La compra de aviones de combate de quinta generación F35 por Alemania supondrá previsiblemente una factura notablemente mayor que la anunciada inicialmente. La Comisión de Presupuesto alemán tiene previsto debatir, probablemente dentro de dos semanas, cuestiones relacionadas con esta adquisición con la sombra de su alto coste de fondo. El Departamento de Estado de Estados Unidos dio luz verde el pasado julio a la venta de estos aviones, como paso previo a la correspondiente autorización por parte del Congreso, y estimó la operación en 8.400 millones de dólares, lo que, con el cambio actual, equivale a algo más de 8.725 millones de euros.
El cálculo del Pentágono alude a un precio máximo de un paquete completo en el que figuran los aviones, sus motores (en ocasiones se dan precios sin contemplar este punto básico), determinado armamento y sistemas y otros elementos y servicios relacionados. El pago final de la adquisición suele ajustarse en función de cuánto de todo ese paquete acaba adquiriendo el cliente, por lo que la cifra total no tiene por qué coincidir con esta.
Sin embargo, el cálculo recogido ahora por el portal especializado Defense Aerospace estima un valor de 7.600 millones de euros por los 35 aviones, más otros 2.600 millones para sus sistemas de armas, no incluidos en la cifra inicial. En total, la suma asciende a 10.200 millones de euros. Y queda un elemento más: el necesario acondicionamiento de las instalaciones donde se ubicarán los aparatos, en la base aérea de Büchel, que es donde se encuentran las bombas nucleares B-61 que los nuevos aviones deberán ser capaces de portar (este elemento explica en buena parte por qué Berlín se ha acabado decantando por el F35).
No es un componente pequeño, porque el estado del futuro emplazamiento de los F35 germanos precisa de una intervención de calado. Se trata de unas instalaciones empleadas por los antiguos cazas Tornado, a los que los F35 van a sustituir en su misión de disuasión nuclear. En una respuesta parlamentaria, el Gobierno alemán ha dejado clara la evidencia de “que una gran parte de la infraestructura obsoleta del sistema de armas Tornado no se puede tomar para operaciones futuras con el sistema de armas F-35A y requiere una nueva construcción”.
Otro punto importante son las compensaciones industriales que el contrato por los nuevos aviones podría suponer para Alemania. La compra Suiza del mismo modelo, que también se está gestionando ahora, ya contempla un retorno en transacciones de compensación en el país cliente (fórmula conocida como offset) del 60% de la inversión. Berlín, sin embargo, no ha negociado aún este aspecto.
290 millones de euros por avión
Sobre la participación de la industria alemana en las tareas de mantenimiento y reparaciones de la futura flota, el Ejecutivo germano también explicó en una respuesta parlamentaria que es un punto sobre el que se decidirá después de que la compra quede oficializada, con la firma del correspondiente contrato.
Las discusiones previstas para mediados de diciembre en la sesión de la Comisión de Presupuestos abordarán tanto la necesaria inversión en la base de Büchel como la usencia de una participación industrial alemana antes de la firma del contrato. De momento, y sin contar el reacondicionamiento de las instalaciones que acogerán a los aviones, cada F35A alemán ya se calcula que costará a las arcas federales algo más de 290 millones de euros.