La industria latinoamericana apostó este año por el crecimiento para dar portazo a la crisis

Latinoamérica ha cerrado un 2017 de transición hacia el final de la crisis económica. Las empresas locales han apostado por crecer y lo han conseguido, principalmente los astilleros, aunque lo han hecho sin grandes titulares. La crisis comienza a quedar atrás y, aunque los grandes proyectos siguen paralizados, muchos pequeños programas han podido desbloquearse y ponerse en marcha y muchos de los iniciados en años anteriores han registrado hitos o incluso se han podido culminar. No ha sido un mal año, si bien las ambiciosas expectativas que se presentaban a finales del año pasado no se han cumplido demasiado. Las ansiadas PES de Colombia o las patrulleras uruguayas siguen sólo en el papel y lo mismo ocurre con los grandes programas navales brasileños. No obstante, no todo han sido planes paralizados y retirada de presupuestos.

Un buen ejemplo es Perú, la actual administración no ha puesto en marcha ningún proyecto propio, pero la dinámica heredada, tan importante en los programas de defensa por su amplia extensión temporal, ha llevado al país el cuarto Spartan y el submarino BAP Chicana, entre otros proyectos que SIMA ha puesto en marcha posicionándose como una de las grandes empresas de la región.

En Argentina, la mejor noticia del año fue la rehabilitación del Almirante Irízar y el empuje dado por el Gobierno a la industria aeronáutica nacional a través de Fadea aunque, desgraciadamente, la desaparición del ARA San Juan ha sido lo más relevante del año por su repercusión social y mediática. El país lucha por salir de la crisis económica y el peso de la industria de defensa no es una prioridad en ese proceso, pero tampoco se ha dejado totalmente de lado y cuenta como un apoyo más para conseguir el objetivo financiero global.

Venezuela ha pasado un 2017 concentrada en modernizar su material, como los diez helicópteros de ataque MI-35M2 actualizados en Rusia o los centros de mantenimiento inaugurados en la segunda mitad del año. El país está poniendo al día todo su material a falta de grandes inversiones en planes de adquisición.

Para Uruguay ha sido un año triste con la muerte de cuatro pilotos en dos accidentes y muy gris en lo industrial con la baja de los Pucara. El país ha pasado 12 meses adjudicando pequeños contratos de mantenimiento y adquisiciones de pequeña cuantía para unas Fuerzas Armadas mal dotadas y con importantes carencias, entre ellas los ansiados patrulleros tan demandados por la Marina.

Chile sin embargo ha vivido hitos importantes, como la modernización fragatas tipo 23, la llegada de los misiles Exocet MM-40 Block 3 y el arribo de nuevos lotes de camiones camiones de los programas Alfil y Cahuelmó. Chile ha sido uno de los países que más ha trabajado en mantener su material al día.

En México todo el año ha girado en torno a las renovaciones de material efectuadas por la Armada. Los numerosos accidentes registrados por la Fuerza Aérea empañaron la adquisición de helicópteros de Airbus y la cada vez mayor militarización del país, con la aprobación por el Senado de la Ley de Seguridad Ciudadana y la concesión de la Autoridad Marítima Nacional a la Armada. El sector espera que estos cambios legislativos den por fin un objetivo claro a las Fuerzas Armadas y una regulación que les permita hacer planes de futuro e incorporar los programas de desarrollo y adquisición necesarios para llevarlos a cabo.

En Colombia, el año ha terminado marcado por un esfuerzo generalizado en lograr no solo la independencia económica, sino por su apuesta por la exportación para convertirse en un referente industrial regional. Todo esto, por supuesto, en el marco del proceso de paz. Lo más destacado en el plano industrial es sin duda la aportación del astillero estatal Cotecmar al mercado regional. La empresa no solo ha conseguido desarrollar modelos propios al nivel de los grandes astilleros, como el OPV 93, sino que ha empezado a regionalizarse con la venta realizada a Honduras y las posibilidades abiertas en Perú y Paraguay.

En Brasil, mientras que en la Marina los recortes se extendían en casi todos los proyectos, Saab y Embraer inauguraban el centro de desarrollo del Gripen. La noticia que más ha afectado a las Fuerzas Armadas es el fin de la Minustah, que ha obligado a modificar planes y expectativas de necesidades de material. Para la industrial una de las noticias más esperadas del año fue el lanzamiento de la RFP del programa Tamandaré.

En Bolivia, lo más relevante del año han sido las declaraciones de intenciones de su presidente, Evo Morales, por modernizar las Fuerzas Armadas con nuevos planes de adquisicones de material y ampliaciones presupuestarias. Además de esto, y por lo que de sentimental tiene, este año se despidieron los últimos T-33 que quedaban en servicio en todo el mundo.

Ecuador, por su parte, destacó este año como el principal comprador de material de defensa a España, y por la presentación de su nueva Damen 5009 Isla de San Cristóbal, entre otras adquisiciones.

En Centroamérica, el año ha pasado entre acuerdos de colaboración para luchar contra el narcotráfico, como la activación de la fuerza Morazán-Sandino entre Honduras y Nicaragua. Aparte, de esto, ha habido procesos de compra de material importantes con el mismo fin antinarcotráfico, por ejemplo, Costa Rica amplió su red de radares. Estos procesos llevaron a cierta tensión en la zona hasta el punto que, por ejemplo, el presidente de Hoduras tuvo que salir a la palestra a explicar los motivos del fortalecimiento de su Fuerza Naval, tras la compra a la colombiana Cotecmar de un buque y su pronunciamiento sobre la adquisición de alguno más.