Los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y Serbia, Aleksander Vučić, han suscrito en Belgrado el acuerdo de venta de una docena de aviones de combate Rafale por parte del primer país al segundo. Esta adquisición, firmada el jueves por 2.700 millones de euros, “forma parte de nuestra autonomía estratégica y la hace más fuerte”, ha afirmado Macron, que califica el acuerdo de “histórico e importante”. La exitosa operación del modelo del fabricante francés Dassault Aviation coincide con el anuncio de otro importante logro para otro caza europeo. El avión JAS 39 Gripen E/F, de Saab, es el elegido por la Real Fuerza Aérea Tailandesa (RTAF) para sustituir.
La elección del Gripen se basa en los elementos comunes y la continuidad que aportan estos aviones respecto a la actual flota de JAS 39 C/D con la que ya cuenta Tailandia, además de otros puntos clave, como la colaboración industrial comprometida. En todo caso, la fuerza aérea tailandesa también se hubiera beneficiado de la continuidad que habría obtenido si el otro candidato, el F-16 Block 70 de la estadounidense Lockheed Martin fuese el elegido, ya que también cuenta con aparatos F-16 A/B en su arsenal.
La RTAF ya incluyó a principios de 2020 la compra de una docena de nuevos aviones de combate en su libro blanco de planes. En él se apunta que la adquisición contemplará dos fases de seis aeronaves cada una. La primera deberá completarse entre los años 2028 y 2031, y la segunda entre 2030 y 2033. Recientemente trascendió que los planes tailandeses contemplan la adquisición de un primer lote de cuatro Gripen.
La elección del avión de combate de la sueca Saab por parte de Bangkok era la esperada, principalmente después de que el mariscal del aire Phanphakdee Phattanakul recomendase a principios de julio la adquisición de este modelo en una comparecencia ante la comisión presupuestaria del Parlamento del país.
Abandono de la dependencia rusa
En cuanto a la venta de aviones Rafale a Serbia, con ella Francia se introduce en un mercado al que tradicionalmente ha suministrado Rusia. Los lazos que Belgrado mantiene con Moscú se plasman en la negativa del primero a sumarse a las sanciones internacionales contra el segundo por la invasión de Ucrania. Se da la circunstancia de que Serbia aspira ahora a ingresar en la Unión Europea, a lo que favorece el abandono de la dependencia de las armas rusas con la que se contribuye con la compra de los Rafale.