La Ministra de las Fuerzas Armadas de Francia, Florence Parly, ha aprovechado la apertura esta semana de la nueva edición de la feria internacional Euronaval (este año virtual) para ofrecer nuevos detalles sobre su futuro portaaviones. El nuevo buque, que aún está pendiente de diseñar, entrará en servicio, según la ministra, en 2038, el mismo año en al que ya estaba contemplado que llegará la vida útil del actual portaaviones francés, el Charles de Gaulle.
Parly también ha confirmado en su discurso, transmitido en vídeo ante la situación de pandemia, que con este desarrollo “ofrecemos un marco operativo que se adaptará perfectamente, desde el principio, a nuestro futuro avión de combate, conocido con el nombre de SCAF”, siglas en francés de Futuro Sistema de Combate Aéreo (FCAS en inglés). El proyecto FCAS, que incluye el desarrollo de un avión de combate de sexta generación, está siendo desarrollado con igual participación por Francia, Alemania y España. El año pasado transcendió que los desarrolladores de este sistema tendrán en cuenta en su desarrollo la posible capacidad de despliegue desde portaaviones de los futuros cazas.
El anuncio que Parly ha hecho ahora abunda en los planes que ya publicó el senado del país el pasado verano sobre la construcción de un portaaviones, o quizá dos, para la marina nacional. El denominado programa de concepción y construcción de la nueva generación de portaaviones, conocido por el acrónimo PANG, acumula de hecho más de año y medio de estudios relacionados.
En el documento publicado el pasado julio por la cámara alta del Parlamento francés se apunta también que el desarrollo del FCAS) requerirá que el PANG sea “muy grande”. Como consecuencia, y sumado a la necesidad de mayor autonomía y flexibilidad, el futuro (o futuros) portaviones precisará una propulsión nuclear, como la que en la actualidad ya cuenta el Charles de Gaulle. En su intervención de esta semana, la ministra no ha dado detalles sobre este punto, ni de hecho ha explicado mucho más sobre el programa.
El informe del senado sí apunta además que el nuevo buque deberá conservar el sistema de lanzamiento de aviones asistido por catapulta y de recuperación mediante cables (conocido por las siglas en inglés Catobar). Se refiere además a la adopción de nuevas catapultas electromagnéticas (conocidas como Emals), frente a las de vapor del portaaviones francés actual. Esto obliga a una cierta dependencia de la tecnología estadounidense, que sin embargo no preocupa al senado (pese a ir aparentemente en contra del objetivo de autonomía francesa), ya que ni se trata de una situación nueva ni ha supuesto anteriormente ningún problema. Además de la estadounidense, la armada francesa es la única en el mundo que actualmente utiliza estos sistemas de catapultas en su portaaviones.
Desde que en 2018 el Ministerio de las Fuerzas Armadas de Francia inició el camino para sustituir o (quizá durante un tiempo) complementar al Charles de Gaulle, anunciado entonces por la ministra Florence Parly, se ha estado barajando la posibilidad de que sean dos los nuevos buques, en lugar de uno solo. Esta solución aseguraría además “un sistema de alerta permanente para el grupo de aviación naval”. En la actualidad, la disponibilidad del Charles de Gaulle está limitada a un 63%. Otra posibilidad contemplada es alargar la vida útil del actual buque para que durante un tiempo coincida con el próximo.