India tiene todos los indicadores para posicionarse dentro de dos décadas en el tercer actor económico global más relevante, por detrás de Estados Unidos y de China. Asimismo, se convertirá en el país más joven del mundo, con una edad media de la población de 29 años, es decir, una franja demográfica de 464 millones de personas. Si dos de los elementos clave para comprender la dimensión geopolítica son espacio y demografía, esta prospectiva manifiesta el interés estratégico por la denominada 'nación-continente'. Faltaría por consolidar su presencia global si lograra un puesto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, una pretensión que salvo alteración grave del orden internacional, no se va a producir. Toda gran potencia necesita desarrollar una política de seguridad y en el caso de India no se ha hecho esperar.
Nueva Delhi ha puesto en marcha un programa orientado a desarrollar su industria de defensa, con todo su potencial, denominado Make in India. El escenario es favorable, pues el país crece por encima del 7% y ha logrado sujetar la inflación y el déficit fiscal. En paralelo, su nueva política exterior se dobla hacia Oriente y Occidente, bajo el criterio de act East, look West. La iniciativa señalada busca atraer la inversión extranjera para, mediante proyectos win-win, poder generar capacidades propias aeroespaciales y de defensa.
La oferta comercial desea contar con empresas para implementar proyectos centrados en transferencias de tecnología y orientados a sectores críticos. La ventaja competitiva para los procesos de fabricación sería reducir los costes en productos altamente sofisticados, en actividades aeroespaciales nicho. Esta política pública viene avalada por una inversión de 5.000 millones de dólares y está planificada en una agenda de cinco años
Conviene señalar que India cuenta con un arsenal nuclear compuesto por misiles balísticos de corto y medio alcance, aviones con capacidad nuclear y buques de superficie. El reto es completar estas capacidades con un submarino operativo de misiles balísticos. Compartir frontera con China supone competir con un vecino que, además de ser potencia nuclear y de manifestar un expansionismo naval y territorial, ha logrado una presencia global comercial con su etiqueta Made in China. Además, el corredor económico China-Pakistán es la nueva ruta comercial que Pekín ha abierto con su gran rival histórico para facilitar, vía Cachemira, el acceso a las energías fósiles de Oriente Próximo y África. El aumento del presupuesto de defensa, como luego veremos, tiene aquí uno de sus argumentos.
A pesar de disponer de un amplio catálogo de empresas nacionales adscritas a estas actividades, el deseo de India poder desarrollar plataformas aeroespaciales y de defensa propias es, a día de hoy, inviable. Y la razón es muy sencilla: la dependencia de proveedores extranjeros en tecnologías críticas sigue siendo elevada. A pesar de ello, el gobierno se ha planteado el reto de alcanzar pedidos por un importe de 50.000 US$ en quince años, en fabricación de helicópteros, cazas, aviones de transporte, RPAS, guerra electrónica y sistemas de misiles, entre otros. Esto hace que sea objeto de interés por parte de las grandes corporaciones industriales para buscar alianzas, y que los Estados vean en esta decisión un argumento para ser traducido en términos de oportunidad.
A día de hoy, las capacidades aeronáuticas indias pueden ofrecer ingeniería de diseño, estructuras, ensamblaje y fabricación de componentes, así como explosivos, radar, y sistemas de comunicaciones, mando y control. Pero falta, sin embargo, la configuración de grandes consorcios orientados a la consecución completa de programas terrestres, aeroespaciales y navales más ambiciosos, y que son los que marcan la diferencia.
El precio no puede ser un factor determinante y habrá que ver el margen de maniobra que se le ofrece a las compañías privadas para atraer su inversión y lograr beneficios. Poder superar el 60% de la participación en programas sería una cifra óptima, así como apostar por la integración en sistemas complejos. Si algo tienen en común los programas de defensa y aeroespaciales es la complejidad y la necesidad del largo plazo. Ese es, además, un requerimiento necesario para superar la falta de experiencia de la industria india, y para poder pasar de la transferencia de tecnología a crear un I+D+i propio.
En este contexto, cabe señalar la reciente visita a España del primer ministro de la India, Narendra Modi, un hecho que no se repetía desde hacía tres décadas, y que ha sido el punto de partida de su gira europea. El objetivo, según comunicado oficial, ha sido buscar reforzar "significativamente" los lazos económicos ente los dos países. En materia de seguridad el interés se ha centrado en la lucha contra el terrorismo y la ciberseguridad. Inversiones y vínculos comerciales tendrán la mirada puesta en Make in India, ya que España es el decimosegundo país que más invierte en el país asiático.