Perú y el desafío de Defensa de retomar el proyecto de modernización militar
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Perú y el desafío de Defensa de retomar el proyecto de modernización militar

UVision WASP
Maqueta de dron merodeador multifuncional de Uvision, tal como fue mostrada en Sitdef 2013. Foto: Peter Watson
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El Ministerio de Defensa del Perú tiene por delante uno de los más grandes retos en su relativamente corta existencia, retomar el camino de la modernización militar sin dejar de lado la asistencia a la población civil en aquellas ocasiones que sea requerido, sea en la seguridad ciudadana, evacuaciones médicas, amortiguamiento de protestas convertidas en actos subversivos por grupos de agitadores, desastres naturales, por mencionar algunos.

Si bien la Marina ha sabido adecuarse a admnistraciones estatales muy poco amigables al sector Defensa, la Fuerza Aérea y el Ejército han visto sus principales requerimientos relegados a un rincón de la congeladora, en medio de la abrumadora dilapidación de recursos presupuestales durante la pandemia, y los elevados niveles de gasto corriente en Ministerios de otros sectores que no tienen razón de ser y que reducen el espacio de financiamiento de las reales obligaciones constitucionales del aparato estatal peruano.

Allá por febrero de 2017 se hizo evidente el inminente aletargamiento de los proyectos de inversión para el reequipamiento de las Fuerzas Armadas peruanas. Por aquel entonces se pudo apreciar el llamativo gesto de sorpresa del entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski en su visita a la Casa Blanca, cuando un emocionado presidente Donald Trump le aseguró que había aprobado la venta de 178 blindados a ruedas Stryker para el Ejército del Perú

Desde ahí, todos los proyectos de modernización militar se han postergado o simplemente fueron puestos en la congeladora. Los Stryker no eran la mejor opción para el Ejército, pero eran una opción. Hoy Perú tiene los mismos vehículos blindados que en la década de los '70 e incluso un par de semanas atrás se ha vuelto a frustar la adquisición de vehículos blindados a ruedas, en esta oportunidad, de un lote mucho más pequeño de blindados (30 unidades).

Cada adquisición del sector Defensa, a pesar de ser el resultado de esfuerzos multianuales, se enfrenta no solamente a las protestas de empresas que no fueron favorecidas en los procesos de selección, sino también a la resistencia de sectores reducidos pero muy vocales de la sociedad civil que no son afines a las Fuerzas Armadas. 

La excepción se materializa en las compras de la Marina de Guerra del Perú, frecuentemente recompensadas por el apoyo de medios de comunicación y ciudadanía en su conjunto, comprando nuevo donde corresponde para construir a nivel local, y aprovechando compras de oportunidad de material de segunda mano y donaciones de material también usado pero que les resultan de utilidad temporal.

Desde la gestación de un requerimiento militar hasta la incorporación de equipos nuevos puede pasar hasta una década sin que se incorporen nuevas capacidades en el Perú. Sitdef, sin duda, la mejor feria de Defensa a nivel local y muy reconocida a nivel regional; pero aún no se consolida como la plataforma de negocios para la compra de equipos militares. 

Colaboró y bastante con la adquisición de helicópteros Mi-171SH, los aviones de transporte C-27J Spartan, los blindados anfibios LAV-II, incluso colaborando con la compra del satélite PeruSat-1, criticado hoy en día por no haber resultado ser una especie de platillo volador que puede aterrizar, rescatar a personas aisladas por lluvias torrenciales y regresar a órbita, y en el entretiempo convertirse en satélite meteorológico para predecir el clima, incluyendo la ocasional comparación desfavorable con satélites estadounidenses sin saber que esos ingenios costaron diez veces más que PeruSat-1.

Sin embargo, a pesar de los logros de Sitdef, de haber acercado más que nunca a la población a sus Fuerzas Armadas, han pasado más de diez años y el Ejército del Perú no tiene nuevos tanques, nuevos vehículos de combate de infantería, ni nuevos obuses autopropulsados y tampoco tiene los tan necesarios drones merodeadores que a manera de primicia fueron anunciados por Infodefensa allá por 2013

La Fuerza Aérea del Perú no tiene nuevos cazas, nuevos radares de vigilancia, nuevos aviones AEW&C (aunque la compra de la primera unidad ya fue aprobada en 2023 por el gobierno de Dina Boluarte), más aviones de transporte mediano C-27J Spartan, nuevos C-130J Súper Hércules o los más costosos y más capaces A-400M (tres unidades ofrecidas por Airbus, precisamente en Sitdef 2023), nuevos helicópteros de búsqueda y rescate, entre otros. Es una valla muy alta, sí; pero una valla que Sitdef puede superar.

Por su parte, la Marina anda bien encaminada, con retrasos en sus procesos, pero no atribuibles al instituto armado sino más bien a sucesivas coyunturas de inestabilidad política y a la pandemia misma, que también afectó al Ejército y Fuerza Aérea, y causó grave impacto en la vida, salud y bienestar de cientos de miles de peruanos.

El naciente año 2024 se torna así en un interesante ejercicio fiscal que puede marcar un antes y un después en la modernización de los institutos armados, al cual por cierto se puede sumar la Policía Nacional del Perú si el sector Interior es absorbido por Defensa en un proceso de reducción del gasto corriente estatal, muy necesario para asegurarle gobernabilidad a la actual administración estatal hasta 2026, año en que termina su período, y a las siguientes administraciones. 

Un Estado pequeño, con menos Ministerios, menos Gobiernos regionales y muchos menos Gobiernos locales, eficiente y fuerte, promotor de la inversión, que le ceda la iniciativa emprendedora al sector privado, siempre será el mejor punto de apoyo de una población civil que en el Perú se caracteriza por ser precisamente, trabajadora y emprendedora.

El elevado nivel del gasto corriente en el Estado peruano está contribuyendo al desempalme del presupuesto público con los ingresos recaudados, lo que se traduce en la toma de deuda pública, aumento de impuestos y de informalidad, menor bienestar general, afectando cada vez más los recursos presupuestales disponibles para el sector Defensa.



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