La OTAN da un nuevo toque de atención a España por no invertir en defensa

La OTAN le ha dado un nuevo tirón de orejas a España por no invertir lo pactado en defensa. Una comisión integrada por 20 técnicos de la Alianza visitó España el viernes pasado para conocer el desarrollo del plan financiero del nuevo planeamiento de defensa. La valoración no fue demasiado buena y la OTAN puso sobre la mesa dos problemas: la insuficiente reposición de material en las operaciones, por ejemplo munición, y la falta de inversión en adiestramiento.

Según explicó ayer en el Foro Aesmide 2017 el jefe de la División de Planes del Estado Mayor Conjunto (Emacon), contraalmirante Benigno González-Aller, “nos pusieron pegas por no aportar recursos financieros suficientes”. Esa falta de recursos en defensa fue el eje principal de la conferencia que el contraalmirante ofreció bajo el epígrafe Planeamiento de capacidades militares. En la ponencia, González-Aller explicó los cambios en la nueva normativa y llamó la atención del Gobierno central sobre la importancia de cumplir con los compromisos financieros adquiridos con las Fuerzas Armadas, la Unión Europea y la OTAN.

El Foro Aesmide 2017 reunió ayer en el hotel Wellington de Madrid a responsables de la Administración pública, de las Fuerzas Armadas y de la industria de defensa en un debate que no solo tocó la defensa, si bien fue el tema central del ciclo. Los ponentes del ciclo Inversión, contratación pública y empresa: analizando el presente, mirando el futuro fueron, además del contraalmirante, que habló en segundo lugar, el secretario de estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, Julio Gómez-Pomar Rodríguez, que abrió el debate con la charla Inversión y contratación en el Ministerio de Fomento; el director general de Política Comercial y Competitividad de la Secretaria de Estado de Comercio, Antonio García Rebollar, que habló de El apoyo a la empresa en los nuevos escenarios económico-políticos; y el director general de Patrimonio del Estado, Juan Antonio Martínez Menéndez, cuya charla versó sobre La nueva ley de contratos del sector público, aprobada la semana pasada. La jornada fue clausurada por el Ministro de Justicia, Rafael Catalá, y por el presidente de Aesmide, Gerardo Sánchez Revenga, que también fue el encargado de abrir el evento.

"No necesisamos solo cariño, también inversión"

De todos los ponentes sin duda el más reivindicativo y didáctico, incluso acompañó su exposición de gráficos para que todo quedara claro, fue González-Aller. El contraalmirante inició la ponencia con una frase que dejaba claras sus intenciones: “Recibimos mucho cariño, pero no solo necesitamos cariño, necesitamos apoyo económico. Esta institución está mal financiada y por eso estamos en estos foros, para que se nos conozca más”.

Con el fin de buscar diferencias con las que explicar los nuevos cambios, el militar echó la vista atrás y encontró una comparación con la que pudo resumir la nueva normativa: “Hasta ahora lo militares hacíamos una propuesta al Ministerio que era como una carta a los Reyes Magos porque nunca se podía satisfacer. En el nuevo planeamiento contamos con una previsión de recursos para que el resultado del proceso sea aplicable”.

El proceso al que se refiere el contraalmirante, el planeamiento de defensa, tiene tras esta nueva revisión un carácter cíclico de seis años de duración, lo que pretende darle más estabilidad. Los dos primeros años son de planeamiento y los seis siguientes de ejecución, por lo que el siguiente ciclo comenzará dos años antes de que termine el anterior. Esto aleja el proceso de los cambios de Gobierno, que son cada cuatro años, e incluso de los planeamientos de la OTAN, que también son cada cuatro años.

Un quiebro a la burocracia política

El sistema es, a priori, sencillo. Primero se establece una guía política desde el Gobierno que empieza con la directiva de defensa nacional que parte del presidente. A continuación se establece la directiva política de defensa que promulga el ministro. Son los dos instrumentos políticos que marcan las directrices, pero no el inicio del proceso. El motivo es que puede ocurrir que la parte política no haga su trabajo, como en la actualidad, que no se han renovado esos instrumentos y los que hay datan de 2012.

En realidad todo comienza cuando la parte militar, encabezada por el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) determinar cuáles son los escenarios posibles y se establece tanto cómo hay que enfrentarlos como qué capacidades hacen falta para ello. Eso se pone en relación con la previsión de recursos del Ministerio por dos vías, la del secretario de estado de Defensa (Sedef), que establece cuánto dinero hay, y la del subsecretario de Defensa (Subdef), que determina las necesidades del personal. La industria entra en juego en el punto en el que la parte militar establece el problema y dirime cómo solucionarlo, y lo hace aportando soluciones reales y asumibles.

Una lista de prioridades peligrosa

El fin último de toda esta puesta en común de necesidades y recursos es establecer una lista de prioridades que cubrir con el dinero que hay. Y aquí es donde puede haber problemas, ya que el establecimiento de prioridades debe hilar muy fino. Si hay 300 propuestas en la lista y el dinero llega hasta la 200 no puede ser que la 201, que ya no tiene fondos, complemente por ejemplo a la 199. Esto podría pasar porque en esa lista no solo van adquisiciones de material, sino planes de mantenimiento, infraestructuras, etc. Y eso es lo que más preocupa en las Fuerzas Armadas.