La nueva Estrategia de Seguridad Aeroespacial, aprobada a finales del mes de abril por el Consejo de Seguridad Nacional, pone el foco en la creciente amenaza que representan los misiles balísticos e hipersónicos.
El documento identifica hasta cinco amenazas para el ámbito aeroespacial: conflictos armados, terrorismo, crimen organizado, proliferación de armas de destrucción masiva, espionaje, ciberamenazas; y otros tres desafíos: emergencias y catástrofes, epidemias y pandemias, y contaminación atmosférica y acústica.
En el apartado de los conflictos armados, el Gobierno alerta de que “los misiles balísticos e hipersónicos constituyen una de las amenazas que más preocupa a la comunidad internacional”, debido a la “posibilidad creciente de que determinados actores estatales y no estatales accedan a la tecnología necesaria para su desarrollo”.
Para hace frente a esta situación, el informe afirma que son necesarias “importantes” capacidades de inteligencia y mando y control y, sobre todo, medios adecuados, que permitan “establece actuaciones para combatirla de una forma eficaz, tanto de forma autónoma como en colaboración con socios y aliados”.
En este contexto, el informe recoge una serie de capacidades aeroespaciales a las que los países deberán hacer frente en caso de conflicto: armamento aire-aire y aire-tierra; misiles balísticos y de crucero, incluidos los hipersónicos; armas de energía radiada; dispositivos disruptores de servicios esenciales (comunicaciones, navegación, control, servicios de posicionamiento, meteorología...); satélites y medios anti-satélite; mecanismos de captura de sistemas aeroespaciales; y ciberataques.
La estrategia también presta atención a los ataques sobre las infraestructuras satelitales. “Cada día se incrementa la probabilidad de que la mayor parte de las naciones, e incluso organizaciones terroristas o criminales, dispongan en el corto-medio plazo de capacidades para neutralizar un satélite”, explica.
Las agresiones, añade, no afectarán tanto a sistemas en órbita sino más bien a los sistema de control terrestre con “el objetivo de suplantar a sus legítimos operadores o, simplemente, de inutilizarlos mediante sistemas de energía dirigida, perturbación electromagnética y ciberataques”.
El Consejo de Seguridad Nacional reúne en la segunda parte del documento un listado de medidas para garantizar la seguridad aérea entre las que destacan el impulso al desarrollo de una capacidad nacional dual de vigilancia y seguimiento del espacio; incrementar y mejorar las capacidades necesarias para hacer frente al empleo de plataformas aéreas en acciones contra la seguridad nacional; y desarrollar la capacidad de inteligencia espacial y la protección de los medios espaciales.
El documento además apuesta por fortalecer la industria aeroespacial nacional para obtener "una mayor autonomía y soberanía, reduciendo la dependencia de terceros países" y desarrollar nuevas herramientas que utilicen los avances tecnológicos como la inteligencia artificial y big data.