Indra y la Armada han puesto a prueba con éxito un sistema de inteligencia artificial que predice fallos y mejora el mantenimiento y disponibilidad de los buques.
El demostrador, diseñado en el marco del proyecto Soprene, emula el funcionamiento de las redes neuronales del cerebro humano. Se trata de uno de los primeros sistemas de inteligencia artificial que existen en el mundo con capacidad para aprender por sí solo y tomar decisiones tal y como haría un ser humano.
Los ingenieros de Indra, en concreto, enseñaron al sistema a entender cómo funcionan los motores de las fragatas F100 y los Buques de Acción Marítima (BAM) con un enorme grado de detalle y precisión. A partir de esta información, explica la empresa, el sistema fue capaz de detectar desviaciones del funcionamiento normal y predijo las averías y fallos que las embarcaciones han sufrido en los últimos cinco años.
Como publicó Infodefensa.com, la multinacional española Indra trabaja en esta iniciativa de I+D desde hace dos años, a través de un contrato con la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) por un importe de 648.000 euros.
Indra ha contado en este proyecto con los datos del Centro de Supervisión y Análisis de Datos Monitorizados de la Armada (Cesadar) en Cartagena, un referente en España en el uso de técnicas de predicción de averías mecánicas. Este órgano ha liderado técnicamente el proyecto Soprene dentro de la Armada desde 2018.
La compañía señala que esta solución lleva del terreno experimental al práctico la conocida como inteligencia artificial ‘no supervisada’, hasta ahora restringida principalmente al ámbito de la investigación académica.
“Este tipo de inteligencia se diferencia de la supervisada en que la máquina, en lugar de aprender el procedimiento que debe seguir para resolver un problema, aprende a detectar los problemas y a aplicar las operaciones lógicas que todo ordenador domina para llegar a la solución por sus propios medios, sin ayuda humana y sin necesidad de que se le indique cómo hacerlo”, añade.
Indra también expone que este sistema basado en la tecnología no supervisada conlleva una serie de ventajas para el mantenimiento de los buques de nueva generación. Una de ellas es su capacidad para llegar a resultados que no han sido predefinidos ni se conocen a priori, ya que puede aprender de sus aciertos y errores tal y como haría un humano para ir mejorando su eficacia y rapidez.
También es un sistema universal, lo que significa que, aunque se haya desarrollado para revisar el funcionamiento de los motores de las F100 y los BAM, puede adaptarse de forma sencilla para supervisar otros sistemas de estos mismos buques u otros, e incluso llevarse a otros ámbitos de la defensa o civiles.
Además, explica la empresa, no depende de registros de averías del sistema que supervisa para entrenarse. “Puede superar así una de las grandes barreras que impiden a la inteligencia artificial convencional prever los fallos que sufrirá un buque de nuevo desarrollo, que no ha navegado aún”, detalla.
El sistema, por último, puede detectar las averías de mayor gravedad: al no depender de un registro de fallos, el sistema es capaz de prever averías que el buque no ha sufrido nunca antes y que tampoco pueden reproducirse de forma intencionada en un laboratorio porque resultaría demasiado costoso o catastrófico para el buque. “Este tipo de fallos son los más improbables, pero también los más importantes y los que pueden llegar a poner en peligro la seguridad de una tripulación”, comenta Indra.