La Armada española tiene claro que los sistemas no tripulados de superficie y submarinos, los conocidos como USV y UUV, respectivamente, tendrá un papel fundamental en el futuro de las operaciones navales y trabaja ya para incorporar cuanto antes esta tecnología.
Para avanzar en este ámbito y conocer mejor qué sistemas existen y desarrolla la industria, una delegación de la Armada, liderada por la División de Planes del Estado Mayor, participa por primera vez en el ejercicio REP MUS (Robotic Experimentation and Prototyping Augmented by Maritime Unmanned Systems), organizado por la OTAN y la Marina portuguesa entre el 13 y el 24 de septiembre. Estas son las principales maniobras de sistemas no tripulados de la Alianza.
En este ejercicio, la Armada además apoya la participación de cuatro empresas españolas: Navantia, con el USV Vendaval; Seadrone, con el USV Sead 23; UTEK, con el USV Kaluga y Marine Instruments, con el UAV Airfox. Estos sistemas están llevando a cabo diferentes operaciones. El pasado 15 de septiembre, por ejemplo, los tres vehículos de superficie efectuaron un ejercicio coordinado por la Armada española en el que defendieron las proximidades de la base de los Fuzileiros de la Marinha portuguesa en la península de Troia de una incursión con lanchas rápidas.
El teniente de navío Ignacio Vicente, destinado en la fragata Santa María, explica a un reducido grupo de periodistas, entre los que está Infodefensa.com, que los objetivos de cara a este ejercicio son básicamente cuatro: adquirir experiencia y potenciar el desarrollo de vehículos autónomos no tripulados en operaciones navales; enlazar con expertos de ámbito internacional en el desarrollo y empleo operativo de esos sistemas; orientar a la industria nacional en el diseño de los sistemas acorde a las necesidades de la Armada; y preparar el ejercicio Dynamic Messenguer 22 que tendrá lugar el próximo año.
“Estamos intentando subirnos al carro de los sistemas no tripulados lo más rápido posible”, destaca el capitán de corbeta Jaime Rodríguez Tortosa de la División de Planes del Estado Mayor de la Armada.
En el ejercicio también está presente la Subdirección General de Planificación, Tecnología e Innovación (Sdgplatin) de la DGAM, como representante del Ministerio de Defensa. Los cuatro sistemas llevados a Portugal han recibido a través de diferentes vías (programas Coincidente, Rapaz, Ocean 2020…) financiación del departamento para el desarrollo de capacidades y, como explica la propia Armada, la intención es ver cómo responde cada uno de ellos y trasladar esa información a los responsables de planes. Aunque todavía no hay fechas para posibles adquisiciones, Rodríguez remarca que "creemos que estos sistemas están en el camino adecuado y la Armada ha patrocinado su presencia".
En línea con la OTAN, la Armada es consciente de que, a diferencia de los vehículos aéreos no tripulados (UAV), en USV y UUV queda mucho camino por recorrer en un entorno de amenazas crecientes. El foco está especialmente puesto en el dominio submarino. A este respecto, el REP MUS de este año, que tiene lugar entre la península de Troia y Sesimbra, se centra en la experimentación en dos entornos concretos, la guerra de minas y la guerra antisubmarina, y tiene como principal objetivo avanzar en la interoperabilidad entre diferentes plataformas autónomas y sistemas de mando y control.
Rodríguez apunta que “las comunicaciones submarinas por las características del medio son realmente el reto en el que trabaja la UE, la OTAN y los distintos países”. Uno de los desafíos, continúa, es el desarrollo de UUV que permitan el flujo rápido de información a la superficie en operaciones de guerra antisubmarina. En este sentido, tanto la OTAN como la UE tiene en marcha diferentes iniciativas para probar nuevos sistemas en este entorno.
De cara al próximo año, la Armada está preparando ya la participación en la próxima edición del REP MUS y en el ejercicio inmediatamente posterior, el Dynamic Messenger, también liderado por la OTAN en Portugal. En este último, la intención es dar un paso más y ejecutar misiones más complejas para aplicar las lecciones aprendidas en la experimentación con sistemas no tripulados por las armadas aliadas.
El plan de la Armada es enviar un barco con el sistema de combate nacional (Scomba), probablemente un buque de acción marítima (BAM), e integrar en él los tres o cuatro vehículos autónomos de la industria española que mejor responda a las necesidades identificadas por la Armada. El objetivo final, detalla Rodríguez Tortosa, es la integración de diferentes sistemas (USV, UUV, UAv) en un enjambre para llevar a cabo operaciones navales de forma autónoma.