El sueño chino de contar con una flota completa de submarinos (hasta media docena, según distintas fuentes) se está convirtiendo en realidad. El país inició el año que acaba de terminar la construcción de su tercera unidad. El nuevo buque estará equipado con un “sistema de lanzamiento de alta tecnología”, de acuerdo con fuentes del Ejército Popular de Liberación, como se denominan las Fuerzas Armadas del país.
La construcción del nuevo portaaviones será más complicada que la del anterior, que fue el primero fabricado por China en su historia. Las fuentes estiman dos años para completar el nuevo casco, mientras que la Armada continúa formando a más pilotos de combate para que puedan operar desde los nuevos portaaviones, informa el periódico local South China Morning Post.
Algunas fuentes ya adelantaron el año pasado que Pekín llevaba meses construyendo un tercer portaviones en Shanghai, y que se esperaba que fuese dotado de sistemas de catapultas, lo que confirma la información revelada ahora. Hace unos meses trascendió también que los futuros portaaviones chinos contarán con catapultas de despegue, un sistema más complejo que el ski-jump ramp con el que están dotado los actuales, y que permite acortar el espacio de despegue y liberar así hueco para incluir más aviones y facilitar el uso de aeronaves con más capacidades.
El pasado noviembre Infodefensa publicó que los ingenieros chinos ya han comenzado a ensayar incluso con catapultas electromagnéticas de despegue. Se trata de un sistema más avanzado y similar al empleado por Estados Unidos en sus nuevos portaaviones de la clase Gerald Ford, cuya primera unidad, el CVN-78 Gerald R. Ford, inició sus pruebas de mar el pasado abril.
El contralmirante de la Armada china Yin Zhuo reveló que ya se han ensayado “miles de despegues” de aviones de combate J-15 empleando la nueva catapulta electromagnética. Zhuo aseguró que el sistema desarrollado por China puede superar al empleado por Estados Unidos, conocido por las siglas Emals.
Los planes del gigante asiático, según distintos medios, pasan por la creación de una flota de entre cuatro y seis portaviones con la que incrementar su poder naval y proteger sus intereses en los mares Este de China y Sur de China. Algunos especialistas han señalado incluso que el país trata de adquirir experiencia en la construcción de este tipo de naves convencionales para en una segunda fase poder desarrollar sus propios portaviones nucleares.
De momento, la industria China ya ha botado su primer portaaviones de construcción propia. El pasado abril fue bautizado el Shandong, un buque de 50.000 toneladas de desplazamiento que comenzará a operar previsiblemente en 2020 y que el próximo febrero tiene previsto iniciar sus primeras pruebas de mar, según información no oficial recogida por el diario chino Global Times.
Esta segunda nave, del conocido como Tipo OO1A, se sumará cuando comience a operar al Liaoning, un portaaviones de 67.000 toneladas a plena carga y con 300 metros de eslora con el que Pekín ya cuenta desde 2012, tras adquirirlo a Ucrania, que contaba con él por tratarse de una unidad de la antigua clase soviética Almirante Kuznetsov.