México comenzará 2019 enfrentando un grave problema de seguridad y el tema que definirá a la industria de defensa por los siguientes tres años será la nueva Guardia Nacional. La triste realidad es que en México no existe una alternativa real para que una policía civil pueda hacerse cargo del problema de inseguridad. Una cualidad de éste nuevo proyecto es que no pierde el tiempo (al menos por estos tres años) en esa fracasada quimera de usar al ejército, mientras se espera a que las policías se vuelvan honestas. El qué un gobierno mexicano acepte esta circunstancia, en una estrategia nacional de seguridad, es una acción en la dirección correcta y alineada con el sentir de los ciudadanos.
Sin duda, al nuevo gobierno le ha hecho falta una narrativa un poco más transparente, porque decir que la Guardia Nacional está formada por policías…pero militares, no resuelve el tema, es sólo un sofismo. La dicotomía entre el discurso político es como siempre curiosa, todos en México saben que son militares y que la Guardia será un cuerpo militar dependiente de la Secretaría de la Defensa (Sedena) con una Secretaría de Marina (Semar) relegada a un segundo plano. Todos entendemos que es una cuestión política y que finalmente el ejército seguirá en las calles, pero bajo un nuevo rostro, dejando a la porción del mismo que se enfoca a la defensa exterior en lo que por ley le concierne, mientras que la nueva fuerza hace el relevo; lo que hasta ahora no es ni bueno ni malo, sino una evolución necesaria a los retos de defensa mexicanos.
La diferencia podría estar en que esta, que sí es una estrategia planteada desde una problemática social y no de conveniencias partidistas o un irracional bélico como el de Felipe Calderón, retoma las lecciones de 12 años de malas experiencias; no se hereda del mismo plan fracasado de la anterior administración y sobre todo que su ejecución ya no depende de la honestidad de un policía en un reten.
Es una estrategia simple y directa que no militariza a la seguridad pública, porque México ya esta militarizado a causa de la poca eficacia de las policias locales y federales. La seguridad pública mexicana lleva décadas militarizada. Por el contrario la nueva estrategia ya no generaliza la lucha, ya no se trata de todo el Ejército y toda la Marina peleando el todo con el todo, sino que segmenta su participación y busca aislar el problema. Eso hace toda la diferencia.
Aún queda un buen trecho por recorrer, el reacomodo y la reorganización que se está haciendo tras bambalinas en el Ejército es descomunal pero una vez puesta en marcha habrá que observar el consumo de recursos que necesitará, la industria estará muy atenta a este tema.
Mucho e importante fue lo que no se hizo en el sexenio de Enrique Peña Nieto y con un atraso de seis años, esta administración deberá atender y retomar la incorporación de radares de vigilancia para controlar espacio aéreo por debajo de los 20.000 pies. En este tema no se avanzó prácticamente nada salvo por integrar un radar remozado de segunda mano en el norte de México, que no queda claro si fue donado o prestado. La administración pasada de Sedena no fue menos que obscura en este tema. El otro avance (si se le puede llamar así) fue la modernización de sistemas, en Suecia y México, de los unicos tres Embraer ERJ 145 AEW&C y Multi Intel de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM).
En materia aeronáutica es poco lo que puede aplaudirse en cuanto a innovación y desarrollo, pues aparte de ambiguos proyectos de UAS y simuladores que no quedan claros en su estado y la incorporación de siete simuladores, el tan esperado Proyecto Azteca no logró consolidarse. Aunque no todo está perdido y de momento sólo podemos adelantar que en 2019 se sabrá más del tema.
Es de esperarse que la Sedena, Semar y la FAM se acerquen de modo mas activo a joyas que han surgido en México como el Centa o Centro Nacional de Tecnologías Aeronaúticas, para hacer equipo en el desarrollo de sus proyectos. Es claro que ambos se beneficiarían de esto y la resistencia interna de Sedena por abrirse a las relaciones con el universo civil no puede seguir existiendo. Es una realidad que los ejércitos no pueden ser investigador, desarrollador, constructor y consumidor al mismo tiempo. Sólo hay que voltear a ver a las indsutrias de EEUU, Brasil y Chile con sus sociedad hacia los sectores civiles.
Crítica, será la atención en 2019 a la mala racha de accidentes en la FAM, hay ya verdaderos profesionales que están efectivamente preocupados por la seguridad propia, de los ciudadanos y de sus compañeros, buscando soluciones. Sin embargo la Sedena y FAM tienen un reto educacional con un mínimo de personal que no ve las cosas de igual modo y que tiene la incomprensible visión, de que los accidentes en la aviación militar son normales.
Uno de los retos que FAM y Armada tienen es la consolidación de contratos de soporte que catalicen crecimiento y garanticen seguridad. La Sedena y Semar deben volver atractiva la instalación de centros de mantenimeinto de sus proveedores aeronúticos en México. Se tiene todo puesto en la mesa para que más empresas se instalen en el país y se deje de enviar los aviones o piezas a los Estados Unidos o Rusia para recibir los mantenimientos arriba del nivel 3. Tenemos el ejemplo puesto por Airbus con 3 MRO y una planta en México, que por cierto visitamos y de la que haremos un reportaje. Pero sin duda ambas instituciones deben comenzar a negociar la inversión de sus potenciales proveedores, como parte de los requisitos para realizarles compras.
Es incomprensible que ante una renovación e inversión en material aeronáutico que fácilmente alcanza los billones de dólares, sólo una o dos firmas hayan instalado centros de mantenimiento formales en México, la mayoría de las aeronaves siguen dependiendo de la negociación de contratos individuales de soporte y en algunos casos la FAM y Armada, aún, siguen viendo el tema del mantenimiento como algo que ellos deben hacer hasta que sea absolutamente necesario involucrar al proveedor. Este celo va en contra del desarrollo aeronáutico civil y militar mexicano.
México necesita incorporar transportes pesados de nueva generación por su posición de liderazgo mundial en el tema de la ayuda humanitaria, México es un referente en el tema a nivel mundial y, aunque afortunadamente ya ha dejado atrás esa terrible y mortal práctica de comprar usado y barato, la FAM y Armada han avanzado positivamente en este aspecto y en algún momento la FAM deberá decidir el reemplazo de sus Lockheed C-130C.3 Hercules que pese a haber sido remozados en Canadá sólo se volvieron un poco más seguros y un poco más eficientes, mas no modernos en términos generales.
Es un hecho irrefutable que México ha dado un giro de 180° en los últimos diez años, y de tener flotas de helicópteros, entrenadores y transportes al punto del colapso, ahora ha renovado prácticamente todo su inventario aeronáutico militar con equipo de primera categoría, sin embargo en términos de percepción y ejecución no ha podido consolidar y recuperar su reputación como potencia regional porque, México de momento con dos a tres Northrop F-5 Tiger II en proceso de recuperación no puede presentar una defensa aérea sostenible o creíble.
Se deben reconocer los esfuerzos por tratar de recuperar los motores que están siendo reconstruidos en Suiza por Ruag, lamentablemente esto llega 25 años tarde y no es ni será suficiente. La terrible realidad es que México ha involucionado su defensa aérea hacía niveles de práctica inexistencia, algo que debería ser inaceptable desde el punto de vista constitucional e institucional. En el medio aeronaútico reusltaba incomprensible cómo es que se daba prioridad al desarrollo de una aeronave entrenadora mexicana, cuando la defensa aérea del país se caía a pedazos, aparte de que, si algo abunda en la FAM son aviones entrenadores.
Esto nos habla de una gran area de mejora que el nuevo secretario de Defensa Luis Cresencio Sandoval no puede seguir ignorando, teniendo cuatro opciones: abandonar la aviación jet en México de modo digno, modernizar los F-5 a un costo cercano a los 300 millones de dólares; y trabajar por abrir una competencia internacional para atraer inversión y tecnología a México mediante la incorporación de una docena de cazas de cuarta generación.
Escuchar el discurso del anterior comandante supremo de las Fuerzas Armadas en el día de la Fuerza Aérea 2018, interpretando que aviones como el T-6C Texan representaban la incorporación de cazas en su sexenio, no sólo fue desafortunado, sino que fue un clavo más en el ataúd de la otrora orgullosa defensa aérea mexicana. Como muchos miembros de la industria, sabemos que México ha recibido ofrecimientos de prácticamente todos los fabricantes serios del hemisferio occidental. Sin embargo, la apatía demostrada por el tema sigue siendo desconcertante y todos esperamos a conocer qué medidas tomará la Sedena o Semar para recuperar el control efectivo de los cielos mexicanos.
Otras oportunidades de inversión y desarrollo en Sedena y Semar, que se verán en el 2019, son la de los blindajes personales de nivel IV que ya comienzan a ser desarrollados por mexicanos y que cortarán con la dependencia de productos importados.
Famex 2019 se vislumbra en el horizonte como la que será su edición más fuerte hasta ahora y esperamos noticias sobre los compromisos firmados por la Sedena para apoyar el que verdaderamente es el primer avión mexicano de la era moderna, fabricado por mexicanos en México: el Pegasus de Oaxaca Aeroespace, y que por su nivel de esfuerzo, investigación y desarrollo de tecnologías desde cero, no mediante la incorporación de un kit, le da un valor único que no puede ignorarse.
Famex 2019 escuchó a su público y se reforzó hasta ahora confirmando la presencia de aeronaves militares de Canadá y los Estados Unidos, esto por pequeño que parezca es un paso enorme en la promoción y competitividad de la feria, e insistimos, se debe seguir ambicionando para traer recurrentemente a los Thunderbirds, a los Blue Angels, a las aeronaves de la OTAN y países que envían sus cazas a Nevada para entrenarse, ninguna feria en América Latina tiene disponible a dos horas de vuelo aviones alemanes, de Singapur, Francia, España, Inglaterra, etc.
Esta es una ventaja única para los organizadores de la Famex y esperamos como público e industria que algún día se de ese paso, después de todo su presidente el general Rodríguez Quezada es ampliamente reconocido en el medio aeronáutico mexicano e internacional y aparte de su brillante carrera militar, ha tenido éxito como una especie de embajador de la industria aeronáutica de México en todo el mundo. Como nota final sobre Famex, 2019 abrirá sus puertas a la industria de la defensa en general, por lo que sin duda las cosas van por buen camino para la feria mexicana.