El Gobierno australiano ha confirmado este miércoles la elección del arma guiada anticarro Spike LR2 de Rafael para dotar a sus blindados 8x8 Boxer. El encargado de oficializar esta elección ha sido el Ministro de Defensa, Hon Christopher Pyne, y lo ha hecho unos días después de la firma del contrato definitivo de compra de 211 blindados Boxer la semana pasada.
Infodefensa.com ya recogió a principios de junio que los futuros vehículos Boxer, encargados a Rheinmetall, equiparán los sistemas de misiles guiados anticarro (ATGM) Spike LR2, de la compañía israelí Rafael. Las armas serán suministradas por Varley Rafael Australia (VRA), la empresa conjunta creada por Rafael y el grupo australiano de fabricación e ingeniería Varley.
Rafael se asoció el año pasado con el grupo Varley para atender el entonces posible suministro de Spike LR2. La alianza pasa por la construcción de la mano de Varley de una planta de fabricación en el país en la que se producirá el material. Estas nuevas instalaciones de Varley y Rafael en Australia, que se levantarán en un lugar aún indeterminado, serán las primeras en fabricar el Spike LR2 fuera de Israel.
Los Boxer, equipados con los sistemas antitanque Spike LR2, sustituirán a los blindados ASLAV, unos 8x8 basados en el LAV de GDLS (General Dynamics Land Systems), que operan actualmente las fuerzas terrestres del país.
El arma ganadora
Fuentes del Departamento de Defensa australiano revelaron que incluso en caso de que el blindado elegido no hubiese sido el Boxer de Rheinmetall, sino el otro candidato elegido para la fase final del concurso, el AMV35 presentado por la británica BAE Systems junto a la finlandesa Patria y la sueca Saab, también se le hubiese dotado de Spike LR2.
El primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, anunció el pasado marzo la elección, dentro del programa Land 400, del vehículo Boxer de la compañía alemana Rheinmetall para dotar al Ejército del país de 211 nuevos vehículos 8x8 de reconocimiento de combate (CRV, por sus siglas en inglés).
Este programa es el mayor emprendido en toda la historia de las fuerzas terrestres australianas. Su coste se estima en 5.200 millones de dólares australianos (3.300 millones de euros). Si a esa cantidad se le suman los gastos de mantenimiento de las plataformas durante las próximas décadas de uso, la cifra asciende hasta los 10.200 millones de dólares australianos (más de 6.480 millones de euros), según los cálculos realizados por el Departamento de Defensa del país.