Venezuela, una Armada en apuros 1
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Venezuela, una Armada en apuros 1

Patrulleros Independencia y Constitución. Foto: Astinave.
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Andrea Guidugli ha sido gerente regional de OTO Melara para Latinoamérica, Caribe y España y en esta serie de cuatro análisis, de la que a continuación se reproduce la primera entrega, realiza un repaso sobre la actualidad operariva de la Armada de Venezuela.

Venezuela ha sido uno de mis países favoritos desde los años 80 del siglo pasado, cuando empecé a cruzar el Atlántico, deseando incluso en algún momento mudarme a ese espectacular país caribeño poblado por gente alegre y amable. Un país prospero que crecía y hacía crecer la riqueza de su pueblo. Con el pasar de los años la situación ha cambiado de manera dramática. Venezuela ya no es el casi paraíso que recuerdo.

De todos modos, muy crudamente, infodefensa trata de temas militares y de esto tenemos que reportar. La situación desastrosa que a diario pesa sobre los venezolanos se refleja también en sus Fuerzas Armadas. Uno de los puntos claves, a pesar de los presupuestos existentes o disponibles solo para comprar en países “amigos”, son las sanciones impuestas por EEUU y Europa al país caribeño, lo que en la actualidad hace casi que imposible exportar cualquier tipo de material de armamento a Venezuela. Esto ha influido e influye en el mantenimiento, reparación y modernización de los equipos y de los aparatos. Adicionalmente tenemos que tener presente que desde los tiempos de Hugo Chávez, Venezuela se ha convertido en uno de los principales clientes de armamentos rusos y chinos. Hay que destacar que, a pesar de todo lo que ha pasado y de lo que le está pasando, la gloriosa Armada de Venezuela (ARBV) ha sido muy renuente a dotar a sus buques con sistemas provenientes de esos dos países.

A lo largo de cuatro artículos, de los que este es el primero, realizaremos una radiografía –a grandes rasgos- de la actualidad de la flota de la Armada de la República Bolivariana de Venezuela desde el punto de vista de disponibilidad y operatividad.

Patrulleros clase Constitución y Federación

Empezamos por los buques de guerra más antiguos todavía en servicio, los patrulleros clase Constitución y Federación, basados en la ventosa Punto Fijo que patrullan, cuando pueden, esa zona del Caribe. Construidos en los años 70 del siglo pasado por el astillero Vosper Thornycroft de Portsmouth, Inglaterra, entraron en servicio en el 1975. Ya tienen 49 años, un tiempo incompatible con la tecnología moderna y con la edad media de un navío, pero allí están y por lo tanto tenemos que analizarlos.

Son patrulleros rápidos (alcanzan una velocidad de 31 nudos), miden 37 metros de eslora, con un desplazamiento de 150 toneladas. Se distinguen por propósitos operativos diferentes: los de la clase Federación son misilisticos y aquellos de la clase Constitución son cañoneros. Entre 1992 y 1995 fueron modernizados sus sistemas de armas, combate y comunicaciones, se reemplazaron los montajes Bofors de 40mm por un cañón Breda Meccanica Bresciana (ahora Leonardo S.p.A.) Compacto AA de 30mm, como también se hicieron modificaciones para poder disparar los misiles Otomat Mk2 en lugar de los más antiguos Otomat Mk 1. En los años entre 2000 y 2002 fueron remotorizados, siendo bautizados con los nombres: Constitución (PC-11), Federación (PC-12), Independencia (PC-13), Libertad (PC-14), Patria (PC-15) y Victoria (PC-16).

En la actualidad se encuentran operativas pero sin capacidad misilistica, ya que los sistemas de lanzamiento no funcionan y los misiles Otomat, sacando las cuentas de los años, deberían encontrarse con todas sus cargas píricas vencidas y sin capacidad de artillería en cuanto los cañones de 76/62 se encuentran inoperativos por falta de repuestos. Al mismo tiempo existen severas deficiencias de repuestos para los mantenimientos preventivos y correctivos de los motores y generadores MTU 16V 396.

El contrato mediante el cual se administraba la modernización de estos buques, el CGA-Comnalo-031, fue objeto de un gran escándalo en Venezuela: el famoso Caso Samana. El Estado venezolano, a través del Ministerio de la Defensa, suscribió un contrato de obras con el objeto de modernizar la seis lanchas patrulleras y el pago de tal servicio se haría a través de 48 pagarés.

En el Ministerio de Hacienda se recibieron varios faxes en los que se solicitaba el pago de algunos pagarés vencidos por un monto de 9.479.880 dólares. Tal monto se depositó el 23 de enero de 1995 en un banco de Nueva York, en una cuenta perteneciente a la empresa extranjera Samana Int, según las instrucciones del último fax recibido. El problema fue que la empresa Samana Int no era la titular del contrato. El paradero de esos nueve millones de dólares todavía no se conoce exactamente.

Fragatas clase Mariscal Sucre

La clase Lupo es una fragata construida por Cantieri Navali Riuniti (CNR), ahora Fincantieri, para la Marina Militar Italiana. Diseñada como un buque de guerra multipropósito con énfasis en guerra antisubmarina, ha obtenido cierto éxito en el mercado de exportación, siendo adquiridas por las Armadas de Perú y Venezuela.

Venezuela ordenó a CNR seis clase Lupo en 1975 y fueron bautizadas como F-21 (Mariscal Sucre), F-22 (Almirante Brión), F-23 (General Urdaneta), F-24 (General Soublette), F-25 (General Salóm) y F-26 (Almirante Garcia). Estas unidades fueron comisionadas entre 1980 y 1982. En términos generales, su apariencia y equipamiento es similar a las construidas para Perú, excepto por algunas diferencias en la electrónica. Las primeras dos unidades, ARV Mariscal Sucre (F-21) y ARV Almirante Brión (F-22), fueron repotenciadas en Estados Unidos a lo largo de un período de cuatro años (1998–2002). Entre las modificaciones incluye nuevos motores diésel MTU 1163, nuevos radares y un nuevo sonar, así como varios sistemas electrónicos nuevos. La modernización fue un pequeño desastre, pues se equivocó la posición del nuevo radar tridimensional, que puesto detrás de la chimenea se quemó. Se equivocó también la posición del eje motor, con consecuencias en la estabilidad de la navegación, resultando en vibraciones excesivas que no permitían al buque de alcanzar su velocidad máxima de crucero. Estos, entre otros problemas que se evidenciaron en los años siguientes.

En la actualidad, las únicas unidades de esta clase que aún se encuentran a flote son las dos primeras (F-21 y F-22). Sin embargo, por severos problemas de propulsión que afectan a ambas naves, la única que puede navegar es la F-22, ya que los de la F-21 no le permiten de salir a la mar. Los motores propulsores MTU necesitan de mantenimientos correctivos requeridos y mandatorios por la empresa fabricante, pero la falta de presupuestos y posiblemente el embargo internacional impide poder arreglar las averías.

La fragata F-23 fue devastada por un incendio en el mes de octubre del 2005 (se ha voceado por cierto tiempo que fue provocado por intervención humana, es decir, ningún error o causas técnicas). En realidad solo la parte del casco quedó muy dañada, mientras la parte de sistemas de armas resultó prácticamente intacta. De todos modos, el buque no volvió a navegar y ha sido condenado a oxidarse en un dique que si casualmente pasáis por Dianca podéis ver sin vergüenza.

Estimamos que todos los sistemas de armas de estas unidades se encuentren inoperativos, tanto de artillería como misilisticos.

Todos los sistemas de lanzamiento Teseo, al igual que los misiles Otomat, se encuentran no disponibles.

Los dos buques no disponen de ningún radar, solo se cuenta con el radar de navegación, pero no hay sonar para poder realizar alguna operación, por lo que entonces la Armada no cuenta con capacidad de detección antisubmarina.

Aparentemente, luego de haber adquirido los nuevos patrulleros de Navantia, se ha decidido que estos buques terminaran de manera tan poco gloriosa su vida operativa.

Continuará el lunes en 'Venezuela, buques varados sin repuestos ni presupuestos (2)'



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