El teniente general César Simón López es jefe del Mando Aéreo de Combate (Macom) del Ejército del Aire. Esta unidad trabaja cada día para mantener operativos los sistemas que componen la columna vertebral de la fuerza aérea española, como los cazas de combate Eurofighter y F-18 y aviones de transporte A400M, Hercules o C295.
El general recibe a Infodefensa.com en la base de Torrejón donde está el cuartel general del Macom. En una extensa entrevista, Simón analiza los desafíos que el mando tiene por delante: modernización del sistema de mando y control, la entrada en servicio del RPAS Predator B y la certificación del Componente Aéreo de la Fuerza Conjunta (JFAC), como una estructura de mando y control de las operaciones aéreas.
Durante la primera parte de la conversación, el jefe del Macom pone el foco en el estado actual de las unidades aéreas de combate. El futuro más próximo pasa por la retirada progresiva de los F-18 de Canarias y por el incremento de las capacidades de los Eurofighter de la Tranche 1. Las entregas del caza europeo finalizarán el próximo año. "En estos momentos faltan por recepcionar cuatro aviones -dos este año y dos el que viene- más otro avión instrumentado -en total cinco-, de los 72 que figuran en el contrato", confirma el general.
¿Cuáles son los principales retos del Macom en los próximos años?
El Mando Aéreo de Combate, como Mando de la Fuerza, no puede ser ajeno a los desafíos y prioridades del Ejército del Aire, y de manera muy genérica, podríamos decir que los principales retos a los que nos enfrentamos como institución están relacionados fundamentalmente con el área de personal, por la creciente falta de recursos e imperiosa necesidad de recuperar efectivos; con el área de infraestructuras, y en particular en el mantenimiento de la operatividad de las bases aéreas, como elemento esencial para cumplir nuestra misión; y finalmente la modernización y renovación del material, en concreto, las flotas que están llegando al final de su ciclo de vida y la recuperación de capacidades que se han perdido durante los años de restricciones presupuestarias como consecuencia de la crisis económica.
¿Podría destacar tres?
De manera más concreta y a corto plazo, hay tres asuntos que focalizan la atención del Macom en estos momentos; el primero de ellos, cronológicamente, es la certificación del Componente Aéreo de la Fuerza Conjunta (JFAC) como una estructura de Mando y Control de las operaciones aéreas, compromiso adquirido en el seno de la Alianza Atlántica y para el que venimos preparándonos de manera continuada durante los últimos cinco años; otro aspecto relevante es la modernización de los centros principales de defensa aérea de nuestro Sistema de Mando y Control, los cuales demandan ya una actualización para paliar la obsolescencia de los equipos que los dotan y adaptarse a las nuevas tecnologías y requerimientos de los equipos de navegación aérea; finalmente la entrada en servicio y obtención de la capacidad operativa inicial de los nuevos MQ9 Predator B, el Sistema Aéreo Tripulado Remotamente (RPA), que operará el Ejército del Aire, y que dotará a las Fuerzas Armadas de nuevas capacidades en el ámbito de la Inteligencia, la Vigilancia y el Reconocimiento (ISR). Y, todo ello, sin olvidar la permanente preocupación y atención que prestamos a la seguridad, que de manera transversal afecta y está presente en todas nuestras actividades ya sean en vuelo o en tierra.
Uno de los principales sistemas del mando, el F-18, está próximo al final de su vida útil. ¿Cómo se trabaja para mantener y modernizar la plataforma?
El EF-18, a lo largo de su ciclo de vida, ha sufrido diversas modernizaciones y actualizaciones. La última de ellas y más importante, denominada MLU (actualización de mitad de vida), le ha dotado de capacidades similares a los aviones de una generación más avanzada. En paralelo, y de manera continuada, los nuevos desarrollos del software operativo, realizados en el Centro Logístico de Armamento y Experimentación (Claex) del Ejército del Aire, siguen incorporando nuevas capacidades, y nos están permitiendo la permanente modernización de esta plataforma a nivel nacional y de manera autónoma. Actualmente están en desarrollo programas para el aumento de las capacidades de Guerra Electrónica (EW), de Reconocimiento Electrónico y para dotar a los pilotos de esta plataforma de un casco electrónico.
Los primeros F-18 en darse de baja serán los de Canarias, ¿Cuál es el estado actual de estas aeronaves? ¿Qué fechas manejan para el inicio de la retirada?
Los EF-18A del Ala 46, desplegados en la base aérea de Gando en Gran Canaria, son los más veteranos de la flota de este tipo de aviones en el Ejército del Aire. Se compraron de segunda mano a la Armada de los Estados Unidos y, además, no se les realizó la actualización de media vida. Por consiguiente, la media de horas de vuelo de sus células es superior y sus capacidades son inferiores a las de los EF-18M que dotan a las Alas 12 y 15 de Torrejón y Zaragoza y lógicamente, serán los primeros en alcanzar el final de su vida útil. En la actualidad hay en marcha un proceso de revisión y mantenimiento cuyo objetivo es mantener el sistema EF-18A operativo hasta que comience su retirada progresiva, prevista a partir del 2020.
A la espera de la compra de otro sistema, ¿planean por ejemplo el traslado de F-18 más modernos o Eurofighter desde la Península para garantizar la operatividad?
Respecto a su sustituto, todavía no hay trazado ningún plan definitivo, aunque se barajan diversas hipótesis que implican, de una forma u otra, el despliegue de aviones de caza en el archipiélago canario. Cualquiera que sea la decisión que se tome, se asegurará al 100% la integridad y operatividad del Sistema de Defensa Aérea en la zona de Canarias, incluyendo el Servicio de Alerta (QRA).
En cuanto al Eurofighter, ¿Cómo marcha el calendario de entregas?
En estos momentos faltan por recepcionar 4 aviones (2 este año y 2 el que viene) más otro avión instrumentado (en total 5), de los 72 que figuran en el contrato. Este sistema de armas, el C-16 en denominación del Ejército del Aire, está plenamente implantado en las bases de Morón y Albacete y dispone de capacidades que le permiten llevar a cabo operaciones en todo tipo de escenarios, y en cualquier teatro de operaciones. Cada día está más próximo el momento en que se produzca la transferencia de responsabilidades entre plataformas, de modo que el Eurofighter formará la columna vertebral de la Defensa Aérea española asumiendo el liderazgo que hasta hoy ejerce el EF-18.
A principios de año llegaron los primeros Eurofighter con las capacidades mejoradas aire-superficie, ¿Qué mejoras tienen previsto implantar en los próximos años?
Los aviones se entregan con unas capacidades operativas que posteriormente se desarrollan y mejoran en función de los intereses y posibilidades de cada una de las Fuerzas Aéreas que los operan. En general, como futuros desarrollos podríamos destacar el radar de apertura sintética Captor, los misiles Meteor y Taurus, así como la integración de bombas de precisión de última generación.
¿El objetivo es avanzar hacia una Tranche 3 en todas las plataformas?
En principio esto no es posible. La Tranche 1, por limitaciones de sus equipos, principalmente de hardware, estaba definida como un paso previo a los desarrollos posteriores de Tranche 2 y 3, y no tenía previsto un aumento de sus capacidades. No obstante, los aviones de Tranche 1, aunque con algunas limitaciones operativas, no dejan de ser aviones de cuarta generación. En cualquier caso, sí que es cierto que debemos intentar alcanzar el mayor grado de homogenización posible en la flota, lo cual repercute muy positivamente tanto en el plano operativo como en el del sostenimiento. Esta homogeneización se va a llevar a cabo mediante la potenciación de la capacidad nacional para el desarrollo de software embarcado, integración de cargas y certificación por parte del Claex. Ya se está llevando a cabo la integración de equipos de aviónica de la Tranche 2/3 en la Tranche 1; mejoras en DASS y radar; integración de armamento aire/aire y aire/suelo; así como integración de PODs Litening y el futuro POD de reconocimiento electrónico. También se está desarrollando por parte del EA la capacidad de empleo de gafas de visión nocturna, hasta que entre en servicio el casco Striker II, que incorporará dicha capacidad.