El jefe de la División de Planes de la Armada, vicealmirante Enrique Núñez de Prado, aborda en la segunda parte de la entrevista a Infodefensa.com los programas de modernización de las F-100 y de la corbeta europea. También deja claro que la Armada prefiere un avión tripulado de ala fija para reemplazar a los veteranos Harrier -el único modelo que existe en el mercado es el F-35B- y fija como prioridad la capacidad de operar UAV de Clase III a bordo de los buques.
¿Cómo será la modernización de las F100? ¿Qué plazos manejan?
Las fragatas F-100, constituyen la columna vertebral de la Fuerza Naval en defensa contra misiles y aviones, por lo que su modernización es imprescindible para mantener su relevancia tecnológica y capacidad operativa frente a las futuras amenazas. Es un programa que continúa en fase de planeamiento, pero deberá ser una modernización integral, enfocada en actualizar el sistema de combate, sus sensores y su armamento para hacer frente a amenazas más complejas que han ido cobrando importancia desde su entrada en servicio, como la defensa antes misiles balísticos e hipersónicos. Esta modernización extenderá la operatividad de estos buques al menos hasta mediados de la década de los 40 y significará llevar las F-100 a una configuración cercana a las F-110, lo que tiene unas grandes ventajas en eficiencia-coste. Se tratará de un programa relevante que tendrá un impacto muy importante en cuanto a desarrollo tecnológico para todas las empresas del sector, así como en horas de trabajo y creación de empleo.
¿La Armada apuesta por la corbeta europea?
La Armada apuesta decididamente por la European Patrol Corvette (EPC). Este buque jugará un papel esencial en la renovación de nuestra flota de buques de mediano porte con capacidades específicas de vigilancia y disuasión, pero que serán fácilmente adaptables a escenarios de mayor intensidad. La construcción de estas corbetas asegura la incorporación de tecnología de vanguardia, como el empleo de vehículos no tripulados y comunicaciones de última generación, y fortalece la colaboración europea en defensa. El programa EPC refuerza la independencia estratégica de Europa, haciéndola más competitiva en el sector naval y ofreciendo una gran oportunidad de desarrollo a la industria de defensa española. Estas corbetas reemplazarán a los patrulleros clase Serviola a partir de 2030.
El LHD Juan Carlos I entrará pronto en el dique seco, ¿es un contratiempo para la Armada? ¿cuándo estará de nuevo en servicio?
Está previsto que el período de inmovilización del LHD Juan Carlos I para la actualización de su sistema de propulsión comience en julio de 2025. El fin de este período dependerá del estado de avance de las acciones logísticas que se acometan, pero estará operativo previsiblemente en febrero de 2026. Para la Armada, acostumbrada a operar con los ciclos operativos de los buques, no supone un gran contratiempo. Para minimizar el tiempo total de inmovilización, se aprovecha esta actualización de la propulsión para hacer otro tipo de mantenimientos que en condiciones normales habrían provocado otra inmovilización del buque. Así se consigue un mejor balance de días de mar en el ciclo de vida del buque. En ese período, la Armada seguirá cumpliendo con sus compromisos operativos con pequeñas adaptaciones, como la de realizar el segundo despliegue expedicionario Dédalo con dos LPD clase Galicia y la de aprovechar este período sin ala fija embarcada para mejorar el nivel de perfeccionamiento de pilotos navales.
Los cazas Harrier están al final de su vida y el relevo no aparece a la vista, ¿renunciará la Armada a esta capacidad?
El escenario estratégico actual y que se prevé para el futuro refleja la necesidad de disponer de una capacidad de proyección del poder naval sobre tierra. Esta capacidad no se puede concebir sin la Fuerza de Infantería de Marina, sin buques de asalto anfibio y sin apoyo aéreo en profundidad. Para este apoyo aéreo, además de para proporcionar Defensa Aérea desde la mar, el único medio disponible en las plataformas navales que tiene la Armada es el Harrier, que finaliza su vida útil en apenas unos años. Entre el ala fija tripulada y la remotamente tripulada preferimos la primera, porque esta última no ofrece por el momento las mismas capacidades y limitará por tanto la capacidad expedicionaria de la Armada y su capacidad de influir, en situaciones de crisis, sobre lo que ocurre en tierra. No se trata solo de operaciones de proyección del poder naval sobre tierra, sino también de la capacidad de influir entre los países de mayor peso específico del mundo, de pertenecer a un selecto grupo donde se toman las decisiones más importantes en el dominio marítimo.
La Armada también está haciendo un esfuerzo importante en la modernización del Arma Aérea (NH90, MH60R...)
La Flotilla de Aeronaves está atravesando un proceso de profunda trasformación. En un periodo de menos de tres años se ha producido la baja de nuestras flotas de helicópteros más veteranos (SH-3D, H-500 y AB-212). Para renovarlos, se han adquirido helicópteros Airbus H135 Nival, que ya operan desde octubre de 2023 encuadrados en la Duodécima Escuadrilla. Este mismo año, tenemos prevista la incorporación del primer helicóptero Airbus NH-90 MSPT (versión de helitransporte y asalto anfibio), en la nueva Decimocuarta Escuadrilla. Respecto de los SH-60F, esperamos recibir la última pareja en 2025, para completar así los ocho previstos. Para finalizar la secuencia de relevos, esperamos incorporar a la Flotilla de Aeronaves en 2025 el primer MH-60R de los ocho adquiridos. En cuanto a ala fija, una de nuestras prioridades es la renovación de los veteranos Cessna Citation II que operamos desde los años 1980 en misiones de apoyo logístico a unidades desplegadas en zona de operaciones, tanto para movimiento de personal como de repuestos, cuyo relevo se encuentra bastante avanzado y pendiente de algunos detalles. La otra renovación pendiente es la ya mencionada del AV-8B Harrier. Finalmente, seguimos atentamente diversos desarrollos de sistemas no tripulados en todas las clases. Es especialmente prioritaria la capacidad de operar UAV de Clase III desde la cubierta de vuelo de nuestros buques, para lo que estamos valorando las opciones disponibles, tanto en el mercado nacional y europeo, como otras opciones. En todo caso, buscamos la máxima automatización durante el despegue y la toma, una mínima huella logística y la integración en el sistema de combate Scomba.