La gira del secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, por Suramérica ha dejado varios mensajes claros: su vocación de fortalecer los vínculos con la región, su preocupación por la crisis política, económica y social que atraviesa Venezuela y su advertencia del avance de China en áreas de Defensa en la región.
Durante el viaje por Brasil, Argentina, Chile y Colombia, la semana pasada, el estadounidense mostró en reiteradas ocasiones su preocupación por la expansión del país asiático en Suramérica mediante proyectos relacionados con el sector castrense. Entre ellos, se refirió a la estación espacial que, desde marzo pasado, opera en la provincia de Neuquén, en la Patagonia argentina.
Las instalaciones –que básicamente consisten en una antena gigante de 48 metros de altura, 35 de diámetro y 450 toneladas- están valoradas en 50 millones de dólares y el Ejército chino tiene derecho a explotarlas por 50 años. Oficialmente, el objetivo de la estación es el control de satélites y las misiones espaciales que se lleven a cabo en la zona.
Sin embargo, desde que se anunció su construcción, numerosos expertos, organizaciones y medios de comunicación locales e internacionales han hecho especial hincapié en que tiene capacidades técnicas que pueden ir más allá y ayudar a recabar datos de la región, una teoría que cobra fuerza por el hecho de que la negociación del proyecto fue secreta.
La estación volvió a un primer plano la pasada semana con la visita de Mattis. Según publicó Diálogo, revista digital del Comando Sur de Estados Unidos, ante un grupo de estudiantes militares en Río de Janeiro, este pidió defender los intereses del país norteamericano en el espacio frente a las capacidades de ataque de China y Rusia. En ese sentido, hizo referencia al suceso ocurrido en 2007, cuando China destruyó con un misil uno de sus satélites.
“Entendemos el mensaje que enviaba China, de que el país tiene la capacidad de eliminar un satélite en el espacio (…). No tenemos la intención de militarizar el espacio. Sin embargo, si es necesario nos defenderemos”, señaló antes de destacar que el país asiático “está destruyendo la confianza de los países del área con su fuerte militarización”.
La vocación de Estados Unidos de fortalecer los vínculos con América Latina y, en especial, con Argentina, no es nueva. Desde la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia en diciembre de 2015, el país ha mostrado en varias ocasiones su vocación de recuperar una relación que había quedado paralizada durante el kirchnerismo.
El pasado junio, se hizo público que, a petición del Gobierno de Neuquén, el Departamento de Defensa de EEUU va a financiar con 1,3 millones de dólares un Centro de Operación y Coordinación ante Emergencias en dicha zona.
La noticia provocó una fuerte polémica en el país austral, después de que organizaciones y partidos de izquierda advirtieran de que el proyecto es una excusa para que Estados Unidos aumente su influencia militar en la región y controle los recursos. Sin embargo, las autoridades diplomáticas aseguraron que estará dirigido exclusivamente a prestar ayuda humanitaria ante catástrofes naturales.