(Infodefensa.com) Por A. López, San Salvador Los ministerios de Defensa de Honduras y El Salvador han demostrado que hay que operar con lo que se tiene y han optimizado sus respectivos presupuestos para reactivar aeronaves antiguas y seguir asegurando la defensa de sus territorios y el combate al crimen organizado y el narcotráfico.
No es casualidad que el jefe del Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada de El Salvador, el general de División César Acosta, declarara a Infodedensa.com, en abril pasado, que operamos con lo que se tiene. El presupuesto de las fuerzas armadas salvadoreñas para este año asciende a un poco más de US$140 millones.
Se cuenta además, dijo Acosta en esa oportunidad, con programas de cooperación de los Estados Unidos. No se puede decir que sean componentes mayores, pero si hay un apoyo, agregó el oficial para ese instante.
Sin embargo, el ministro de la Defensa Nacional de El Salvador, el general de División José Benítez, confirmó a principios de mayo la donación de una pequeña flota de helicópteros Hughes 500, por parte del Grupo Militar estadounidense, pero se desconoce la fecha exacta de recepción de los tres equipos McDonell Douglas, pues depende de los procesos propios e internos de los norteamericanos, aclaró Benítez en ese momento.
Pero en su defecto, para principios también de mayo, el titular de Defensa en El Salvador confirmaba la puesta en operación de un helicóptero UH-1H y de al menos tres cazas Cessna A-37B, gracias al trabajo de sus propios aerotécnicos y en gran parte con el presupuesto con el que se cuenta, a lo sumo se habrá recibido el apoyo en repuestos de los estadounidenses, por tratarse de aeronaves antiguas de fabricación norteamericana y cuyas partes ya es muy difícil de encontrar.
Benítez coincidió con su jefe del Estado Mayor en el sentido que se ha utilizado lo que tenemos, se ha aprovechado el conocimiento de nuestro personal, es admirable, incluso, hemos colaborado hasta con otras fuerzas armadas, tienen la capacidad de poder poner operacional algunos aparatos que habían estado con algún problema, sobre todo aquellos que el problema no era muy grande.
Con esto se reactiva la defensa aérea salvadoreña, pero Benítez reconoció, de nueva cuenta, que los A-37 no son los aviones más convenientes para seguir operando en la Fuerza Aérea Salvadoreña (FAS), por su alto costo de hora de vuelo y la escasez de repuestos disponibles para mantenerlos operativos, por lo que no se abandona la idea de obtener los Embraer EMB314/A-29 Súper Tucano y seguirán cabildeando por la aprobación de un posible préstamo para su compra, ante el Congreso salvadoreño.
La cifra por sí sola del presupuesto salvadoreño para este año se ve claramente insuficiente para la obtención de los nuevos aviones brasileños, con poco más de US$140 millones en sus arcas y las aeronaves podrían costar hasta alrededor de US$100 millones, en una flota de unos ocho o diez equipos, según cálculos preliminares y extraoficiales.
El hecho que hayan volado nuestras aeronaves (los A-37) no quiere decir que con eso se cumple lo que se pudiera cumplir con los Súper Tucano, por supuesto que si los logramos obtener, eso sería fantástico para nosotros y específicamente para la Fuerza Aérea, expresó Benítez.
Mientras que El Salvador declinó reportar el monto en específico que le representó reactivar sus A-37 y un UH-1H y solo de remitió a confirmar que fue posible con el presupuesto normal, sin ningún tipo de refuerzo al mismo, Honduras remozará al menos seis de sus Embraer EMB312/T-27 Tucano por un monto de inversión de US$10 millones, con el apoyo de técnicos brasileños.
Así lo confirmó el ministro de la Defensa hondureño, Marlon Pascua, en marzo pasado, quien agregó que seguimos trabajando en eso, hay mucho por hacer, son aeronaves que tienen más de 30 años, que requieren un mantenimiento constante y se requiere mucho presupuesto para ello.
A juicio de Pascua, las aeronaves son necesarias para hacerle frente al narcotráfico, debido a que la mayor parte de la droga que ingresa al país viene por vía marítima y aérea. Tenemos que tener listo el equipo de la Fuerza Naval y la Fuerza Aérea para poder combatir a ese enemigo, en este momento nuestra prioridad es recuperar el equipo, destacó.
Pascua reconoció también, al igual que su homólogo salvadoreño, el general Benítez, que no abandona la idea de poder obtener nuevos aviones, que en este caso ya se ha hablado también de los Embraer Súper Tucano. Eso nos encantaría, obtener algunos aviones que nos permitan tener tecnología más avanzada para luchar contra un enemigo que tiene mejores recursos y acceso a tecnología de punta, expresó.
Sin embargo, Pascua afirmó que se entiende las dificultades que tiene el Estado hondureño y por eso lo que hacemos y hacia donde estamos orientados es a recuperar el equipo que tenemos para poder trabajar en esta lucha. Justamente en la misma línea salvadoreña de operar con lo que se tiene disponible y recuperarlo con recursos propios y sin pedir más presupuesto para ello, sino que buscar optimizar los recursos con que cuentan ambas naciones centroamericanas para este ejercicio fiscal 2012.
De esa manera, el presupuesto de la Secretaría de la Defensa Nacional de Honduras para este año, se destinará por entero a la operación de sus diferentes áreas y en apoyo en seguridad a la Policía hondureña y no se contemplan inversiones en equipos, según refleja el detalle de la Secretaría de Finanzas hondureña.
Al no reflejarse en el presupuesto de Defensa hondureña ninguna inversión en equipo para 2012 es de suponer que se obtenga de otras fuentes, como la cooperación con países amigos, donde sobresale Estados Unidos, y la financiación del impuesto a la seguridad, comúnmente conocido en Honduras, como el tazón.
De hecho, el secretario de Finanzas, William Chong Wong, así lo confirmó a finales del año pasado cuando declaró que no había ninguna reducción en el presupuesto militar de casi 3.000 millones de lempiras, unos US$155 millones.
En el presupuesto (de la Fuerza Armada hondureña) no va incluido, lo que se va a recaudar de la tasa de seguridad, porque todo se maneja por separado, ingresa a las cajas del Estado y se transfiere a un fideicomiso para ser manejado, dijo el funcionario.
La mayoría de los fondos aprobados por el Congreso hondureño este año van destinados a la rama de infantería de la Fuerza Armada hondureña, identificada por Finanzas como Ejército, con un poco más de 1.200 millones de lempiras o casi US$64 millones, lo que representa un poco más de la tercera parte del presupuesto total de US$155 millones.
Estos fondos para infantería estarán destinados para cubrir su operación completa, para todas sus áreas y actividades durante el año, pero también para apoyar las labores de seguridad con la Policía de Honduras. De esa manera, alrededor de 242 millones de lempiras, cerca de US$13 millones, servirán para apoyar, según Finanzas, a la Policía Nacional con recursos humanos y logísticos, a fin de garantizar la paz y la seguridad nacional en el espacio terrestre, de Honduras.
Alrededor de 363 millones de lempiras más, unos US$19 millones, serán dirigidos para cumplir la defensa de la soberanía e integridad del territorio nacional en el espacio terrestre, como también para contrarrestar el narcotráfico, terrorismo, tráfico de armas y crimen organizado. Si bien las otras fuerzas armadas de la zona, tanto Guatemala como Nicaragua, ya que Costa Rica y Panamá no cuentan con defensa militar, no han anunciado reactivación de equipos antiguos como sus vecinos, pero cuentan con otras opciones de obtención de equipos nuevos.
Nicaragua cuenta con la asistencia rusa, de donde se le reforzará este año y los siguientes para el área médica militar, pero el presidente Daniel Ortega declaró el año pasado que también hay necesidad de renovación de su flota aérea y se buscará a corto o mediano plazo.
Por su parte, Guatemala se encuentra revisando un préstamo y un posible impuesto al sector turismo, iniciativas heredadas de la administración de Álvaro Colom, para financiar un moderno sistema C4i, que incluiría radares y aeronaves Súper Tucano, entre otros equipos.Como quiera que se vea, cada país busca adecuarse a las nuevas exigencias a sus efectivos militares, para hacerle frente, según sus respectivas realidades presupuestarias, a las amenazas del crimen organizado y narcotráfico.