El Consejo de Ministros ha dado luz verde a un contrato de 576,4 millones de euros para la compra del Sistema Lanzacohetes de Alta Movilidad (Silam) del Ejército de Tierra. El contrato comprende vehículos lanzadores, munición, apoyo logístico inicial y equipamiento complementario.
Es de reseñar que este programa sufrió una ampliación hace unas semanas, cuando el Gobierno aumentó en 424 millones la partida inicial de 290 millones contemplada por el Ministerio de Defensa. En total, el proyecto tendrá un techo de gasto de 714 millones para cuatro años, de 2023 a 2027.
Desde el Gobierno aseguran que la adquisición de este sistema de armas, caracterizado por poder disparar, con precisión diferentes cohetes y misiles guiados de altas prestaciones, dotará de nuevas capacidades, potenciando su operatividad, dándose igualmente cumplimiento a los compromisos adquiridos por España en el marco OTAN.
Interés europeo en contexto de guerra
Tal como ha publicado Infodefensa.com, el proyecto verá la luz en un escenario marcado por la guerra de Ucrania. Este tipo de sistemas, relegados a un segundo plano en los últimos años, han demostrado ser muy eficaces en el frente, lo que ha hecho que la demanda se dispare. Algunos países ya se han apresurado a cerrar la compra de lanzacohetes.
En Europa, Dinamarca, y más recientemente Países Bajos, han apostado por el PULS, mientras que, al otro lado del estrecho de Gibraltar, Marruecos, que está inmerso en una carrera armamentística como la vecina Argelia, ha elegido el famoso Himars. Se da la circunstancia de que estos dos modelos, el primero de la israelí Elbit y el segundo de la estadounidense Lockheed Martin, son precisamente los dos grandes candidatos al programa.
Firma: Elbit Systems
La capacidad de estos sistemas lanzadores, dotados de flexibilidad en la configuración de sus municiones y de mayor precisión, permitirá superar las limitaciones en alcance de las municiones lanzadas por cañón, alcanzando objetivos más allá de los 300 kilómetros, con un menor consumo de munición, en contextos operativos cada más caracterizados por escenarios de denegación aérea, y adaptarse y atender de forma rápida y flexible las distintas necesidades que se puedan plantear en los teatros de operaciones, reduciendo asimismo los riesgos de daños colaterales.