La Fuerza Aérea de EEUU se queda con 8 cazas F-35 fabricados para Turquía

Los aviones de combate F-35A que la compañía estadounidense Lockheed Martin ya había construido para Turquía han encontrado un nuevo destino, justo un año después de que Estados Unidos sacara a Ankara del programa de este avión de combate de quinta generación. La compra de sistemas de misiles antiaéreos rusos S-400 por parte del país euroasiático llevó a Washington a tomar la medida, pese a que Turquía era uno de los nueve socios que han desarrollado el aparato, junto a Gran Bretaña, Italia, Países Bajos, Australia, Dinamarca, Noruega, Canadá y la propia Estados Unidos, que lidera el proyecto.

El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha anunciado esta semana que la Fuerza Aérea del país (USAF, por sus siglas en inglés) comprará ocho F-35A originalmente construidos para Turquía. Los aparatos serán modificados para que cuenten con la misma configuración de los aparatos de este modelo que operan con Estados Unidos.

Los planes originales incluían la entrega de estos ocho cazas a Turquía entre los años 2022 y 2023, como parte del centenar de unidades que Ankara había previsto recibir, y que finalmente no le van a ser suministrados.

El pasado enero se contaban en total 24 F-35 destinados originalmente a Turquía en distinto grado de fabricación, sin que se hubiese llegado a ninguna decisión sobre qué destino se les iba a dar, según Defenenews, que a su vez cita una información publicada entonces por Defense One.

También el pasado enero trascendió que Turquía seguía fabricando componentes para el programa F-35, pese a que ya llevaba medio año fuera de él, porque el Pentágono aún no había encontrado suministradores locales alternativos. La previsión pasaba entonces por mantener a los proveedores turcos hasta final de este año.

Desencuentro por el S-400 ruso

El Departamento de Defensa de Estados Unidos inició el pasado verano el proceso para sacar a Turquía del programa del avión de combate de quinta generación F-35. La compra turca de misiles antiaéreos S-400 a Rusia comprometida en 2017, tras años en que a Ankara no le resultó posible la adquisición de armas similares de procedencia estadounidense, soliviantó a distintos aliados de la OTAN, temerosos de que el desarrollo ruso pueda plantear serios problemas por no ser compatible con los utilizados en la Alianza Atlántica, de la que Turquía es socia.