El modelo de negocio del sector de la defensa en Latinoamérica ha cambiado. Cada vez más, la compra de material de última tecnología y por estrenar ha perdido puestos frente al reciclaje y la modernización de productos, así como ante la adquisición de productos de segunda mano previa actualización. Este proceso, que no es nuevo, se ha visto sin embargo materializado a lo largo de este año 2015 en la mayoría de los programas industriales de defensa puestos en marcha por los diferentes países latinoamericanos. Los motivos son dos: uno tiene la culpa, el parón económico, y otro lo ha permitido, el trasvase de tecnología.
La causa principal de este proceso es el parón económico que sufre la región y que ha afectado a los presupuestos de los diferentes gobiernos que la integran. Antes esto, las empresas locales, principalmente las de carácter estatal, han aprovechado los trasvases tecnológicos derivados de contratos de productos de primera mano para modernizar su material obsoleto. Al mismo tiempo, grandes empresas del sector como Expal, SENER, MBDA o IAI, entre muchas otras más humildes, como Arpa, han derivado su portafolio hacia la modernización y el reciclaje como única solución para acceder a un mercado que amenaza ralentización en unos casos y recesión en otros. Ejemplos de estos programas son los helicópteros ‘Arpía’ colombianos, los blindados TAM argentinos o los submarinos Angamos peruanos, sin olvidar los helicópteros Lynx/Súper Lynx o los Mk-6 del plan Astros, ambos en Brasil, entre muchos otros.
Los países latinoamericanos han optado por la modernización frente a la compra de nuevo material por varios motivos. El primero es sin duda que se trata de la única solución viable para las economías más humildes de contar con sistemas de defensa que, si bien no son lo último de lo último, sí garantizan la efectividad y la durabilidad a medio plazo. Por otro lado, las modernizaciones y reciclajes afectan muy positivamente a la industria local de defensa. Para empezar, cuando una empresa estatal puede hacerse cargo de estos programas es porque ha conseguido un desarrollo tecnológico suficiente para desarrollarlos por sí misma. En otros casos, la contratación de empresas extranjeras conlleva por regla general una colaboración con la industria nacional que implica el desarrollo de esta última y la apertura de colaboraciones a futuro. Y luego, obviamente, está la ventaja del bajo coste si se compara con la adquisición de material de última generación.
Seguridad & defensa
Junto a este fenómeno, el 2015 ha desvelado otra evolución en la industria del sector. El auge de la delincuencia en México, el anhelado postconflicto en Colombia o ‘El Niño’ más temido de los últimos 60 años han derivado las adquisiciones y mejoras de material de defensa hacia el campo de la seguridad. Bolivia moviliza todo lo que tiene de cara a paliar los efectos de este fenómeno; Perú compra helicópteros Mi-17Sh-P y un avión C-27J, incluso vehículos y aulas prefabricadas exprofeso para enfrentarse a él, hasta ha adquirido los servicios de seis satélites franceses para estar alerta; y mientras tanto China envía refuerzos a Ecuador para ayudarle a protegerse. Chile y Perú incluso han empezado los trámites para derivar secciones eminentemente militares al campo de la seguridad y las emergencias siguiendo el ejemplo de España con la UME.
Así mismo, la cada vez, aunque con matices, mayor estabilidad de la región ha provocado que los proyectos y adquisiciones se centren cada vez más en el ámbito de lucha contra el tráfico ilegal en fronteras más allá de la defensa pura y dura contra potenciales Fuerzas Armadas enemigas. Este nuevo campo de batalla ha unido a naciones tradicionalmente enfrentadas, como el caso de Colombia y Venezuela o ha ampliado las posibilidades de colaboraciones internacionales, como en el caso de Nicaragua o la propuesta colombiana para el Caribe. Este es uno de los ámbitos en los que más ha crecido el interés este último año y más adquisiciones ha registrado, desde el radar TPS peruano hasta el avión Tecnam y los radares de Indra comprados por Guatemala hasta la cesión de material de terceros países en poyo a la lucha contra el narcotráfico, como las seis lanchas que EEUU donó a Colombia para este fin.
Artículo redactado con información recogida por Adrián Roa, Alberto López, Carlos E. Hernández, Erich Saumeth, Gabriel Porfilio, Peter Watson, Carola Julio y Roberto Caiafa.
Fotos: Infodefensa