La Armada de Chile y la Armada Argentina se unen en un esfuerzo mancomunado para proteger la vida humana y el ecosistema antártico más allá del paralelo 60°. Una nueva edición de la Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC) renueva los votos de amistad, compromiso y responsabilidad en el mar.
Al llegar noviembre, con los primeros atisbos de temperaturas cálidas, las instituciones materializan un operativo combinado que no hace más que dar cuenta de un compromiso común entre ambas naciones. Compromiso por la salvaguarda de la vida en el mar, el cuidado del medio ambiente y la preservación del continente antártico. La PANC es el despliegue operativo de unidades navales que, desde 1998, da cumplimiento con lo establecido en el Convenio Internacional sobre Búsqueda y Salvamento Marítimo (1979).
El área de responsabilidad común se encuentra comprendida al sur del paralelo 60º S, entre los meridianos 10º W y 131º W. Las actividades están bajo la conducción de la Comandancia en Jefe de la Tercera Zona Naval de la Armada de Chile (Terzona), con asiento en Punta Arenas, y del Comando del Área Naval Austral (Anau) de la Armada Argentina, situado en Ushuaia. Dos instituciones -dos países- unidos por objetivos comunes: afianzar la confianza mutua, promover el intercambio profesional y ejercer acciones combinadas tendientes a brindar seguridad a la navegación y conservación del medio ambiente.
El capitán de corbeta Felipe Gorigoitía, comandante del remolcador de flota chileno ATF-67 Lautaro, vivió por vez primera la experiencia de ser comandante de una unidad antártica durante el verano 2019/2020, estando actualmente desplegado en su segunda PANC. “Esta fue mi primera vez como comandante de un buque antártico, ya que mi mando anterior fue en el área de Chiloé. Sin lugar a dudas, comandar un buque antártico es una tremenda aventura, desafío y responsabilidad. Todo comienza con estudio y preparación que, sumado a las experiencias de los comandantes anteriores y a la asesoría de los especialistas de la dotación, permiten cumplir exitosamente con las tareas dispuestas", detalla.
Gorigoitía explica que el principal desafío "es poder analizar correctamente todos los factores en juego para poder cumplir la misión, controlando y mitigando todos los riesgos que conlleva el clima más hostil del mundo y encontrándose siempre disponible para poder socorrer a personas y embarcaciones en peligro, acudiendo en forma rápida y segura ante cualquier emergencia”.
“Todas las experiencias que uno tiene como comandante son distintas y dependen de varios factores, por lo que no hay mejores ni peores. Sin embargo, el factor diferenciador es la inclemencia y variabilidad de la meteorología, que somete a la dotación y al material a las más rigurosas exigencias, sacando lo mejor del trabajo en equipo, la capacidad técnica y del espíritu del buque para superar la adversidad”, asegura.
A su vez, el capitán de corbeta señala que otra de las dificultades para la navegación es la gran cantidad de hielos a la deriva que deben ser esquivados, estando siempre el riesgo de quedar atrapados, sufrir una avería o no poder avanzar. "Decisiones que parecen simples como bajar una embarcación, deber ser analizadas rigurosamente ya que pueden llegar a costar la vida de una persona”, sostiene.
“La PANC tiene gran utilidad para todos los países, científicos y visitantes del continente blanco, ya que permite contar con un buque de servicio antártico permanente y desplegado para atender cualquier emergencia que ocurra, en directa protección de la vida humana y cuidado del medio ambiente, marcando además la presencia y el trabajo combinado de dos países hermanos que poseen una amplia y reconocida vocación antártica. Adicionalmente, a nivel de las Armadas, la PANC permite incrementar la amistad, confianza e interoperabilidad entre ambas instituciones, desplegando los medios con eficiencia y trabajando unidos ante desafíos e intereses comunes”, finaliza.
Un compromiso conjunto
El capitán de fragata Jorge Minoletti es el comandante del patrullero oceánico OPV-83 Marinero Fuentealba, unidad que también es parte de la PANC. En cuanto a los desafíos que conlleva la comandancia en una embarcación antártica, Minoletti comenta que “el principal desafío de un comandante siempre está en liderar a su dotación, y en este caso particular a una dotación altamente capacitada en un ambiente hostil, cambiante y que exige el mayor estado de alerta y de alistamiento para enfrentar con seguridad y éxito todas las tareas que se nos demande”.
El comandante Minoletti es un convencido de que todas las actividades de interacción tanto con la Armada Argentina como con Armadas de otros países son oportunidades para estrechar lazos, acrecentar las confianzas y mejorar la coordinación y comunicación. “En particular, la PANC ha demostrado en el tiempo cómo la Armada Argentina y la Armada de Chile pueden coordinar, planificar y ejecutar en base a la confianza mutua una operación combinada exitosa en el tiempo y que va en directo beneficio no sólo de la comunidad científica y turística internacional, sino de la Antártica como tal, dejando de manifiesto el compromiso con una Antártica segura, limpia y abierta para todo aquel que cumpla con los protocolos”, comenta.
La PANC cumplen con distintos roles en desarrollar actividades en áreas de Seguridad Marítima, Intereses Marítimos, Contribución al Desarrollo Nacional y Accionar del Estado y Cooperación Internacional, siendo parte del esfuerzo de la Armada de Chile desplegada en el territorio antártico.