El presidente colombiano Iván Duque entra –este primero de enero- en los últimos siete meses de gobierno, sin haber definido, a fecha de hoy, los principales proyectos que en materia de defensa y seguridad nacional se comprometió en su momento a desarrollar (2018) con la cúpula de las Fuerzas Militares (FFMM).
Han pasado tres años y cinco meses sin que se hayan materializado los programas trazados para la renovación de una parte importante de los sistemas, equipos y en general, material de guerra, necesarios para la modernización de las Fuerzas Militares, que se encuentran ad portas de pasar una parte considerable de su equipamiento a la reserva por obsolescencia.
Covid-19 y narcotráfico
Esta situación se vio si duda condicionada por dos años continuos de pandemia, en donde se priorizaron recursos y esfuerzos para los sectores de la salud y atención y además por un clima político y social en el que se cuestiono de manera sistemática las inversiones relacionadas con la defensa y seguridad nacionales.
Adicionalmente a lo anterior, esta administración se concentro en el combate al narcoterrorismo, impulsado por cuatro organizaciones, tres de ellas de carácter insurgente, cuyo accionar delictivo llevo a que en los últimos años aumentara de manera sistemática no solo las áreas sembradas con cultivos ilícitos, sino que se pasara la barrera de las 1.000 toneladas de coca producidas.
Debido a ello, los esfuerzos y recursos se centraron en la desarticulación de estas organizaciones, así como en el decomiso de cargamentos, que produjo resultados records, llegando a confiscarse más de un 60% del total de toneladas producidas durante este 2021.
Esto sin embargo produjo como resultado adicional, la postergación en la ejecución de los principales programas de defensa, tales como el de la renovación de la flota de cazas, la renovación de la flota de aviones Lifts, la adquisición de un sistema misilistico para el Sistema Integral de Defensa Aérea (Sisdan), la definición de un socio para el inicio del programa de Plataforma Estratégica de Superficie (PES) para la Armada (ARC), la adquisición de un tanque principal de batalla, así como de nuevas piezas de 155 y 105 milímetros para reforzar el material de artillería, la adquisición de un sistema Vshorad para el Ejército, así como otro sistema Vshorad móvil para la Infantería de Marina, la adquisición de un sistema ATGM también para esa fuerza, la compra e instalación de un Sistema de Defensa Antiaérea de mediano alcance para las fragatas FS1500 de la ARC, el desarrollo del proyecto Mariposa C4i2 para el Comando General, la compra de un Sistema de Lanzamiento Múltiple de Cohetes (MRLS), así como de artillería autopropulsada para el Ejército y una detallada y justificada lista de medios y sistemas, a partir de los cuales poder cumplir con el objetivo de creación de unas capacidades mínimas disuasivas –hoy ausentes- y mediante las cuales poder proteger efectivamente los activos naturales nacionales (agua, oxigeno, diversidad ambiental y tierras) cuya futura escases el mismo estado colombiano prevé será detonante de próximos conflictos (Pilar No.1 de la Política de Seguridad Nacional).
En síntesis tres años de muy poco, síntoma claro de la importancia que y para el estamento político de esta nación tiene el sector defensa, vital para protección de un país cuyo principal capital es su invaluable recurso natural.