Los doce años que acumula el sistema israelí Iron Dome (Cúpula de Hierro) le han valido para prestar un servicio notable (el fabricante estima que su tasa de éxito es del 90%), pero al que se le abren algunas fisuras, muy relacionadas con su coste. La ofensiva iniciada desde Gaza por Hamás este fin de semana, en la que ha lanzado miles de cohetes contra Israel, ha puesto la solución desarrollada por la compañía Rafael al límite de su capacidad, al tiempo que renueva el debate sobre la efectividad de un arma que precisa de un misil valorado en varios miles de dólares para abatir un cohete que apenas cuesta unos cientos. Como alternativa, la misma compañía israelí trabaja en el desarrollo del Iron Beam, que emplea una tecnología mucho más cara pero, una vez desplegada, apenas alcanza un coste de 3,5 dólares por cada disparo, de modo que resulta mucho más eficiente económicamente para proteger un área como la que ahora ha sido atacada, si bien precisa de un seguimiento al objetivo con el láser hasta que lo destruya, lo que limita su capacidad de abatir múltiples objetivos con una sola unidad.
Las autoridades israelíes anunciaron el año pasado el despliegue acelerado de estos nuevos interceptores de misiles basados en tecnología de energía dirigida láser. De esta manera se busca reducir los altos costes que actualmente supone el Iron Dome, al que pretende inicialmente complementar, y en el que se emplean misiles para abatir amenazas aéreas, como cohetes y drones empleados masivamente, al modo en que se está viendo estos días. El plan inicial pasaba por comenzar este año su uso experimental, para posteriormente comenzar su fase operativa, primero en el sur del país, que es precisamente la zona atacada ahora, y después extenderse a otros lugares.
La empresa explica que el sistema láser Iron Beam está preparado para derribar objetivos como vehículos aéreos no tripulados (UAV), cohetes y morteros por un coste que sus desarrolladores estiman en 3,5 dólares por disparo. El dispositivo ha sido desarrollado como alternativa con un notable menor coste de uso que el Iron Dome, que utiliza misiles para interceptar estos objetivos.
La nueva arma “nos permitirá, a mediano y largo plazo, rodear a Israel con un muro láser que nos proteja de misiles, cohetes, vehículos aéreos no tripulados y otras amenazas”, apuntó el año pasado el entonces primer ministro, Naftali Bennett. De este modo, añadió, arrebatarán “la carta más fuerte que el enemigo tiene contra nosotros”.
Bennet reconoció que la solución del Iron Dome resulta demasiado cara, frente a la nueva arma, capaz de “interceptar un misil o un cohete con solo un pulso eléctrico que cuesta unos pocos dólares”.
En todo caso, mientras termina de desplegarse el Iron Beam, la Cúpula de Hierro sigue cumpliendo su papel, como demuestra el hecho de que prácticamente los 150 cohetes y misiles que se lanzaron al comenzar el ataque contra el aeropuerto Ben Gurion, en Tel Aviv, fueron interceptados por este sistema, según los informes de la zona, de modo que estas instalaciones no sufrieron ningún daño.
Justo hace ahora un año Rafael presentó su nueva arma láser en Washington, durante la exhibición de la Asociación del Ejército de EEUU, AUSA.
El primero de este tipo con su nivel de éxito
El fabricante destaca que este sistema de armas láser de alta energía (HELWS) de clase 100 kW, es el primero de este tipo que ha sido documentado interceptando una variedad de amenazas aéreas. “Está en camino de convertirse en el primer sistema operativo de defensa basado en láser que intercepta de manera efectiva un amplio espectro de amenazas”, incluidos enjambres de mini-UAV (mini vehículos aéreos no tripulados), “con una precisión milimétrica desde un rango de unos pocos cientos de metros hasta varias millas”, explican sus responsables.
De momento, se trata de un arma diseñada para complementar el sistema de defensa Iron Dome, “reforzando la cartera de Rafael de defensa de múltiples capas”, de acuerdo con Rafael.