Estados Unidos ha incluido bombas de racimo (DPICM de 155 mm) en su último lote de ayuda militar a Ucrania, valorado en 800 millones de dólares. El movimiento equivale a sobrepasar una nueva línea roja en este tipo de asistencia, ya que se trata de una munición que un centenar de países han acordado prohibir por los daños indiscriminados que puede causar. Las bombas de racimo esparcen grandes cantidades de submunición explosiva en un área, en la que en ocasiones quedan algunas sin detonar tras el conflicto.
Hasta ahora, solo Rusia estaba empleando bombas de racimo en el frente ucraniano, y con un ratio de submunición que no llega a estallar del 40%, según el Departamento de Defensa estadounidense, que asegura que las que han optado por suministrar a Kiev únicamente alcanzan una tasa de fallos del 2,35%. Precisamente la desmilitarización de los terrenos donde se pueda acabar utilizando estas armas, para suprimir la munición que estalle, es uno de los cinco puntos que Ucrania se ha comprometido a cumplir en el uso de este controvertido material.
El ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, ha detallado esas cinco condiciones tras mostrar su “satisfacción a la decisión de EEUU de proporcionar a Ucrania las nuevas armas de liberación que nos ayudarán significativamente a desocupar nuestros territorios, al tiempo que salvarán las vidas de los soldados ucranianos”.
El primero de esos compromisos apuntados por Reznikov dice que Ucrania empleará este tipo de munición únicamente para la desocupación de sus territorios internacionalmente reconocidos, y recoge expresamente que “no se utilizarán en el territorio oficialmente reconocido de Rusia”.
Evitar riesgos a los ciudadanos propios
En segundo lugar, las fuerzas ucranianas aseguran que no usaran “municiones de racimo en zonas urbanas (ciudades) para evitar los riesgos para la población civil”, y aclara que, como país invadido, con esta medida se tratan de evitar riesgos a sus propios ciudadanos: “Se trata de nuestra gente, son ucranianos a los que tenemos el deber de proteger”, ha explicado el ministro. Sobre este punto también ha aclarado que “las municiones de racimo se emplearán únicamente en los campos donde haya una concentración de militares rusos”. Su objetivo, especifica, es utilizarlas “para romper las líneas de defensa enemigas con el mínimo riesgo para la vida de nuestros soldados”. Y añade: “Salvar la vida de nuestras tropas, incluso durante operaciones ofensivas extremadamente difíciles, sigue siendo nuestra máxima prioridad”.
“Prioridad al deminado”
El segundo punto contempla que Ucrania “llevará un registro estricto del uso de estas armas y de las zonas locales donde se utilizarán”. Se trata de un compromiso en el que el punto cuatro incide al contemplar que “sobre la base de estos registros, tras la desocupación de nuestros territorios y nuestra victoria, se dará prioridad a estos territorios a efectos de desminado”. De esta manera, concreta, será posible “erradicar el riesgo que suponen los elementos sin estallar de las municiones de racimo”.
Reznikov recuerda que, como ministro de Defensa, le corresponderá a él mismo actuar como jefe de la agencia nacional de desminado. “En calidad de tal, garantizaré la aplicación del marco jurídico pertinente para el proceso de desminado tras nuestra victoria”, ha precisado.
En último lugar, Ucrania se compromete a informar a sus socios “sobre el uso de estas municiones y sobre su eficacia para garantizar el nivel adecuado de transparencia en la información y el control”.
Convenciones humanitarias
En el comunicado en el que el ministro ha revelado estos puntos subraya su compromiso a seguir “cumpliendo estrictamente todas las convenciones humanitarias internacionales firmadas y ratificadas por Ucrania”.
La nota asegura que la Federación Rusa “ha estado utilizando indiscriminadamente municiones de racimo desde el primer día de la agresión no provocada a gran escala”. Y asegura que en febrero y marzo de 2022, Járkov, que es la segunda ciudad más grande de Ucrania, con más de un millón de habitantes, “fue bombardeada sin descanso por municiones de racimo rusas”.
La información sobre el nuevo paquete de ayuda militar estadounidense, en el que se incluyen las bombas de racimo, no precisa de cuántas unidades se trata, si bien incluye 31 obuses capaces de dispararlas, como otros muchas armas similares en manos de Ucrania que también pueden hacerlo.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, en el centro, en la firma del contrato por 100 Boxer para Alemania. Foto. Oficina del Primero Ministro de Australia.