Las Fuerzas Armadas de México (donde se incluye sus Secretarías de Defensa Nacional y de Marina) en 2021 han estado aún más subordinadas a misiones civiles: desde la construcción del nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y su administración, pasando por el refuerzo a la seguridad pública con la nueva Guardia Nacional y la suscripción del nuevo programa de seguridad con Estados Unidos, Entendimiento Bicentenario, que deja en el pasado la Iniciativa Mérida, una estrategia de seguridad mucho más militarizada.
Y es que aparte de las labores y operaciones propias de la defensa nacional, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que cumplió su tercer año de gobierno, justo la mitad de su sexenio, ha aprovechado a sus fuerzas armadas en otras labores y en especial en el año que finaliza.
Por ejemplo, como una infraestructura 100% civil, el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (en la Base Aérea Santa Lucía), en el estado de México, que servirá también a la Ciudad de México y que entra en servicio el próximo 21 de marzo, fue construido por los ingenieros y técnicos militares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
En esta primera etapa, con una inversión de alrededor de 3.700 millones de dólares y que incluirá también la ampliación de un antiguo tren de cercanía con la Ciudad de México, el gobierno mexicano prevé la culminación total de dos pistas comerciales de 4,5 kilómetros de longitud de concreto hidráulico; además de calles de rodaje y plataforma; y la primera ala del gran edificio que conformará el AIFA, el cual tendrá 34 posiciones de llegada, 17 de ellas con puentes y las demás remotas. De acuerdo con algunas imágenes que ha mostrado la Sedena, la base del edificio será en forma hexagonal, inspirada en un Chimalli, un escudo utilizado en la antigüedad por guerreros mesoamericanos.
López Obrador cesó el anterior proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), una mega obra de inversión pensada a largo plazo, también localizado en el estado de México, ya con contratos adjudicados, por considerarlo un despilfarro y fruto de la corrupción, y encomendó la nueva obra a los militares.
Además, el presidente mexicano asignó también, recientemente, a la Sedena con la administración del Aeropuerto Ángeles.
Aparte, López Obrador ha encomendado la construcción de tramos del Tren Maya; edificación de sucursales del Banco del Bienestar y la operación de las aduanas a los militares.
Mientras que durante 2021, México siguió migrando la seguridad pública a manos de la nueva Guardia Nacional, con lo que quedó extinta la Policía Federal.
Guardia Nacional
Sigue existiendo una suerte limbo legal con la Guardia Nacional, pues sus integrantes provienen de las fuerzas armadas y está subordinada a la Sedena, pero la Constitución de México establece que las instituciones de seguridad pública deben ser de naturaleza civil, pero, actualmente, un artículo transitorio de las reformas constitucionales que crearon la Guardia permite al presidente disponer de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública durante los cinco años siguientes a su entrada en vigor, es decir, hasta marzo de 2024.
Por el contrario, López Obrador apostó por crear la Guardia Nacional, en 2019, con un mando civil en origen para que fuese la primera fuerza de combate contra el narcotráfico y los grupos del crimen organizado que provocan cerca de 100 asesinatos diarios en una lucha sin cuartel.
Por otro lado, ya al final de este 2021, México suscribió con Estados Unidos un nuevo plan de combate al crimen y la delincuencia organizada con el Entendimiento Bicentenario, el cual, en teoría, se aleja de la Iniciativa Mérida, una estrategia mucho más militarizada de abordar el problema, con millonarias inversiones estadounidenses en equipo militar para México.