La Fuerza Armada Nacional de Venezuela, como es de suponer, tiene importantes planes de reequipamiento militar, pero su ejecución está condicionada a la disponibilidad de recursos financieros y al otorgamiento de facilidades crediticias externas, lo cual no parece posible que se de en las actuales circunstancias por las que atraviesa la nación sudamericana, determinadas por una profunda crisis que pareciera no tener fin.
En el contexto internacional, se ha observado que, en los últimos tres años, de los dos principales “aliados estratégicos” del gobierno venezolano, China y Rusia, únicamente esta última parece mantenerse activa en cuanto a cooperación militar, y, posiblemente, por esa razón se han reactivado las relaciones en el área de defensa con Irán, que datan de 2007, a la vez que está tratando de concretar los convenios firmados recientemente con Turquía y firmar nuevos con la India.
En octubre de 2020, se anunció la creación del Consejo Militar Científico y Tecnológico el cual estará enfocado a darle “independencia” a Venezuela en el desarrollo de sistemas de armas. Sin embargo, a finales de diciembre el organismo aún no había sido establecido.
En ese orden de cosas, para 2021, no se esperan grandes novedades y todo parece indicar que los esfuerzos, en cuanto a materiales, continuaran centrados al mantenimiento y recuperación de los existentes. Además, es posible que se activen nuevas unidades.
En años recientes no se ha informado sobre los planes importantes de equipamiento que tenga previsto el Ejército Venezuela a corto y mediano plazo. Por lo tanto, es de suponer, que continúe el proceso de recuperación y reparación del armamento pesado y medios de artillería y blindados, de origen estadounidense, británico, francés e italiano, además de mantener la operatividad material ruso.
Continúan pendientes varios proyectos en ejecución, cuya culminación se había anunciado para 2020, lo cual no sucedió.
Destaca, en primer término, el de la culminación de la construcción del buque patrullero Comandante Eterno Hugo Chávez (GC-24), que se inició en 2009 y se lleva a cabo en las instalaciones de la estatal Diques y Astilleros Nacionales C.A. (Dianca) en Puerto Cabello. Se trata del último de los cuatro buques patrulleros del tipo Avante 1400 ordenado por la Armada venezolana a Navantia, en noviembre de 2005, el cual se acordó construirlo en Venezuela con asistencia de la empresa española. La Armada anunció que sería incorporado oficialmente en abril de 2020, y si bien el buque ha continuado sus pruebas de mar y ha participado en algunos eventos, no se tiene registro que eso haya ocurrido.
En segundo término, persiste la expectativa respecto a la reincorporación a la flota de, al menos, dos de las tres fragatas tipo Lupo/clase Mariscal Sucre, que se encuentran en mantenimiento mayor y actualización en Dianca desde hace varios años, así como, de los dos submarinos del tipo U209A-1300/clase Sábalo que están en la misma condición.
Respecto a la Infantería de Marina, se espera que prosiga la recepción de los vehículos blindados anfibios serie Engesa EE-11 Urutú que están siendo repotenciados.
La Aviación Militar venezolana está centrada en el mantenimiento mayor y actualización de sus aviones de combate Sukhoi Su-30MK2, en lo cual trabajan especialistas rusos desde 2019, y todo parece indicar que así se mantendrá hasta tanto termine el proceso.
La única incorporación de nuevas aeronaves prevista para 2021, es la de aviones de entrenamiento Eansa SIBO 100, versión local del iraní Fajr F3, que serán ensamblados por la Empresa Aeronáutica Nacional S.A. (Eansa) y cuyas entregas comenzarían a partir de junio próximo.
La Guardia Nacional, cuarto componente militar de la Fuerza Armada Nacional y responsable del orden interno, ha anunciado, que tiene programado la activación de nuevas unidades tácticas durante el año que comienza, al igual como lo ha venido haciendo, de manera consecutiva, en el último lustro.