibido por el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, general de ejército Raúl Castro Ruz, quien estuvo acompañado por el ministro y el viceministro primero jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, generales de cuerpo de ejército Leopoldo Cintra Frías y Alvaro López Miera, respectivamente, ambos miembros del Buró Político del Partido Comunista.
En el encuentro, que tuvo lugar el 21 de febrero, “se constató el excelente estado de las relaciones en todas las esferas, incluida la técnico-militar, entre Cuba y la Federación de Rusia y se abordaron las perspectivas de la colaboración bilateral, así como temas de la agenda internacional”, según publicó el diario oficial Granma.
Debido a la estricta reserva que imponen las autoridades cubanas a lo relacionado con el tema militar, no ha trascendido información más específica sobre los proyectos comunes en proceso y planes futuros de cooperación bilateral acordados en materia naval. Cabe decir, además, que tampoco el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa, a la fecha, ha emitido información alguna sobre la visita del almirante Yevmenov a la nación insular caribeña.
El ultimo evento naval conocido, relacionado con los dos países, fue la visita a Cuba, en junio de 2019, de un destacamento de buques de la Flota del Norte de la Armada rusa, encabezado por la fragata Admiral Gorshkov, como informó Infodefensa.com.
La Marina de Guerra Revolucionaria, en los años más candentes de la Guerra Fría, gracias a la ayuda soviética, se llegó posicionar como una potencia naval regional. La Armada cubana dispuso en su inventario de tres submarinos, dos Project 641 (clase Foxtrot, código OTAN) y un Project 613 (Whiskey); tres fragatas Project 1159 (Koni); más de dos decenas de patrulleros misilísticos, incluidos Project 205 Moskit (OSA I) y Project 205EM (OSA II), embarcaciones de patrullaje de menor porte, buques para la guerra de minas, barcos auxiliares, entre otros recursos navales.
En la actualidad, la Marina de Guerra Revolucionaria presenta un cuadro más reducido y antiguo. Está equipada, principalmente, con los remanentes de aquella flota de hechura soviética, por lo que sus capacidades son limitadas en cuanto a operaciones de defensa de costas, frente un ataque naval extranjero, y de vigilancia efectiva de su zona económica exclusiva. De allí, se presume, el interés de Cuba de actualizar y potenciar su poder naval.
La flota cubana de combate se reduce, fundamentalmente, a una corbeta lanzamisiles Project 1241.2 Molniya II (Pauk II, código OTAN), media docena de OSA II y, al menos, dos patrulleros Project 205P Tarantul (Stenka) con capacidad antisubmarina. Se suman, buques auxiliares, de instrucción, lanchas patrulleras, entre otras embarcaciones.
Sin embargo, el activo de mayor porte lo representan dos barcos de pesca de arrastre de, aproximadamente, 2500 toneladas de desplazamiento, construidos en España en la década de los años 70, los cuales fueron convertidos en buques patrulleros con helicóptero (BPH) en astilleros cubanos. El armamento y parte de sus sistemas de radar y de control de tiro, son de manufactura soviética procedentes de unidades navales desincorporadas. Entre los sistemas de armas se incluyen misiles antibuque SS-N-2 (Styx, código OTAN), lanzadores de cohetes antisubmarinos RBU-1200, cañones ZSU-57-2 de 57 mm, y montajes bitubo 2M3 de 25 mm. Además, disponen de una cubierta de vuelo para operar un helicóptero Mi-17.
Cuba está igualmente repotenciando su industria naval. Como también recogió este medio, en noviembre de 2019, recibió un dique flotante, de construcción china, con capacidad para reparar buques tipo Panamax de hasta 65.000 toneladas de desplazamiento.