Japón descarta diseños extranjeros en su futuro caza F-3

El avión de combate de quinta generación con el que las Fuerzas de Autodefensa de Japón sustituirá a su actual flota de F-2, variante local del F-16 de Lockheed Martin, será desarrollado localmente. El Ministerio de Autodefensa del país ha descartado que vaya desarrollar o producir los nuevos aparatos, conocidos como F-3, con diseño extranjero.

De este modo, la industria nacional liderará el desarrollo y la producción, si bien no descarta la posibilidad de colaborar con socios de otros países, como BAE Systems, Lockheed Martin, Boeing y Northrop Grumman, informa la revista digital con sede en Tokio The Diplomat.

Las autoridades japonesas pretenden introducir sus F-3 a partir de finales de la década de 2030. El programa arrancará oficialmente este mismo ejercicio, si no se producen contratiempos, y se alargará durante unos 15 años.

De momento Japón ya ha desarrollado un primer prototipo de futuro avión de combate furtivo, denominado X-2, que voló por primera vez en 2016. El prototipo ATD-X (Demostrador Tecnológico Avanzado Experimental) del X-2 fue presentado por Mitsubishi Heavy Industries (MHI) en el aeropuerto de Nagoya –en el centro del país–, en enero de 2016. Se trata del primer avión de combate furtivo (stealth) de origen japonés. De momento únicamente Estados Unidos, Rusia y China han desarrollado y volado aparatos de este tipo, al menos que haya trascendido. La propuesta japonesa mide 14,2 metros de longitud por 9,1 de envergadura.

En busca de tecnología furtiva

El país lleva tiempo tratando de hacerse con cazas dotados de tecnología furtiva. En un primer momento se interesó por la adquisición de F-22 estadounidenses, pero esta compra no le fue permitida por EEUU, por lo que optó por la adquisición de aparatos F-35, de Lockheed Martin. Posteriormente, ante los continuos retrasos y aumentos de costes del F-35, llegó a plantearse, a principios de esta década, cancelar esta operación, como recogió entonces Infodefensa.com. Finalmente acabó adquiriendo estos aparatos, para producirlos incluso localmente, mientras desarrolla su propio modelo. A principios de este año transcendió la decisión de Tokio de dejar de fabricar en sus fábricas el avión estadounidense por los altos costes que le supone el proceso.